Solo
descorrerĂ¡ el velo de ISIS, aquel que tenga valor, alma
y corazĂłn limpio.
Aquel que estĂ¡ movido por el amor incondicional a
la existencia, el respeto
absoluto a cada aparente unidad del
Universo.
No intentes descubrir que hay tras
el velo, SĂ EL VELO"
(El
libro de Maat)
CĂMO CAPTAR LOS ELEMENTOS ETĂRICOS CONTENIDOS EN
EL SOL (1)
Al mirar al sol, nuestra alma toma la forma del
sol
El sol es el origen de todos los planetas, que han salido de
él; por eso podemos
decir que todo lo que existe aquĂ, en la tierra, los
elementos quĂmicos, las sustancias
minerales o vegetales, existe ya en
estado sutil, etérico, en el sol. La cuestión es, pues,
ahora, saber cĂłmo
captar estos elementos, en particular cuando queremos remediar las
enfermedades, las deficiencias. SĂ, porque es preciso que el hombre se
habitĂșe a tomar
lo que le falta en las regiones sutiles. Cuando siempre
buscamos remedios abajo, en el
plano fĂsico, sin hacer ningĂșn esfuerzo para
elevarnos, no ganamos nada en el plano
espiritual: nos volvemos perezosos,
nos apoltronamos, porque lo tenemos todo al
alcance de la mano; ni siquiera
nos desplazamos, llamamos por teléfono o mandamos a
alguien a la farmacia...
Es mucho mĂ¡s provechoso hacer el esfuerzo de remover todo
nuestro ser para
ir a buscar estos elementos, estas quintaesencias, arriba, en el plano
etérico.
La medicina oficial no conoce aĂșn estos elementos etĂ©ricos,
que son a la vez mĂ¡s
sutiles y mĂ¡s eficaces que todos los que ella ha
descubierto hasta ahora. La medicina
piensa actualmente que las glĂ¡ndulas
endocrinas, con sus secreciones, son las que
gobiernan todo el organismo.
No, no son las glĂ¡ndulas endocrinas las que juegan el
papel esencial: son
otros factores, en el plano astral y en el plano mental, los que
gobiernan,
desencadenan y dirigen el funcionamiento de las glĂ¡ndulas endocrinas.
Porque, para que una glĂ¡ndula endocrina secrete demasiado, o demasiado poco,
y
produzca anomalĂas en el organismo, sin duda debe de haber una causa. ¿Y
dĂłnde se
encuentra esta causa? La Ciencia iniciĂ¡tica responde: en el campo
de los pensamientos y
de los sentimientos.
Yo no estoy de acuerdo
con la medicina materialista que cree que la salud del ser
humano depende
exclusivamente de la cantidad de vitaminas o de hormonas que
absorbe. En
realidad, existen en los planos astral y mental otros factores mĂ¡s poderosos
que excitan o perturban el organismo, y es ahĂ donde hay que armonizarlo
todo y
ponerlo todo a punto, en vez de ocuparse Ășnicamente del cuerpo y de
buscar siempre las
causas de las enfermedades en el plano fĂsico. Estas dos
regiones, astral y mental, en
donde se forman los pensamientos y los
sentimientos, todavĂa no han sido exploradas ni
dominadas, y desde ellas son
proyectados los elementos nocivos que van a perturbar
después los otros
aparatos: las glĂ¡ndulas endocrinas, el sistema nervioso, el simpĂ¡tico,
los
ganglios... Hay que ir a buscar, pues, mucho mĂ¡s arriba las causas de las
enfermedades y sus remedios. Poco a poco, la ciencia los descubrirĂ¡.
Hace unas decenas de años, los mĂ©dicos decĂan: âSi tomĂ¡is cada dĂa tanto
de
prĂłtidos, tanto de lĂpidos, tanto de glĂșcidos y tanto de sales minerales,
tendréis tantas
calorĂas que os darĂ¡n tantas energĂasâ. Y todo el mundo
creĂa que eso bastaba para tener
buena salud, hasta el dĂa en que la
medicina se puso a hablar de unos elementos mĂ¡s
sutiles e imponderables: las
vitaminas. Entonces, ¡todo el mundo se atiborrĂł de
vitaminas! Pero un
Iniciado, en cambio, no tiene necesidad de ocuparse de calorĂas ni de
vitaminas: en sus trabajos espirituales logra elevarse hasta muy arriba para
captar otros
elementos todavĂa mĂ¡s sutiles y necesarios que se encargan de
ordenar y de poner todo a
punto en su organismo, incluso la asimilaciĂłn de
las vitaminas mismas. Por otra parte,
el descubrimiento de las glĂ¡ndulas
endocrinas y el misterio de su funcionamiento
prueba que le quedan aĂșn a la
medicina otros campos mĂ¡s sutiles que explorar.
Por eso nosotros
insistimos tanto en la calidad de los pensamientos y de los
sentimientos:
porque los pensamientos y los sentimientos son unas fuerzas que ponen en
marcha ciertos centros sutiles, los cuales actĂșan, a su vez, sobre las
glĂ¡ndulas
endocrinas, sobre el sistema nervioso, y, después, sobre todos los
demĂ¡s sistemas, y de
ello se deriva tal estado de equilibrio o de
desequilibrio, de orden o de desorden. Hay,
actualmente, algunos
investigadores que trabajan en esta direcciĂłn, pero no son
escuchados. Sin
embargo, pronto la medicina se verĂ¡ obligada a admitir oficialmente
sus
conclusiones, y sĂłlo se estudiarĂ¡n estos factores sutiles que son el pensamiento
y el
sentimiento: se crearĂ¡n nuevas ramas de estudios, con laboratorios y
técnicas especiales,
y todos reconocerĂ¡n que la Ciencia esotĂ©rica tenĂa
bases sĂłlidas y verĂdicas. Mientras
tanto, se burlan de ella.
Os
dirĂ© ahora cĂłmo podĂ©is tomar estas partĂculas etĂ©ricas que el sol envĂa a
profusión cada mañana. En realidad, es muy sencillo, ni siquiera hay que
saber qué
elementos restablecerĂ¡n vuestra salud, eso no tiene ninguna
importancia. Os esforzĂ¡is
solamente en subir... en subir con el pensamiento
hasta las regiones mĂ¡s sutiles: allĂ, os
exponĂ©is, esperĂ¡is... y, entonces,
vuestra alma y vuestro espĂritu, que son unos quĂmicos
y unos médicos muy
competentes, que conocen exactamente la naturaleza de todas las
sustancias
etĂ©ricas, captan lo que os es necesario y dejan a un lado todo lo demĂ¡s. Os
concentrĂ¡is, esperĂ¡is, con amor, con sumisiĂłn, con gozo, con confianza, y,
un tiempo
despuĂ©s, cuando volvĂ©is, sentĂs que algo se ha restablecido,
serenado, reforzado.
(Omraam Mikhael
Aivanhov)