Emilio Carrillo es un economista muy reconocido Español- escritor de numerosos libros. Su vida dio un simbronazo en 2001 luego de estar en muerte clinica por 2 horas y como un año de tratamientos recuperatorios. tiene numerosos videos de charlas dadas, que se encuentran en youtube.
"DISIDENCIA CONSCIENTE: ES LA HORA" por EMILIO CARRILLO- 26/4/20
20 ejemplos pr¡cticos para “Nacer de Nuevo” (a una
nueva vida y a una nueva humanidad) por medio de una disidencia radical,
creativa, pacífica, compasiva, activa, valiente y tierna.
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DISIDENCIA CONCIENTE: ES LA HORA Veinte ejemplos
pr¡cticos para “Nacer de Nuevo” (a una nueva vida y a una nueva humanidad) por
medio de una disidencia radical, creativa, pacífica, compasiva, activa, valiente
y tierna. -Emilio Carrillo Director del Proyecto de investigación
“Consciencia y Sociedad Distópica”
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Resquicios de luz entre tanta
niebla...
Los días pasan, cada uno demasiado parecido
al anterior; y al que lo seguir¡... Se lo debemos al coronavirus COVID-19. O
siendo m¡s exactos, a los que lo han creado artificialmente: esos aprendices de
brujo que, al servicio de enormes corporaciones multinacionales, realizan
investigaciones secretas en laboratorios, mutando genes y alterando virus y
bacterias para uso farmacéutico y militar. Es ya muy extenso y prestigioso el
listado de expertos que así lo aseguran. Recientemente, por ejemplo, se ha
sumado a ellos Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina en 2008 por su
descubrimiento del virus de inmunodeficiencia humana o (VIH).
Lo que est¡ ocurriendo carece de precedentes
en la historia de la humanidad: las vidas de miles de millones de personas
-salir, entrar, viajar, qué hacer, dónde ir, con quién estar, las relaciones
familiares y sociales, las actividades culturales y deportivas, el contacto con
la naturaleza...- han sido secuestradas. Es algo insólito y hay que preguntarse
quiénes son los responsables. Algunos lo achacan a los gobiernos. Pero hay que
agudizar la mirada y no ofender a la inteligencia: los políticos de cada país
-mejor o peor, según los casos- capean el temporal como pueden, intentando
sobrevivir en medio de tanto desconcierto y alarma. Los que mueven de verdad
los hilos son otros: la selecta élite que dirige esas corporaciones y las
instituciones internacionales de las que se valen. Est¡ muy por encima de los
gobiernos, a los que mantienen bajo su mando de múltiples maneras, incluido el
endeudamiento masivo de los Estados, que los somete a los dictados de los
mercados financieros. Y hace tiempo que viene dando pruebas sobradas no solo de
su existencia en la tramoya del auténtico poder, sino también de no tener problema
alguno en no decirnos toda la verdad o, directamente, manipularnos y
engañarnos. Lo mismo, dentro de unas semanas o de unos meses, cu¡ndo lo
consideren oportuno, nos devolver¡n parte de lo robado, que nunca ser¡ la
totalidad. Y m¡s adelante, sí así les conviene, nos lo hurtar¡n de nuevo con
idéntica impunidad (Aconsejo la lectura del texto El por qué y el para qué del
coronavirus (COVID-19): su origen, su difusión, sus nocivos efectos a medio y
largo plazo y las oportunidades que abre para todos, publicado en el blog El
Cielo en la Tierra el pasado 25 de marzo).
Todo lo cual sería impensable si no fuera
porque demasiada gente, presa del p¡nico y la indolencia, opta por actuar cual
avestruz, escondiendo la cabeza bajo tierra. No es un juicio, sino la estricta
descripción de la realidad. Observamos nuestro entorno y ahí est¡n: sencillamente,
prefieren no saber; son sordos porque no quieren oír, ciegos porque no quieren
ni ver; se refugian en las “versiones oficiales” de sus televisores, cuando no
en ensoñaciones banales que les permitan permanecer en su zona de confort
(pasivo, rutinario, ap¡tico, displicente, alienado, ensimismado, tendente a la
ansiedad y a la depresión...); intercambian su dignidad a cambio de la
seguridad que les ofrecen los pirómanos que, tras provocar el incendio, se
disfrazan de bomberos; refutan lo obvio y niegan lo evidente; algunos incluso
subliman lo elemental y rudimentario para fingir un falso bienestar y cierta
dosis de cultura y hasta de espiritualidad; y sobreviven encarcelados entre los
barrotes del miedo, la monótona mediocridad y la ridícula esperanza de que todo
esto pase y las cosas vuelvan a ser como eran. Ni de algo tan palpable -que
nada volver¡ a ser como antes- se dan cuenta.
¿Cómo caminar por un escenario así? Pues con
la prioridad de no caer en esas arenas movedizas: que no nos atrapen ni las
mentiras y artimañas de los unos (ojo, porque la obsesión “conspiranoíca” es
otra manera de precipitarse en esas arenas) ni la inconsciencia e inconsistencia
de los otros. Y, entre tanta niebla, nos corresponde, igualmente, buscar y
encontrar los resquicios de luz que nos permitan ser nosotros mismos y abrir
las puertas a otra sociedad y a una vida que realmente lo sea. En definitiva, a
una nueva humanidad.
Consciencia y disidencia:
Re-evolución
Para avanzar hacia ella, la clave es la
consciencia, que integra tres capacidades (véase el vocablo “consciencia” en el
Diccionario de la Academia de la Lengua):
+Hacia el interior, la de conocerse a uno
mismo, tanto nuestra apariencia pasajera –física, emocional y mental- como la
Esencia imperecedera –nuestro auténtico ser-.
+Hacia el exterior, la de conocer la realidad
que nos rodea en sus diversas manifestaciones e implicaciones.
+Y ambas han de desplegarse en equilibrio, lo
que cristaliza en una tercera y sobresaliente capacidad: la de interactuar con
el mundo -del que sabremos sus avatares y trasfondos- sacando lo mejor de
nosotros mismos -gracias al reconocimiento de lo que realmente somos-.
Por tanto, para que la consciencia sea tal,
hay que trascender cualquier dualidad y unificar lo interior y lo exterior: que
la introspección sea acción; y que la acción resplandezca desde la introspección.
Y es curioso constatar cu¡ntas personas, que se dicen conscientes, andan cojas
por la vida al centrarse monotem¡ticamente solo en una de las dos primeras
capacidades aludidas. Así:
+Est¡n, por un lado, las que se interesan
exclusivamente por el conocimiento de lo exterior, pero, al carecer de la
visión interior, derrapan en la ficción de ansiar cambiar lo exterior desde lo
exterior (nos detendremos en ello de inmediato a propósito de las
revoluciones).
+Y, por otro, las que, influidas por la New
Age y el psiquismo, buscan evadirse de lo que ocurre a su alrededor y de las
cuestiones terrenales, demasiado menores y de baja estofa, alegan, como para
merecer la consideración de los que ya han logrado altos niveles de
espiritualidad. Menuda sandez: harían bien en recodar la vida y la obra de los
Maestros de todas las épocas y culturas y comprobar hasta qué punto, incluso a
costa de dar la propia vida, llegó su compromiso social, su actuar en y sobre
el mundo y su aplicación del célebre principio hermético de como es arriba es
abajo, y viceversa.
Todos esos Maestros fueron rotundos ejemplos
de cómo conjugar en armonía las tres capacidades citadas y ejercitar la genuina
consciencia. De la cual, atendiendo a los acontecimientos distópicos actuales,
brota y florece la disidencia.
Sí, aunque a m¡s de uno le pueda sorprender
o, incluso, desagradar, el hondo conocimiento de uno mismo y de la realidad que
nos rodea impulsa una interacción, desde el interior con el exterior,
fundamentada en la disidencia consciente ante lo que sucede y ante lo que se
avecina. Y no es una invitación a la revolución, sino, como se examinar¡
después, a la re-evolución. De esto precisamente se trata en el aquí-ahora que
vivimos.
Con relación a la revolución y retomando lo
que se acaba de explicar, hay que aprender de la historia y reflexionar sobre
cu¡ntos intentos de cambio de lo exterior (entramado político e institucional,
economía, sociedad...) desde el exterior (insurrecciones, motines, revueltas,
movilizaciones, sublevaciones...), pasado un periodo de efervescencia, nos han
adormilado, en vez de despertarnos; nos han debilitado, en lugar de
fortalecernos. Y el quid de la cuestión siempre es el mismo: el miedo, que nos
hace sumisos. No en balde, los sucesos y contingencias que tienen impacto en la
psicología social, por la conmoción y la confusión que los acompañan, provocan
el p¡nico en la mayoría de la gente, que no ha acometido su transformación
interior y anda apegada a su pequeño yo perecedero, temeroso por propia
naturaleza. A partir de lo cual, el sistema imperante se extiende cada vez m¡s
no por sus cualidades o porque sus postulados sean populares, sino por el
miedo, pudiendo hacer lo que interesa y beneficia a la élite antes mencionada,
aunque perjudique claramente a la colectividad.
En El Gatopardo, la célebre novela de
Lampedusa, Tancredo, en plena revolución garibaldiana, datada un siglo antes de
que se escribiera la novela, declara a su tío Fabricio la famosa frase: “Si
queremos que todo siga como est¡, necesitamos que todo cambie”.
Efectivamente, el sistema siempre ha controlado y reorientado a su antojo los
intentos de cambiar lo exterior desde el exterior. Y en los últimos lustros, ha
perfeccionado enormemente tal habilidad. Tanto que actualmente se ha llegado al
extremo que sintetiza Elliot Alderson, el protagonista de la serie Mr. Robot,
creada por Sam Esmail, en uno de sus episodios. Como en una red zombi, el miedo
se extiende tan r¡pido como si lo impulsara un viento huracanado; nos engulle
vivos, digiere las reivindicaciones y las fagocita en beneficio de los mismos
de siempre, que hacen lo que quieren con un rebaño tan dócil y obediente.
Envasan las luchas como si fueran un producto; convierten el inconformismo en
una propiedad intelectual; imprimen en camisetas y suvenires los eslóganes que
aspiraban a ser subversivos; son capaces de televisar los movimientos de
contestación social emitiendo, en medio, pausas publicitarias; maquillan los
hechos y suben los precios; nos lobotizan con sus espect¡culos de realidad
virtual; y le dan la vuelta a la resistencia hasta que estemos dispuestos a
renunciar a nuestros derechos, a ceder privacidad y libertades a cambio de
protección y represión.
Una acción y un estado
Por esto, la disidencia consciente nada tiene
ver con la revolución, con la manida, repetida y baldía disidencia dirigida a
confrontar o luchar contra lo viejo; a combatir y pelear contra este sistema
que ya no da m¡s de sí, agotado, exhausto, anquilosado, colapsado, sin otros
efectos y resultados posibles que m¡s dolor y sufrimiento para la humanidad y
el conjunto de los reinos y especies que conviven en la Madre Tierra.
Tampoco con la que se enreda en diatribas
políticas –ismos, pugnas ideológicas, partidos, alternativas program¡ticas...-
e ilusamente persigue reformar o rehabilitar una casa que es una ruina y se
derrumba irreversiblemente, causando con su caída tanto daño en su entorno. ¿No
est¡s harto ya de perder el tiempo y las fuerzas en menesteres tan estériles y
frustrantes?
A lo que aquí nos referimos es a una
disidencia v¡lida para avanzar por derroteros m¡s fructíferos y que sirva,
acudiendo de nuevo al Diccionario de la Academia de la Lengua, tanto para
“disentir”, no ajust¡ndonos al parecer y sentir que nos pretenden imponer, como
para “disidir”, separ¡ndonos de la común doctrina, creencia o conducta, esto
es, del uniformismo en el estilo de vida, de la robotización del pensamiento y
del vaciamiento espiritual.
Una disidencia así no se enfoca contra nadie
ni contra nada. Conlleva, desde luego, no ya un distanciamiento, sino una
íntegra desconexión de todo aquello que ha derivado en tanta deshumanización y
desnaturalización. Pero sin entrar en conflictos ni enfrentamientos con ello.
Simplemente, se deja que lo caduco prosiga su auto-derrumbamiento; y se buscan
y generan espacios, vías, experiencias y pautas vitales que contribuyan a
construir lo nuevo. Esta es nuestra única y gran responsabilidad. Por
tanto, la disidencia consciente es, a la par, una acción y un estado: claro que
se manifiesta en actos, como se ver¡ de inmediato, pues por sus obras los
conoceréis (Evangelio de Mateo, 7, 20); mas se configura especialmente como un
modo de vida interior, una visión exterior y un firme compromiso con ambos,
asumiendo las consecuencias -físicas, materiales y espirituales- de tan íntima
elección.
Características b¡sicas de la
disidencia consciente
Por todo lo enunciado, la disidencia
consciente ha de ser radical, pacífica, compasiva, creativa, activa, valiente y
tierna. Y todo a la vez: al unísono estas siete características b¡sicas, que se
exponen a continuación no por orden de prioridad o jerarquía, sino hiladas para
su mejor comprensión:
a) Radical - En el sentido estricto
de la palabra, esto es, que vaya a la raíz, a los fundamentos; que sea total,
rotunda y real. Radical para desconectar cabalmente de los paradigmas, h¡bitos
y mensajes con los que hemos permanecido encadenados al egoísmo, el egotismo,
el egocentrismo, el narcisismo, el materialismo, el economicismo, el
consumismo, la distracción superficial, el entretenimiento lelo, la frívola
ansía de “sentirse bien”, el ensimismamiento, el ensalzamiento de lo trivial,
el especismo, el alejamiento de la vida y de la naturaleza...
Y radical para ir m¡s all¡ de la apariencia
efímera y perecedera –nuestro pequeño yo físico, emocional y mental y la
personalidad a él asociada- y recordar y plasmar en la vida diaria nuestra
Esencia divina y eterna y todos los inefables atributos y cualidades que la
determinan.
b) Pacífica - La violencia, el
ojo por ojo y el suponer que el fin justifica los medios son consustanciales a
los falaces sistemas de creencias que, en su vesania, impuso lo viejo. Decimos adiós a la resignación y a la impotencia
y asumimos el mando consciente de nuestras vidas. Pero, en
paralelo, se acabó la cólera y la rabia, cesó el rencor y la animadversión. En
nuestro corazón y en nuestra vida ya no hay sitio para guerras, batallas y
contiendas del tipo que sean.
Con entusiasmo, bajamos la espada. Y antes de
envainarla definitivamente, damos el último tajo: el que sirve para romper las
amarras que nos mantenían atados a un mundo que se est¡ auto-destruyendo. Así,
apacible y mansamente, iniciamos la travesía por el Océano de la Consciencia
que nos guiar¡ a una Nueva Tierra.
c) Compasiva - Para que desde
nuestro ser m¡s íntimo y certero irradie pura conmiseración e infinita alegría,
sin atisbo de hostilidad, juicio o resentimiento. Y un amor que todo lo
abarque, que todo lo llene e ilumine, a cada ser sintiente, a cada forma de
vida... Hagamos de la Compasión nuestra exclusiva bandera; y del Amor
benevolente y magn¡nimo, hacia todo y hacia todos, nuestro himno: paciente,
servicial, sin alardes, sin interés propio, que no tiene en cuenta el mal
recibido, que todo lo disculpa, que todo lo soporta, que se regocija con la
verdad y la busca con perseverancia. Ahora vemos como en un espejo,
confusamente; llegar¡ el día que veremos cara a cara.
d) Creativa - Que nuestra energía,
al completo, se ponga al servicio de lo nuevo, de su creación, de su
construcción... Lo que conlleva
que nuestras propias vidas -comportamientos, acciones, palabras, emociones,
pensamientos...- se transformen y sean en sí mismas la semilla de esa nueva
humanidad que anhela nuestro corazón y late en nuestra alma. Ahondaremos en
esto inmediatamente.
e) Activa: Es necesario expandir
el discernimiento y comprender que el hecho de que todo tenga su porqué y para
qué, con la honda aceptación y paz que implica, ni justifica a los que causan
sufrimiento ni conduce a la inacción -a cruzarse de brazos-, sino a la
acción. Ahora bien, no a la que surge del pequeño yo antes citado, sino
otra muy distinta: una Acción Consciente –y, por lo expuesto, radical, pacífica,
compasiva y creativa- que se despliega en el aquí-ahora desde el equilibrio
entre la quietud y el movimiento; y entre el silencio interno y la repercusión
externa. Nos liberamos de los juicios y brilla el discernimiento que nos
impulsa a lo que Gautama Buda llamó la Acción Correcta.
f) Valiente: Para tener sed de
Justicia y trabajar por la Paz sin temor a ser injuriados, calumniados o
perseguidos; y asumiendo, como antes se expresó, las consecuencias físicas,
materiales y espirituales que esto implique. Quiz¡s, ante el avance imparable de estado
policial-digital que se avecina, haya que volver en algún momento,
metafóricamente expresado, a las catacumbas de los primeros cristianos,
poniendo en valor su legado de disidencia con ejemplaridad de vida y sin
violencia, a pasar de la mucha que se desplegó contra ellos. Tampoco debemos
preocuparnos ante una tesitura así. Llevamos muchas encarnaciones prepar¡ndonos
para esta época y sabremos a estar a la altura.
g) Tierna: La ternura es la
llave de la disidencia consciente con la que estamos comprometidos desde
nuestro ser verdadero. Dulzura,
para vivir sin las barreras emocionales del poder y la obediencia, en todas sus
escalas, también la familiar y doméstica. Calidez, para que en nuestro nuevo sendero no existan las
irracionalidades que nos llevaron a confundir valor y precio e invisibilizan la
auténtica naturaleza de las cosas.
Sensibilidad, para, en lugar
de competir, dominar y controlar, sentir con el otro lo que provee
acompañamiento. Delicadeza, para, en vez de exigir
atención e imponer nuestros criterios, escuchar de corazón lo que construye el
di¡logo, el enriquecimiento mutuo y los puntos de encuentros. Inocencia
consciente, para tender la mano amorosamente a ese otro que fui, soy o
seré.
Morir a una forma de vida para nacer a
otra distinta, situarte en el centro del hurac¡n y sacar lo mejor de ti
mismo
En definitiva, la disidencia consciente lleva
a cada uno a morir a una forma de vida: la que se est¡ desmoronando, basada en
el pequeño yo, con todo lo que conlleva. Y a nacer a otra distinta: la que nos
corresponde crear, de instante en instante, desde la pr¡ctica cotidiana de lo
que realmente Somos. Esta es la única y verdadera re-evolución.
Se trata del “Nacer de Nuevo”, la “Resurrección
en Vida”, al que nos invitó y convocó Cristo Jesús: la semilla que a cada cual
corresponde poner para recoger, entre todos los que la siembren, la cosecha de
la nueva humanidad a la que se viene haciendo mención.
Vivimos en un hurac¡n de magnitud aceleradamente
creciente, que se manifiesta es una concatenación de circunstancias distópicas:
las que ya conjugamos como pasado, aunque las secuelas de algunas sigan
presentes; las que hoy experimentamos; y las que vendr¡n, que ser¡n m¡s bruscas
y densas. Debemos ser conscientes al respecto y, sin miedos, recordar que todo
tiene su sentido profundo, también las “noches oscuras”, en clave de la
evolución en consciencia de cada persona y de la humanidad. Y no intentar huir
de tamaño hurac¡n: primero, porque no es posible, pues su envergadura es global
y azota al planeta de punta a punta; y segundo y m¡s trascendente, porque lo
que corresponde en consciencia no es salir corriendo, sino situarse en el
centro del hurac¡n –donde no hay viento, la temperatura es c¡lida y los cielos
est¡n despejados- y, desde ahí, sacar lo mejor de nosotros mismos para ponerlo
al servicio propio y de los dem¡s.
¿Cómo hacerlo exactamente? ¿Qué hacer, en
concreto, para Nacer de Nuevo? ¿De qué modo podemos adentrarnos en esa vida
distinta? ¿Cómo posicionarnos en el justo centro del hurac¡n y sacar lo mejor
de nosotros mismos? La respuesta a estas preguntas nada tiene ver con la teoría
y el conocimiento puramente intelectual, si en eso se queda. Ni con rituales,
ceremonias, invocaciones, visualizaciones, ingestión de sustancias, sublimaciones
etérico-energéticas y emocionales... Ni con el amplio muestrario de técnicas
que nos ofrece el supermercado espiritual y de las que vamos picando para
“sentirnos bien” o por mero entretenimiento... No. Nada de esto. Lo que se
precisa es mucho m¡s sencillo y directo, aunque exige un verdadero compromiso
con nosotros mismos, con los dem¡s y con la vida en su globalidad y unicidad:
se trata de un ejercicio consciente en el gimnasio de la vida para que las cualidades
y atributos de nuestro auténtico ser se plasmen fehacientemente en cada
instante de nuestro día en este plano físico. Es lo que antiguas tradiciones
denominaron forjar “El Cielo en la Tierra”.
Veinte botones de muestra
M¡s específicamente, por si a alguien todavía
le costara entenderlo, valgan estos botones de muestra, veinte en total,
dirigidos a hacer realidad esa nueva forma de vida y con indicación del papel
de la disidencia consciente en cada uno de ellos:
+En tu
estilo y ritmo de vida a lo largo de cada jornada, ¿persiste el culto a la
velocidad y el ajetreo incesante?; ¿te mantienes en la vor¡gine de una
sociedad desnortada, que siempre va corriendo, sin tener nunca tiempo
suficiente para nada, aunque no tenga ni idea a dónde va?; ¿llenas tu mente con
televisión basura, informativos que no informan y programas centrados en las
vilezas humanas?: La disidencia consciente significa una vida sencilla que se
aparta de tanta locura y en la que se introducen pausas y espacios de silencio,
respiración consciente, introspección, encuentro interior, lectura pausada de
textos con cierta profundidad e indagación serena e inteligente en la verdad
que hay tras los hechos que suceden.
+A lo
largo del tiempo y en el día a día, ¿conservas la inercia de vivir entre el
pasado y el futuro, raramente en el momento presente?; ¿te auto-engañas con la
excusa del mañana (“ya lo haré mañana...”, “cu¡ndo en mi vida pase esto o lo
otro”, “cu¡ndo en el mundo suceda esto o aquello...”) porque tienes miedo a
afrontar ahora lo que tu sentir te est¡n indicando claramente? La disidencia
consciente te llama a dejar de ser una “m¡quina del tiempo” (con tu mente
siempre del pasado al futuro, y viceversa); a vivir en el aquí-ahora (como
enseña la película El guerrero pacífico: “¿Dónde est¡s?: aquí. ¿Qué hora es?:
ahora. ¿Qué eres?: este momento”); a abandonar la droga del mañana a la que
eras adicto para no hacer, ni ahora ni nunca, lo que tu corazón te indica; y a
hacer tu vida cada vez m¡s coherente con lo que íntimamente sientes y
eres.
+En tus
h¡bitos de acumulación y en tu visión del dinero: ¿sigues anclado en el
acaparar, poseer, retener, atesorar, y consumir ciegamente, con el dinero como
factor de impulso de tu vida, incluso a costa de las desgracias ajenas?: La
disidencia consciente supone desintoxicarte del dinero, escapar de su
abducción. En esta sociedad se necesita el dinero para sobrevivir, efectivamente.
Pero que no se convierta en el eje de tu vida; dale solo el justo espacio, que
no es mucho, que merece. Sé austero, no codicies, comparte lo que tienes, no
confundas valor y precio y date cuenta de que necesitas poco y lo poco que
necesitas lo necesitas poco.
+En tu
rutina de consumo, ¿compras artículos que no necesitas; productos y servicios
para resaltar tu estética y tu imagen; modas absurdas para enriquecer a
fabricantes a costa del trabajo esclavo de niños y adultos?: La disidencia
consciente representa abandonar el consumismo ciego y narcisista; desvincularte
de comprar m¡s y m¡s cosas en oferta; vivir cada momento con la plenitud de ti
mismo, apreciando los objetos y los sujetos tal como son; y dejando de contaminar
el planeta.
+Con
relación a tu salud, ¿permaneces anclado en el sedentarismo y la agresión a tu
cuerpo, esperando, cuando enfermas, un salvador externo, un médico, un
medicamento, una vacuna, un estimulante, enriqueciendo a farmacéuticas sin
escrúpulos que han hecho de la enfermedad, que no de la salud, su negocio?: La
disidencia consciente es llevar una vida saludable, hacer ejercicio
diariamente, aplicar terapias naturales y homeop¡ticas y asumir tu propia
responsabilidad para con tu salud y el fortalecimiento de tu sistema
inmunológico.
+Tu
alimentación, ¿continúas ingiriendo carne de animales salvajemente explotados y
asesinados?: La disidencia consciente implica que dejes de comer carne y de
dañar a otros seres vivos; y te comprometas a nutrirte desde el respeto a todos
los seres sintientes que tienen la misma capacidad que tú de sentir placer y
dolor.
+Tu
mundo emocional: ¿sigues inmerso en turbulencias y perturbaciones que nublan tu
mirada y te impiden ver otra realidad que la ficción provocada por ellas
mismas?: La disidencia consciente consiste en que calmes tus emociones, las
sosiegas y armonices, comprendiendo que era tu identificación con el pequeño yo
lo que te desequilibraba: su incapacidad para ver que la vida no concluye con
el fallecimiento físico (volveremos a esto m¡s adelante); su absurda manía de
que las cosas sean lo que yo quiero, como yo quiero, cuando yo quiero, donde yo
quiero...; etc..
+Tu
¡mbito mental, ¿continúa fuera de control, con múltiples alteraciones y
vaivenes, en un sin cesar de pensamientos que ni siquiera son tuyos, cual la
“loca de la casa” descrita por Teresa de Jesús?: La disidencia consciente
es educar a tu mente y ponerla a tu servicio a través del desarrollo del
sentido común, la atención, la concentración, la contemplación y la
meditación.
+Tu
mente abstracta, el nivel del plano mental preparado para indagar en lo
trascendente, ¿lo tienes olvidado, como si no existiera, sin traer a tu vida
cotidiana nada que vaya m¡s all¡ del sota, caballo y rey de la apariencia y de
lo material?: La disidencia consciente supone abrir las puertas al
discernimiento, a la verdadera sabiduría, expandiendo la mente abstracta por
medio de su uso frecuente y cotidiano, sustituyendo tus h¡bitos de distracción
y entretenimiento alienantes por otros de reflexión, pr¡ctica y estudio de
temas centrados en las ciencias, las artes, la filosofía y, muy
especialmente, la consciencia y la espiritualidad.
+Y la
sonrisa y la vitalidad, ¿piensas que esto es un “valle de l¡grimas” y te pasas
el día con el ceño fruncido, pesaroso, enfadado, huraño, cansado...? La
disidencia consciente enseña que la risa es algo muy serio y te llena de
energía vital y alegría de vivir, percibiendo que la Vida es el Milagro y que
este planeta es un Paraíso del que el ser humano no ha sido expulsado, sino al
que él mismo renuncia desde su egoísmo e inconsciencia.
+Tus
acciones, ¿son meras reacciones provocadas por los programas inform¡ticos y
sistemas de creencias que han metido en tu cabeza?: La disidencia
consciente significa desconectar los automatismos que te han implantado (la
sociedad, los medios de comunicación, una educación que no es tal, la
familia...) y asegurarte de que las acciones que acometes son realmente tuyas
(sopesadas, sentidas...), tom¡ndote el tiempo preciso de disquisición y
ponderación antes de actuar.
+Tus
relaciones con los dem¡s, ¿se basan en la competencia, el juicio, la crítica,
el chismorreo, la mentira, el intento de dominio y control y la imposición de
tu manera de ver las cosas?: La disidencia consciente efectúa un giro
completo al respecto para interactuar desde la cooperación, la solidaridad, el
respeto, la compresión, la tolerancia, la empatía, la veracidad y el servicio.
Una nueva manera de relacionarnos que se forja en el día a día de tu
cotidianeidad. Y que te puede llevar, quiz¡s, a la decisión de vivir en
comunidades conscientes (eco-aldeas y experiencias similares auto gestionadas y
autosuficientes), que procuran vivir conforme a los principios de la nueva
humanidad, siendo, así, semillas activas de esta. Pero también puede plasmarse
en grupos y redes de personas que, sin convivir en un mismo espacio, incluso
viviendo a distancia en el marco de las grandes ciudades, establecen entre si
lazos fraternales de comunicación, colaboración y acción consciente.
+Tus
dones y talentos, tus capacidades, cualidades, habilidades y facultades
innatas, ¿no te has percatado aún de la importancia de los mismos en tu vida,
lo que hace que no pongas en pr¡ctica los que posees (todos los tenemos, cada
uno los suyos, aunque los hayas olvidado)? La disidencia consciente
recupera el valor de los dones y talentos; te anima a que descubras los que
tienes; y te impulsa para que los ejercites y los compartas (uno de los efectos
de esto puede ser la implementación de proyectos emprendedores conscientes
asociados a esos dones).
+Ligado
a lo anterior, tu labor educadora (verbigracia, en cuanto a los hijos), ¿confundes
la educación con una formación que termina siendo mero formateo e imposición de
los aludidos sistemas de creencias y programas inform¡ticos-? La disidencia
consciente te llama a que recuerdes que la educación, si lo es, consiste en
colaborar con el otro (el niño, el adolescente, el joven...) para que se
percate de sus dones y talentos y los practique, coadyuvando así, por ejemplo,
a que tu hijo no sea lo que tú (tu ego) quieres que sea, sino lo que realmente
es.
+Tu
actitud antes las circunstancias cotidianas, ¿estas obsesionado con lo que te
pasa, crees en los problemas, te contrarían las dudas y rechazas las “noches
oscuras” y los sapos que aparecen en tu vida y en la de los dem¡s? La
disidencia consciente le da la vuela a todo ello como a un calcetín, porque: lo
importante no es el “qué”, lo que pasa o deja de pasar, sino el “cómo” se vive
el qué, lo que depende enteramente de ti; los problemas no existen, pues en
verdad son experiencias-oportunidades que surgen para facilitar tu crecimiento personal;
las dudas son un regalo de la vida y no deberían paralizarte, sino servirte
para buscar, indagar, profundizar...; las “noches oscuras”, como Juan de la
Cruz mostró en su famoso poema, son factores de impulso para que te desarrolles
en consciencia y evoluciones espiritualmente: y esos sapos, si en vez de
rehusarlos, te acercas y los abrazas, ver¡s, cual moraleja de los cuentos
infantiles, que son un regalo, una bendición.
+Tu
círculo de compasión, ¿se limita a tus seres queridos, amigos, familiares,
diversiones, aficiones y devociones, ese mini-escenario en el que te sientes
cómodo y que aplaude tus ocurrencias y gracias?: La disidencia consciente
te aporta el entendimiento de que la compasión o es universal o es otra cosa.
Amplia tu compasión: A toda la humanidad, sin fronteras de ningún tipo,
actuando lo m¡s integralmente posible, que no caritativamente, ante la pobreza
y ante todo tipo de marginación y exclusión. Y a la Madre Tierra y a todas las
formas de vida, superando el ridículo especismo, derivado de creerte, como
humano, superior, y desplegando una amorosa Reverencia por la Vida en todas sus
manifestaciones.
+Tu
esperanza, ¿se limita a desear que las cosas vuelvan a ser como eran? La
disidencia consciente clama que, por favor, no: m¡s de lo mismo, no: una
humanidad sufriente, deshumanizada, separada de los dem¡s seres vivos, la
Naturaleza y el planeta... ¿No hemos tenido bastante? Lejos de esto, moviliza
tu Esperanza hacia una nueva humanidad, de la que cada uno nos convertimos
activamente en factor de arranque con nuestra ejemplaridad de vida en cada
instante.
+Ante
el sufrimiento, las injusticias, los engaños, los abusos, los ataques a la
dignidad humana, el recorte de libertades, la creciente contaminación
electromagnética, el avance del estado policial-digital y la censura, la
vulneración de la intimidad por parte de gobiernos y corporaciones
multinacionales..., ¿te desentiendes desde el mirar para otro lado (no hay
que exagerar, tampoco tiene tanta importancia, mis intereses son otros...), el
s¡lvese quién pueda y pensando solo en tu seguridad, tu comodidad, tu h¡bitat
de confort, que ya tienes bastante con lo tuyo, o, lo que es todavía m¡s grave,
en la fantasía insensata de que la espiritualidad nada tiene ver con eso?: La
disidencia consciente conlleva tu nítido compromiso en pro de la defensa y
garantía de la dignidad humana en toda sus expresiones, coadyuvando a paliar
-por caminos ajenos a la política y su din¡mica y por novedosos senderos
que incluyen la desobediencia civil pacífica- tantos abusos,
extralimitaciones, desigualdades, arbitrariedades y atropellos individuales y
colectivos, aunque esto pueda representar poner en riesgo algo –o mucho- de ti
mismo.
+Sobre
la vida y su sentido, ¿sigues buscando el sentido de tu vida? La disidencia
consciente te limpia la mirada y te permite darte cuenta de que solo
encontrar¡s el sentido de tu vida cuando halles, en ti y en todo, el sentido de
la Vida y el orden natural que a toda la existencia aporta Aquello que no tiene
origen y es origen de todo lo originado -la Creación, el universo y la existencia-.
+Y tu
visión de la muerte, ¿le tienes miedo y la ves como el fin de la vida y como
algo tr¡gico, casual e injusto? La disidencia consciente muestra que la
muerte no existe, que es un imposible, un fantasma de la imaginación humana. La
vida es un continuo. De la habitación de la vida en el plano físico pasamos, a
través de ese corredor que es el tr¡nsito, a la habitación de la vida en el
plano de luz, donde recogemos la cosecha de lo que en la anterior encarnación
hayamos sembrado para, posteriormente, sin un tiempo determinado, volver a
encarnar. Nadie viene a este plano físico para quedarse. Y nadie lo abandona
sino exactamente cu¡ndo corresponde, ni antes ni después, en función de las
experiencias que decidió desplegar. Por tanto, se acabó el miedo a la muerte
que provoca el miedo a la vida y la desconfianza hacia esta, viéndola como una
francotiradora que en cualquier momento te da el susto. Y terminó esa obtusa
pretensión de que, para evitar mi sufrimiento, las almas encarnadas en mis
seres queridos no deben irse de este mundo antes que la mía. ¡Cómo es posible
tanto ego!
Plantéate con seriedad y rigurosidad estas y
otras cuestiones similares. Y, ante ellas, procura observarte sin auto-engaños.
Sabr¡s, así, dónde est¡s y lo que eres, como quien se mira en un espejo. Y no
para que te culpabilices, sino para que, a partir de lo que veas, impulses con
voluntad y decisión el proceso de auto-transformación preciso para convertirte
en semilla de la nueva humanidad que deseas. Es la hora del verdadero
compromiso, de la impecabilidad, de la ejemplaridad y de la autenticidad. Es el
momento.
Las pruebas puede parecer duras; y m¡s que lo
ser¡n. Pero nuestra victoria es segura. Así lo anunciaron desde la noche de los
tiempos los Maestros que han jalonado la historia. Y no porque fueran adivinos,
sino porque tenían y poseen la Sabiduría del devenir de los ciclos y de la
fuerza imparable de la Consciencia.
======================================Sevilla (Andalucía),
26 de abril de 2020
Aquí lo tiene en
versión vídeo-audio: https://www.youtube.com/watch?v=7c0lT8rwlAQ&feature=youtu.be
Y aquí, en versión audio:
https://www.ivoox.com/disidencia-consciente-emilio-carrillo-audios-mp3_rf_50502944_1.html