Asunto: | [gap-argentina] HUMANIDAD: Un momento de reflexión.....y d e oración / SEGUNDA PARTE | Fecha: | Sabado, 12 de Enero, 2002 19:42:30 (-0300) | Autor: | Adrian Garcia <adriandanielgarcia @.......com>
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Quisiera compartir con Uds este mensaje que nos llego de otras listas y que
se adapta a lo que como pueblo Argentino estamos viviendo.
Que la Paz sea en cada corazon de este pueblo.
Un abrazo de Luz
Somos Uno!
Adrian Garcia
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From: guillermo cruz <temas_2001@...>
HUMANIDAD: Un momento de reflexión.....y de oración
SEGUNDA PARTE
LA ORACIÓN COMO INTERCESIÓN
¿Os duele verdaderamente la situación que atraviesa la humanidad? ¿Siente
vuestro corazón el dolor de las naciones que se destrozan con la guerra?
Pues haced méritos por ellas, orad y enviadles con vuestros pensamientos la
paz. Si os conmueve el dolor de los enfermos que han sufrido las
inclemencias de la guerra y queréis enviarle un poco de paz y de consuelo,
buscad al enfermo más próximo, tomadlo como una representación de aquellos
ausentes y depositad en él vuestra caridad en nombre mío, y Yo estaré
acariciando y sanando a multitud de enfermos, en esas naciones adoloridas.
En este tiempo de la gran lucha espiritual, acompañad a los hombres con
vuestra oración. Si los veis llorar, no unáis vuestro llanto a la causa que
a ellos hace llorar, pero llorad por ellos, porque son vuestros hermanos, y
que vuestras lágrimas de amor sean bálsamo y consuelo. Si los miráis
intranquilos, no participéis de su intranquilidad, porque vosotros sois los
hijos de la paz; pero velad por ellos y convertios todos en ángeles de paz;
dejad caer como un rocío de vuestro espíritu, la paz: que es fruto del amor,
sobre todo el Universo. ¡Orad por el mundo que se encuentra también al
borde de una gran prueba! No dejéis pasar un solo día sin elevar vuestro
espíritu y considerar todas estas pruebas.
Escucho vuestra oración y por vuestra sentida petición extiendo mi caridad
sobre la humanidad, para que toda criatura humana sienta espiritualmente mi
caricia. No quiero que ante vosotros pase desapercibido el dolor de la
humanidad; quiero que sintáis su menesterosidad. Elevad vuestro espíritu y
pensad en los enfermos del mundo, a los que podéis contar por millones y
sobre todos ellos derramad el bálsamo de vuestra oración. Orad, que Yo
recibo vuestros pensamientos, y mientras dure vuestra plegaria, Yo derramaré
mi bendición en la humanidad. Que vuestras penas no os hagan olvidar a los
que viven en continua desesperación y angustia. Grandes son vuestras
aflicciones y dificultades en la vida diaria, mas no podéis compararlas con
aquellas que agobian a algunos de vuestros hermanos.
No seáis indiferentes al dolor, que vuestra oración llegue a Mí, y por ella
se enjugarán muchas lágrimas y alcanzarán paz y bendición vuestros hermanos.
Antes de que la humanidad desfallezca bajo el peso de su cruz, Yo seré su
Cirineo y tomaré su pesado fardo para que siga adelante.No os hablo de
enviar el pensamiento a vuestros semejantes con mala intención, porque nunca
os he dado armas para emplearlas en fines mezquinos, ya que cuando os ciega
la ambición o el odio, hacéis uso de lo más sagrado para vosotros y lo
empleáis en heriros y aun en mataros. Os inspiro la verdadera lucha en
contra del mal y os revelo cuál es el arma más poderosa e invencible, para
que triunféis, aconsejándoos que primero limpiéis vuestro corazón para que
luego os elevéis hacia Mí, os llenéis de luz y de fortaleza, para luego
enviar vuestros pensamientos como destellos luminosos entre los pueblos sin
paz y los hombres sin esperanza. Hombres y mujeres para los que han sido muy
crueles estos últimos tiempos; hogares en los que ha hecho presa el dolor,
sentid mi paz, en donde el pan de cada día se ha tornado en hiel, sentid la
dulzura de mi caricia.
Cuando uno de vosotros ora, no se da cuenta de lo que con su pensamiento
alcanza en lo espiritual, y es menester que sepáis que cuando oráis por
vuestros hermanos, por aquellos pueblos que están destrozándose en la
guerra, en esos instantes vuestro espíritu libra también una batalla mental
en contra del mal y que vuestra espada que es paz, razón, justicia y anhelo
de bien para ellos, choca contra las armas del odio, de la venganza, del
orgullo. Si oráis bien, yo haré que vuestro espíritu se desprenda y llegue
hasta ellos como alondra de paz, como un mensajero de salud y de luz. Cuando
no podáis acercaros a un ser que sufre para ungirlo y consolarlo, orad, y
vuestro espíritu llegará a él y así podréis cumplir vuestra bendita misión.
Por los esforzados, alcanzarán los negligentes y por un justo será salva una
nación. Pensad en que hay muchos de vuestros hermanos que no oran y sí
sufren, para que oréis por todos ellos, con la fe plena de que mi bálsamo
será derramado sobre todos los dolientes y necesitados.
Quien no sienta el dolor de su semejante, no podrá aliviarlo. Por eso quiero
que en vuestras oraciones meditéis en vuestros semejantes, porque son los
instantes en que vuestro espíritu puede recoger muchas lágrimas, haciendo
que el corazón despierte a la piedad, a la comprensión, a la caridad y a la
ternura. El bien, como el mal, puede ser transmitido a distancia; por eso os
he enseñado a socorrer con el espíritu preparado a los que necesitan
vuestra ayuda, ya estén cerca o distantes. Mas cuidaos de enviar
pensamientos que provoquen la guerra. No deseéis la caída de una nación y el
triunfo de otra, porque esa influencia llegará y causará trastornos. Ante
todo amad y sed indulgente con todos vuestros hermanos. Las naciones están
luchando por una paz que aún no han conseguido; en algunas partes del mundo,
las guerras se han detenido, pero en otras, el caos sigue envolviendo a los
hombres en sus luchas fraticidas; en vano quieren que la paz reine en este
mundo, porque les falta amor y caridad. Los hombres tiemblan de temor ante
las nuevas armas creadas por la inteligencia humana. Ayudadlos, extended
hacia ellos mi mensaje de amor que he venido a confiaros, no sintáis
preferencia por razas, lenguas o ideologías, ved tan solo en ellos a
vuestros hermanos necesitados de consejo y de amor.
Orad por las naciones que se debaten en guerra. Compartid vuestro pan y
vuestro vestido con aquellos que han caído en desgracia. Abrid vuestros
graneros y dadles de comer con verdadero amor. Demostrad vuestra fraternidad
en esta hora de angustia para el mundo. Practicad la caridad con los
enfermos, preparad al espíritu que ha de partir al más allá, levantad la fe
de los tristes y llevad a todos la paz. Orad por las naciones que no tienen
mi palabra. Orad por los pueblos que sufres las amarguras de la guerra; orad
por los que no tienen un rincón de paz espiritual. También Por las mujeres
indefensas, por los hombres que son arrastrados sin piedad a la guerra,
orad, es grave la hora que vivís y sólo vuestra unificación os salvará.
No tratéis de sentir piedad por Mí, porque no existe nada en Mí que pueda
inspirar lástima a los hombres; pero en cambio, inspiraos en aquel amor, que
a través de una vida os probé y aplicad esa piedad, ese pesar de ofender y
esos remordimientos, a vuestros semejantes, entre los que existen millares,
que sí son dignos de toda compasión y toda piedad; unos, porque sufren
intensamente; otros, porque se han hundido en el cieno del vicio; otros,
porque no conocen la luz de la verdad y otros porque viven huérfanos de amor
o porque tienen hambre y sed de justicia y de paz.
Por todos ellos sí sentid piedad y caridad; por ellos llorad y rogad; pero
sobre todo, haced algo que alivie su dolor o mejore su vida. Entonces sí,
estaréis entendiendo mi Doctrina, comprendiendo mi sacrificio e
interpretando mi voluntad. Yo os he dicho que no me pidáis por determinadas
naciones, sino por el Universo, por todos vuestros hermanos, sin contemplar
razas, nacionalidades ni clases y vuestro espíritu elevado, habitando por
momentos en el Más Allá, desde allí contemple solamente la gran familia
universal del Padre, contemple el sufrimiento, la miseria, el dolor de todos
y por ellos me pidáis; que desde allí podáis contemplar aquellos seres que
están más elevados que vosotros, en mundos espirituales mas altos y a ellos
pidáis la ayuda, como Yo os he enseñado a invocar con respeto al Mundo
Espiritual de luz , para recibir de él inspiraciones y protección, y así,
estaréis amando con amor universal.
Orad por todos los seres, anhelad la armonía y comprensión de todos hacia
Mí, y que vuestra oración se eleve como un canto, como un himno ferviente
que ilumine a los espíritus y les señale el camino por el cual llegarán al
final de su destino. Elevad vuestra oración espiritual, pero no por vos ni
por los vuestros; si no por toda la humanidad que sufre y que rechaza mi
amorosa caricia; pero ese amor vosotros lo sabéis sentir mejor y aun cuando
grandes pruebas vais encontrando a vuestro paso, no pereceréis. Hay pruebas
que os las envía mi justicia, pero la mayor parte de ellas vosotros os las
vais labrando con vuestras flaquezas; mas en unas y en otras, os fortalece
mi amor y os ayuda para que sigáis hasta el final del camino. Pedid la paz
para las naciones, atraedla con vuestras oraciones; enviad bálsamo a través
de vuestros pensamientos y transmitid luz al entendimiento de vuestros
hermanos. De cierto os digo que vuestras peticiones jamás dejarán de ser
escuchadas y atendidas por vuestro Padre.
Dejad que vuestro corazón sienta todo cuanto afecta o aflija a la humanidad.
Orad por la paz de todos, haced brillar vuestros pensamientos en la mente de
los demás, Yo de antemano bendigo a quienes cumplan con su misión de amar y
servir a sus hermanos. Orad por todos, no eludáis vuestra responsabilidad,
argumentando que no oráis por las naciones que sufren, porque en ese dolor
se están purificando. Ciertamente ese dolor las purifica, pero comprended
que vuestras oraciones y vuestros pensamientos ayudan a que ellas acepten
con amor su cáliz de amargura, para que comprendan el sentido que encierra
su dolor y para que de su espíritu brote el propósito de enmienda y la
inspiración que les mueva a la fraternidad. Orad, porque de cierto os digo
que mi paz, venciendo el egoísmo y las flaquezas humanas, llegará a todos
los pueblos de la Tierra. Orad, porque en los instantes de vuestra oración
la guerra se apacigua, los corazones descansan, las madres encuentran
consuelo y los niños refugio
Es tiempo de orar. Los hogares que viven en paz, deben orar por los hogares
destrozados. Las viudas que han encontrado la resignación y consuelo,
acompañen en pensamiento a las que van sin rumbo enloquecidas de dolor.
Madres que os recreáis al veros rodeadas de vuestros hijos, enviad vuestro
consuelo a las que los han perdido en la guerra. No importa que vuestros
ojos no vean el resultado, os bastará vuestra fe y que queráis compartir el
dolor de vuestros hermanos, para que Yo envíe a aquellos por quienes oráis,
paz, mi consuelo y mi caricia, el pan y el perdón, vuestra oración hará
prodigios, siempre que sepáis unir vuestros pensamientos y tomar como si
fuesen propios los casos de vuestros hermanos. Entonces sentiréis cómo se
derrama sobre ellos el consuelo, la salud para su cuerpo o su espíritu, la
paz para su corazón, la luz que les levante a la vida verdadera. Pensad que
mientras no os unáis en una verdadera espiritualidad, vuestra oración no
tendrá la fuerza suficiente para hacerse sentir sobre vuestros hermanos.
Nunca esperéis que el resultado de vuestras oraciones sea inmediato. A veces
tendréis que esperar un poco, a veces tendréis que esperar mucho y en
ocasiones ni siquiera podréis ver la realización de aquello que me
pedisteis. Pero vuestra misión quedó cumplida. A quien viva para servir a su
propio hermano, sintiendo y aliviando su dolor, le bastará una breve oración
a Mí, para que Yo por su conducto haga prodigios. Podréis dar, no solamente
los bienes que poseéis en la Tierra, sino los que posee vuestra mente,
corazón y espíritu. Lo que no podáis hacer con vuestra palabra, con vuestra
persona material, hacedlo con la oración. Conversad conmigo, elevándoos a Mí
y desde allí podréis ejecutar grandes obras de caridad y de amor. Mas cuando
vuestra conciencia os diga que tenéis que despojaros de algo material para
entregarlo al necesitado, no queráis sustituir aquella caridad con una
oración. No queráis ocultar o disimular vuestro egoísmo con oraciones
espirituales, no queráis que aquello que vosotros podéis hacer, lo haga el
Padre. Os doy en esta palabra, la paz y la dulzura que os haga olvidar
vuestros dolores. Fortalezco vuestra fe y os doy luz para que sigáis el
camino que conduce a Mí. Esa luz os inspira, os invita a orar por los que
sufren, presentes o ausentes, os acerca a vuestros hermanos desconocidos que
viven lejos de vosotros, a quienes no podéis palpar o acariciar
materialmente. Mi Doctrina os enseña a pedir por todos y a sentir lo que
pasa en el corazón de vuestros semejantes. Os he dicho que Yo soy todo
presencia, que nadie está ausente o distante de Mí, y vengo a daros la
facultad de transportaros para ir en pos de los que necesitan ayuda,
consuelo o compañía.
¿Como poder penetrar en la intimidad de aquellos corazones, sin lesionarlos
y sin profanar sus secretos? ¿Cómo descubrir esas penas ocultas que
ensombrecen la vida de vuestros hermanos? Ya os lo he dicho: La intuición,
ese don que es parte de la vista espiritual y que tendrá en vosotros pleno
desarrollo por medio de la oración, os señalará la forma de calmar el dolor
de cada uno de vuestros semejantes. A vosotros os toca orar por el perdido,
Pedir que la luz de mí Espíritu ilumine a su espíritu, para que despierte,
rompa los lazos de tentación Y aparte la tiniebla que le ha cegado. Orad y
vuestra oración convertirá a los pecadores, y convencerá de su error al que
por ignorancia ha pecado y no sabe cuánto ha faltado delante de Mí. Yo
aparto el germen de maldad y os hago conocer los beneficios de la
regeneración y del cumplimiento.
Si anheláis paz para un pueblo, no es necesario que vayáis hasta él. haced
la paz en vuestro corazón o en vuestro hogar y esto bastará para que
reflejéis en el espíritu de ese pueblo la concordia y la unificación. Cuando
los elementos se desencadenen dando muestras de justicia, orad, permaneced
serenos y no lloréis por vosotros, sino por los demás; mas, a quien os
buscare, secadle su llanto, escuchad su queja y dadle el bálsamo. Os he
enseñado a orar para que os libréis de riesgos y tropiezos, de acechanzas y
tinieblas; os he dicho que hasta los elementos escucharán vuestra oración
cuando sean desatados por mi justicia; pasarán sobre vosotros sin tocaros,
porque supisteis orar con fe y limpidez.
Por ahora, orad por los distantes y en los cercanos desbordad vuestro
corazón; sanad a los enfermos, derramad consejo en los necesitados, volveos
todo consuelo y bálsamo entre la humanidad doliente. Cuando paséis junto a
un extraño a quien no podáis dirigir palabra alguna, pero sintáis conmovido
vuestro corazón y vuestro espíritu eleve su oración, presentándome el
sufrimiento de aquel hermano vuestro, Yo le daré lo que necesita, porque
habéis depositado en Mí su dolor. Cuando encuentro que alguno de vosotros
está ocupado en la ejecución de una buena obra, elevado en oración, pidiendo
por algún hermano necesitado y me hace presente su corazón lleno de angustia
por el dolor de su semejante, mi divino amor deposita en aquél una gota de
mi bálsamo de curación y le concedo el prodigio que ha estado pidiendo. Así
quiero contemplaros y en la fuerza de vuestra oración he encontrado también
motivo para perdonar. Por vuestra intercesión Yo me sentiré también
conmovido en mi corazón, para detener mi justicia. En vuestras peticiones
Yo encontraré bálsamo para llevarlo a los que lloran; en vuestra elevación
de espíritu Yo encontraré también motivo para detener la destrucción que
hacen los hombres. Ahora, que todavía no os consagráis a vuestra misión
espiritual, pero que tenéis el anhelo de hacer algo en beneficio de vuestros
semejantes, Yo os aconsejo que oréis, para que lleguéis a conocer la virtud
y el poder que tiene la oración, y esta luz la adquiráis desde antes de que
empiece vuestra lucha.
Este es un tiempo propicio para que seáis caritativos, por lo tanto, orad,
pedid y trabajad, los campos son fértiles y os esperan. Id en alas de la
oración a difundir entre vuestros hermanos la luz. Penetrad en cárceles y
hospitales y dejad ahí vuestro consuelo. A los corazones que no tengáis
cerca, preparadlos con vuestra oración. Todo lo que no este a vuestro
alcance confiadlo al Mundo Espiritual y esos seres completarán vuestra obra
y todo será orden, armonía y cumplimiento.. Orad, pueblo, orad por la
humanidad; con vuestra oración o sin ella Yo estoy con todos, pero anhelo
que florezca entre mis hijos el precepto de amarse los unos a los otros.
Todo aquello que vosotros no alcancéis a hacer, todo el tropiezo que
vosotros encontréis me lo dejaréis a Mí y Yo todo lo haré posible y entonces
la humanidad contemplará que lo que es imposible para los seres humanos, se
convierte en realidad por conducto de vosotros y esos prodigios no los
podrán atribuir a los humanos y en su asombro tendrán que ir hacia el Más
Allá, para pensar en un poder supremo y soberano. ¡La verdadera oración
espiritual!
Sed constantes en vuestra oración por la paz, porque ésa será, la forma de
que os unáis a todos aquellos que de la misma manera estén orando. Sostened
el manto de paz sobre el ambiente de guerra que envuelve a la humanidad, y
en las horas de lucha extendedlo sobre de vuestros hermanos. Vuestras
oraciones harán que alcancen la paz los que necesitan luz en su espíritu. La
oración espiritual es una misiva que llega al corazón de aquellos por
quienes se pide y es como un manto de paz sobre los necesitados, cuando
varios corazones se han unido para pedir por ellos. Yo estoy recibiendo de
muchos puntos de la Tierra esa oración que elevan los que están velando por
la paz del mundo. No temáis no llegar a conocer en esta vida el resultado
de vuestras peticiones y de vuestras lágrimas por aquellos a quienes ni
siquiera conocéis. El cincel del dolor está puliendo vuestro corazón y mi
palabra os inspira a cada instante la caridad. Hoy comprenderéis la fuerza
que poseéis por el pensamiento, así como por otros dones que hasta ahora no
habéis cultivado. Dentro de vosotros existe una vida aún desconocida.
He venido a revelaros en este tiempo, que el hombre posee potestad sobre los
elementos, una potestad que hasta hoy no habíais descubierto. Os he enseñado
que quien ora y vive en armonía con mis leyes, puede ser obedecido por los
elementos y escuchado por la naturaleza. ¿Os parece extraño? Recordad cómo
Jesús entre sus lecciones, os dio aquella de someter a la naturaleza a su
mandato. No olvidéis que cuando el Maestro, junto con sus discípulos
navegaba en una barca en el mar de Galilea, éste de pronto se encrespó; El,
viendo el temor en sus apóstoles, extendiendo su mano ordenó a las aguas que
se apaciguaran, y éstas al instante, como mansas siervas, obedecieron.
Dios, el Ser Supremo, os creó "a su imagen y semejanza", no por la forma
material que tenéis, sino por las virtudes de que está dotado vuestro
espíritu, semejante a las del Padre. En este tiempo, os vais a maravillar,
cuando veáis los prodigios que, podéis hacer con vuestros dones, entonces ya
no os sentiréis pobres ni desheredados, porque a cada paso tendréis pruebas
de que os amo y de que he puesto en vosotros mi mirada.
ORACIÓN POR LOS GOBERNANTES DE ESTE PLANETA
¿Veis esos hombres que tan sólo viven para satisfacer desmedidas ambiciones,
pasando sobre la vida de sus semejantes, sin respetar los derechos que Yo,
su Creador, les he concedido? ¿veis cómo sus obras sólo hablan de envidia,
de odio y de codicia? Pues es por ellos por los que debéis orar más que por
otros, que no están tan necesitados de luz. A estos hombres perdonadles todo
el dolor que os causan y ayudadles con vuestros pensamientos limpios a
razonar. No hagáis en torno a ellos más densa la niebla que les rodea,
porque cuando tengan que responder de sus actos también llamaré a responder
a quienes en vez de orar por ellos, sólo les, enviaron tinieblas con sus
malos pensamientos.
Velad e interceded por vuestros gobernantes. Si en vez de cumplir en esta
forma les abandonáis y os dedicáis sólo a criticar sus determinaciones,
dejaréis que su ánimo decaiga en la lucha y queden expuestos a influencias
nocivas. Quiero también enseñaros a cumplir vuestros deberes para con los
que gobiernan en el mundo: Si queréis que sus determinaciones sean
favorables y justas para sus pueblos, debéis ayudarlos con la oración.
LA ORACIÓN PARA COMBATIR LAS INFLUENCIAS NEGATIVAS
Hay fuerzas invisibles a la mirada humana e imperceptibles a la ciencia del
hombre, que influyen constantemente en vuestra vida. Las hay buenas y las
hay malas, las hay de luz y también obscuras. ¿De dónde surgen esas
influencias? Del espíritu, de la mente, de los sentimientos, Unas y otras
vibraciones invaden el espacio, luchan entre sí e influyen en vuestra vida,
esas influencias lo mismo brotan de espíritus encarnados que de seres sin
materia, porque lo mismo en la Tierra que en el Más Allá, existen espíritus
de luz así como turbados.
Para que esta humanidad pueda defenderse y librarse de las malas
influencias, necesita tener conocimiento de la verdad que le rodea, necesita
aprender a orar con el espíritu y también saber de cuantos dones está
revestido su ser, para poder emplearlos como armas en esta gran batalla del
bien contra el mal, de la luz contra las tinieblas, de la espiritualidad
contra el materialismo.
Os digo que oréis, porque aquel que no ora, se entrega a pensamientos
superfluos, materiales y a veces insanos, con lo cual, sin darse cuenta
fomenta y alimenta las guerras homicidas; mas cuando oráis, vuestro
pensamiento como si fuera espada de luz, rasga los velos de oscuridad y los
lazos de la tentación que hoy están aprisionando a muchos seres, satura de
espiritualidad el ambiente y contrarresta las fuerzas del mal. ¡Cuán
diferente es la conducta del que se olvida de orar y de velar!
Voluntariamente renuncia a defenderse con las mejores armas que en el hombre
he puesto, que son la fe, el amor y la luz del saber. Es el que no escucha
la voz interior que le habla a través de la intuición, de la conciencia y de
los sueños; pero el corazón y la mente no entienden ese lenguaje y no dan
crédito al mensaje de su propio espíritu.
Sólo el que por medio de la oración haya aprendido a elevarse en pensamiento
y espíritu a las regiones de la luz, a las moradas de la paz, podrá penetrar
en el mundo de contiendas, donde se reflejan todas las humanas pasiones, sin
salir vencido y dejando en cambio algo de provecho para los que han menester
de la luz del espíritu. El espíritu, cuando ha logrado armonizar con la
mente para alcanzar la verdadera oración, se convierte en un soldado
invisible, el cual, apartándose momentáneamente de lo que a su ser toca, se
traslada a otros sitios, se liberta de la influencia de la materia y se
entrega a su lucha de hacer el bien, de conjurar males y peligros, de llevar
un destello de luz, una gota de bálsamo o un hálito de paz a los
necesitados. Lleváis potestad para apartar de vuestros hermanos a los seres
en tiniebla, para que vuestros semejantes no se arrebaten el hilo de la
existencia.
Velad y orad, no sólo por los peligros materiales, sino también por las
acechanzas que vuestros ojos no alcanzan a distinguir, aquellas que
provienen de seres invisibles. Las grandes legiones de espíritus turbados,
aprovechando la ignorancia de la humanidad, su insensibilidad y su falta de
vista espiritual, le hacen la guerra, y los hombres no han preparado sus
armas de amor para defenderse de sus ataques, por lo que ante esa lucha,
aparecen como seres indefensos. Era menester que llegara a vosotros mi
Doctrina Espiritual, para enseñaros cómo debéis prepararos para salir
victoriosos en esa contienda. De aquel mundo invisible que palpita y vibra
en vuestro propio mundo, parten influencias que tocan a los hombres, ya sea
en su mente, en sus sentimientos o en su voluntad, convirtiéndolos en
siervos sumisos, en esclavos, en instrumentos, en víctimas. Por doquiera
surgen manifestaciones espirituales y sin embargo, el mundo sigue sin querer
darse cuenta de lo que rodea a su espíritu.
Es necesario entablar la batalla, destruir las tinieblas, para que cuando se
haga la luz en los hombres, todos se levanten unidos en una verdadera
comunión y con la oración triunfen en la lucha que emprendan contra las
fuerzas que por tanto tiempo los han tenido dominados. Hombres y pueblos
han sucumbido bajo el poder de esas influencias sin que la humanidad repare
en ello. Enfermedades raras y desconocidas, que son producidas por ellas,
han abatido a los hombres y han confundido a los científicos. Cuánta
discordia, cuánta confusión y dolor ha acumulado el hombre sobre sí. La
falta de oración, de moral y de espiritualidad, han atraído a los seres
impuros y turbados, y ¿Qué se puede esperar de los que han partido sin luz y
sin preparación?
Ahí están aquellos a quienes habéis engañado y oprimido, a los que habéis
confundido y humillado. Sólo confusión y tinieblas os pueden enviar, sólo
venganzas pueden ejercer y sólo reclamos es lo que vienen a haceros. Ahora
llamadme brujo y hechicero porque os hablo de estas revelaciones. Yo sólo
vengo a salvar a unos y a otros de las tinieblas, del dolor y de la muerte,
porque Yo soy la luz que brilla delante de los hombres y delante de las
legiones de espíritus turbados. ¿Quienes me reconocerán primero? En aquel
Tiempo, habiendo liberado a un poseído, los que miraban aquello, decían que
Jesús tenía pacto con el espíritu del mal; en cambio el espíritu que
atormentaba a aquel hombre me habló diciéndome: Yo te conozco quién eres: el
Santo de Dios.
Sin embargo, también había quienes maravillados por esas obras, decían: ¿Con
qué autoridad y potencia manda a los seres inmundos y ellos le obedecen? No
sabían que ese don está en todos, que esas armas todos las lleváis. Mas
tarde, mis discípulos repitieron las obras de su Maestro, demostrando con
ello que Cristo vino a enseñar a los hombres, que no sólo vino a mostrar su
poder, sino a revelarle a la humanidad los dones y la potestad que todos
poseen.
RECLAMO A LA HUMANIDAD
Mucho te has acostumbrado ante la maldad existente, que ya no te detienes a
meditar en las causas que la originan. El mundo se agita en medio de una
tempestad y ha perdido el rumbo. La niñez ya conoce la amargura y pronto
endurece su corazón, los adultos son atraídos por los placeres y los vicios,
también los adolescentes y hasta los niños, a todos les ha llegado el veneno
acumulado a través de los tiempos. Y los que han logrado escapar de la
funesta influencia de maldad ¿Qué hacen por los que se han perdido?
Juzgarles, censurarles y escandalizarse de sus actos. Las flores se
marchitan en plena juventud, los vicios toman fuerza, se atenta contra la
vida, existe soledad en el espíritu y tristeza en el corazón, hay luto y
lágrimas, pobreza material y espiritual, el materialismo, la envidia, el
rencor, el egoísmo, la soberbia, la vanidad. la falta de verdadero amor y de
fe han invadido lo más íntimo de la vida de los hombres. ¡El mal se ha
multiplicado, ofuscando la mente y el corazón! Humanidad: Yo sé que te
sientes muy distante de la paz, de la armonía, de la fraternidad, y tienes
razón porque es tan diferente en cada hombre el concepto sobre Dios, sobre
la vida, y sobre la verdad, que tal parece que hay muchos dioses o que
existe un dios para cada hombre.
Millones de enfermos del cuerpo y del espíritu, pueblan la Tierra, niños que
andan abandonados a sus propias fuerzas, multitudes de ancianos sin conocer
el consuelo, viudas y mujeres desamparadas que ignoran las delicias del
calor de un verdadero hogar, seres recluidos en el olvido y la guerra que va
dejando luto en cada pueblo. ¿Acaso han olvidado la magnitud de sus faltas?
Es necesario que comprendan lo que significa ante la Divina Justicia,
arrebatar la vida a un semejante, destruir la fe, engañar, traicionar un
corazón, profanar la inocencia, causar una deshonra, robar, mentir, humillar
y tantas imperfecciones que pasan inadvertidas, porque es tanta la
familiaridad con este dolor, que lo ven como parte de su vida.
Pero lucháis por parecer felices; meditáis la forma de disimular vuestros
contínuos fracasos; ponéis ante vuestro rostro una máscara sonriente para
fingir que sois felices y hacéis alarde de fuerza y de valor para ocultar el
miedo que tenéis ante el abismo que habéis abierto bajo vuestros pies. Yo
les dejo andar su senda, porque sé que si hoy se alejan, me olvidan y hasta
me niegan, pronto, cuando la realidad llegue a despertarles de su sueño de
grandeza en la Tierra, comprenderán la insignificancia de las riquezas, de
los títulos, de los placeres y honores del mundo, cuando el hombre tiene que
enfrentarse ante la verdad espiritual, ante la eternidad, y ante la justicia
divina, de las que nadie puede escapar.
Ahora el hombre se siente grande, sabio, fuerte, poderoso y absoluto. El
posee la luz de la ciencia, ¿Para qué ha de desear la luz del espíritu? El
es dueño de las fuerzas de la Naturaleza, ¿Para qué esperar a que venga Yo a
libertarle de sus enemigos si él puede hacerlo con sus armas? Llenas de
orgullo se levantan las grandes naciones pregonando su poderío, amenazando
al mundo con sus armas, haciendo alarde de inteligencia y de ciencia, sin
darse cuenta de lo frágil que es el mundo falso que han creado, pues bastará
un débil toque de mi justicia para que ese mundo artificioso desaparezca. Y
será la mano del hombre la que destruya su propia obra, será su mente la que
invente la forma de exterminar lo que antes creó. Yo haré que sólo queden en
pie aquellas obras humanas que hayan dado buen fruto a los hombres para que
sigan siendo cultivadas en bien de las generaciones venideras, mas todo lo
que encerrase un fin perverso o egoísta será destruido en el fuego de mi
justicia inexorable.
¿Por qué entonces el mundo no supo esperarme? La humanidad apura el cáliz
más amargo de cuantos el hombre ha bebido en el mundo, ¿Por qué entonces no
me ha deseado ni me ha llamado? Porque su materialismo ha llegado a tal
grado, que me ha excluído de su vida, me han arrojado de su corazón, porque
ya no son los humildes, aquellos que sabían inclinarse ante su Señor para
orar y obedecer su voluntad.
EL HOMBRE ES EL CAUSANTE DE LAS GUERRAS
¡Cuán lejos de la armonía ha vivido el hombre desde que inició si tránsito
sobre la tierra! De ello dan prueba sus incesantes tropiezos, e inagotable
cáliz de sufrimientos que ha padecido, su falta de paz. Mirad la guerra, el
hambre, la peste y la muerte como un tétrico cortejo que va de pueblo en
pueblo sembrando el luto, la desolación y el exterminio. ¡Cuánto daño se
hacen los hombres con sus guerras fratricidas! Los días, los meses y los
años pasan sin tener un poco de paz en el corazón, viviendo en constante
zozobra; bajo amenaza de sus propios hermanos convertidos en enemigos. ¿Es
vivir esto o por lo menos, luchar por un ideal elevado? No, los hombres se
matan por sus humanas ambiciones que valen mucho menos que su vida; pero no
quieren conocer el precio de una vida; no quieren saber que la existencia de
un hombre es sagrada y que sólo puede disponer de ella Aquél que la creó.
Las guerras continúan en el mundo, la amenaza de la muerte y del exterminio
se cierne sobre los pueblos; es que los hombres empeñados en conservar sus
filosofías, y doctrinas, no quieren contemplar la verdad. ¿Por qué existe
el pecado, predomina el mal y se desatan las guerras? Porque el hombre no
escucha los dictados de la conciencia y hace mal uso de su libre albedrío.
¿No creéis que la división de la humanidad en pueblos y razas, es algo
primitivo? ¿No meditáis que si vuestro adelanto en vuestra civilización, de
la que tanto os enorgullecéis, fuese verdadera, no estaría aún imperando la
ley de la fuerza y la maldad, sino que estarían regidos todos los actos de
vuestra vida por la ley de la conciencia? ¿Cuál es el adelanto moral de esta
humanidad, y cuál es el desarrollo de sus más nobles sentimientos? En la
época en que el hombre vivió en cuevas, también se arrebataban el alimento
los unos a los otros; y los más fuertes se llevaban la mayor parte; también
el trabajo de los débiles fue en provecho de los que se imponían por la
fuerza, y se mataban pueblos con pueblos. ¿En dónde está la diferencia
entre la humanidad de ahora y la humanidad de aquellos días?
La humanidad no ha querido comprender, que su felicidad y su progreso sólo
puede encontrarlos en la paz, y va tras de sus ideales de oído, perversidad
y de falsa grandeza derramando sangre hermana, arrancando vidas y
destruyendo la fe de Ios hombres. Mirad la estela de dolor que va dejando la
guerra y los hombres no quieren despertar de su letargo, mas pronto surgirán
en el mundo sucesos que conmuevan a la humanidad y la hagan cambiar de ruta.
Cuántas y espantosas guerras esperan a la humanidad, mucho más aterradoras
que las que han pasado: en las que el furor de los elementos desencadenados,
se confundirá con el estruendo de vuestras armas; el mundo será pequeño para
contener en su seno tanta destrucción. Todo ello traerá como consecuencia
que los hombres, habiendo llegado al máximo de su dolor y de su
desesperación, se dirijan suplicantes al Dios verdadero, al que no quisieron
llegar por el camino del amor, para pedirle su divina paz. Entonces Yo,
Cristo, el Verbo, resucitaré en los corazones, porque ese tiempo será el
Tercer día, en el cual cumpliré la promesa de salvación al construir el
templo como os lo prometí.
Del oriente al occidente se levantarán las naciones desconociéndose y del
norte hacia el sur también se levantarán para encontrarse todas en la
encrucijada, con cuyo choque se producirá una inmensa hoguera en la que
arderá el odio, se extinguirá el orgullo y se consumirá la mala yerba. Si mi
presencia entre vosotros en este tiempo, coincide con las grandes
calamidades y con las terribles guerras que ahora os afligen, no me
atribuyáis a Mí ese cáliz que beben los hombres. Los sufrimientos son el
fruto de vuestros pecados y éstos no han brotado de Mí. Si os anuncié que en
el tiempo en que os hablaría como Espíritu Santo el dolor se encontraría
desatado entre la humanidad, con ello no dicté vuestra sentencia, es que Yo
sabía que cuando esas pruebas llegaran, me necesitaríais; sólo os lo anuncié
para que estuviéseis velando y orando, en espera de mi llegada.
Mientras el mundo se agita, la sombra del caos aparece sobre las naciones y
la guerra estremece a la humanidad, escucho a los que decís: Si para Dios no
hay imposibles ¿Por qué no detiene la guerra y crea un mundo nuevo lleno de
paz? Y Yo os digo que así como en el hombre está la guerra también está la
paz. Cada hombre posee una conciencia severa y sabia y por ella sabrá
escoger el camino que le conviene. La humanidad me pide tranquilidad
teniendo en ella el don de la paz que se alcanza con el cumplimiento de sus
deberes; Mas Yo os pregunto: ¿Es preciso que para tener paz debáis pasar
antes por la guerra? Mirad cómo la buena simiente ha sido arrasada por la
maldad. Unas naciones destruyen a las otras, las que hoy son fuertes,
mañana quedarán aniquiladas. No soy Yo el que debe decir que la paz sea en
el mundo, sino el hombre, cuando haya convertido su corazón al amor y a la
humildad.
¿Queréis dejar de sufrir, humanidad? Amad, haced el bien a vuestro paso,
reconstruíd vuestra vida. ¿Queréis ser grandes, ser felices? Amad mucho,
amad siempre. ¿Queréis llorar, deseáis que la amargura os invada, queréis
guerras y desolación? Continuad como estáis viviendo, dejad que en vuestra
vida siga enseñoreándose el egoísmo, la hipocresía, la vanidad, la
idolatría, el materialismo. Ahora veis sólo guerras y clamáis que es castigo
de Dios, cuando os he enseñado que Dios, que es Padre, no. castiga; que los
acontecimientos se suceden por causa de los hombres
Yo sólo os he dado pruebas de amor; os envié a la Tierra que era semejante a
una madre fecunda, amorosa y tierna; os di el fuego de la vida, el aire, que
es aliento del Creador y el agua que es fecundidad y frescura y todo lo
habéis tomado para sembrar la destrucción y la muerte; todo ha sido
profanado y lo será más todavía, vuestros ríos serán de sangre, vuestro
fuego será de exterminio, el aire estará saturado del aliento de la muerte,
y toda la Tierra se convulsionará. En la hora de la justicia muchos me
dirán: "Señor, perdón, tenía sobre mis ojos la venda de oscuridad".
Yo soy la paz, en mi sabiduría infinita existe cuanto podáis desear, mas
¿Cuándo han orado los pueblos para alcanzar mi paz? ¿Cuándo han puesto sus
ojos en Mí los hombres que conducen y gobiernan a los pueblos? ¿Cuándo se
han postrado los ejércitos a pedir perdón a su Padre Celestial después de
haber dado muerte a sus semejantes? Y es tan sutil la paz, que es necesario
velar y prepararse para saberla retener, para no dejar que retorne a Mí.
Mirad cómo vosotros quedáis llenos de paz después de escucharme, ¡Cuán
breves son los instantes en que lográis retener en el corazón esa paz!
Desde el principio de la humanidad, han sido pocos los que han buscado la
paz o los que han permanecido en ella una vez que la han alcanzado, porque,
el hombre sólo la busca cuando el dolor lo ha vencido. Por eso véis como
después de cada una de vuestras guerras inhumanas, fratricidas e injustas,
se levantan millares de seres sedientos de la paz, que antes no supieron
estimar, porque no se habían dado cuenta del valor que tiene ese don divino.
No esperéis que se multipliquen las lamentaciones en la Tierra y aumenten
los rumores de guerra para levantaros, orad y haced obras de caridad en cada
día, que con esto contrarrestaréis la fuerza del mal.
Ya se ha desatado en el mundo una nueva contienda. Naciones enteras luchan
con el afán de vencer a sus enemigos, otros buscan la superioridad para
avasallar pueblos y tener esclavos, y otros para que su raza demuestra que
es la más elevada entre todas, y no comprenden en su ceguedad el abismo que
a todos espera.
Orad, para que ayudéis a los representantes de las naciones que se reunen
para resolver, los conflictos entre los pueblos. ¿Creéis que todos ellos
tienen un concepto diferente a cada solucion? No, ellos se engañan,
interiormente Son los intereses materiales los que les hacen pasar sobre sus
propias convicciones. Cuán fácil sería la solución de todos Ios conflictos,
si cada quien obrase de acuerdo con su conciencia; entonces el mundo estaría
en paz. Los hombres que rigen los destinos de los pueblos, lejos de pensar
en su propia grandeza, pedirán en el bienestar de todos, mas nada de esto
existe, y la desconfianzas hace a los hombres estar siempre en acecho.
Nuevamente os digo: Cuando el mundo vuelva sus pasos sobre mi sendero y
ponga en práctica mi doctrina, resolverá sus problemas y vivirá en paz.
Orad, y pensad en la soberbia y la ambición que germina en los cerebros de
los hombres que han llevado a la ruina, a la desolación y a la muerte a
otros hombres que no tienen ninguna culpa. Orad por la paz de las naciones;
he hablado a los hombres a través de la conciencia, a los que gobiernan
estos pueblos y he visto que su corazón es reacio, que de él no retiran su
odio y su ambición.
Si en vez de piedad, sentís cólera o desprecio hacia quienes causan tantos
sufrimientos a la humanidad, en verdad os digo que os despojáis de toda
elevación espiritual y de toda comprensión. Cuando logréis elevar vuestros
sentimientos por encima de tanta miseria humana, brotará de vosotros la más
sentida y sincera petición en favor de vuestros hermanos y esa vibración de
amor, esa pureza de vuestros sentimientos, serán las espadas más poderosas
que destruyan las tinieblas, que las guerras y las pasiones de los hombres
han venido formando. (I-9.32)
¿Cuál será la deuda de esos hombres delante de Dios y cómo tendrán que
pagarla? Eso sólo Yo lo sé, pero de cierto os digo que ninguno escapará a la
ley de restitución; por eso os digo: mientras ellos siguen destrozando el
mundo que Dios les dio para vivir, velad y orad por vuestros hermanos,
porque no saben lo que hacen; porque de saberlo, tiempo ha que con sus
lágrimas, con su sangre y aun con su vida, estarían reconstruyendo todo lo
que han destruido. El ruido y los horrores de las guerras fratricidas han
apagado la sensibilidad del corazón humano, han impedido la manifestación de
todo sentimiento elevado, como son la caridad y la comprensión.
HABRÁ PAZ, SI LO DESEA LA HUMANIDAD
Así como os he anunciado la guerra y los desastres que separan a la
humanidad, también os digo que llegará un día en el cual todas las naciones
de la Tierra disfrutarán de paz, en el que los hombres se amarán en Mí, y su
vida, su trabajo, sus obras en el mundo, serán el culto agradable que como
incienso perfumado se eleve de este planeta hacia Mí. La mala hierba será
cortada de raíz del corazón de los hombres y la buena simiente será
conservada, para formar con ella una nueva humanidad.
Haré que las banderas de las naciones, destrozadas por el combate, se unan
todas hasta formar un estandarte de paz. Os hablo de esta manera, porque soy
el Dios de la paz, el Padre que quiere la alegría en el corazón de sus
hijos.
Este mundo, convertido por la ambición y el egoísmo humano, en manzana de
discordias, será al fin compartirlo por todos, aun sin ser sus dueños,
porque al haceros el llamado el Dueño de todo lo creado, obedientemente
Alejaréis todos vuestros bienes. Sólo la espiritualidad salvará de su caos a
esta humanidad, no esperéis otra solución, ¡Oh pueblos y naciones de la
Tierra! ¡Podréis hacer tratados de paz, pero mientras esa paz no tenga por
base la luz de la conciencia, seréis necios, porque estaréis edificando
sobre arena!
Sobre las ruinas de un mundo creado y destruído por una humanidad
materialista, se levantará un nuevo mundo, cuyos cimientos serán la
experiencia y tendrá por finalidad el ideal de su elevación espiritual.
Pensad en el adelanto de una humanidad cuya moral proceda de la
espiritualidad; imaginad una humanidad sin limites ni fronteras,
compartiendo fraternalmente todos los medios de vida que la Tierra ofrece a
sus hijos. Tratad de imaginar lo que será la ciencia humana, cuando ella
tenga por ideal el amor de los unos a los otros, cuando el hombre obtenga a
través de la oración los conocimientos que busca. Pensad en lo grato que
será para Mí recibir de los hombres el culto del amor, de la fe, de la
obediencia y la humildad, a través de su vida, sin que tengan que recurrir a
ritos ni a cultos externos.
Esa sí será vida para los hombres, porque dentro de ella respirarán paz,
gozarán de libertad y se sustentarán solamente con aquello que encierre
verdad. A los que hayan comprendido mi palabra y la vayan aplicando a su
vida, os encargo orar por todos los que en su materialismo alteran el
sentido de la verdad, y que orgullosos y envanecidos en su ciencia han
llegado a creerse sabios, creadores y fuertes y se ríen de los que aún,
acordándose de Dios, elevan a El sus oraciones. Creen tener en sus manos el
destino de la humanidad ignorando que también se encuentran bajo mi divina
justicia. Ellos necesitan como nadie de vuestras oraciones y de vuestra
ayuda espiritual.
Orad, discípulos, enviad vuestro pensamiento como un mensaje de paz, hacia
aquellos que con su inteligencia están transformando vuestra vida, para que
los frutos que alcancen, sean como bálsamo para las penas de la humanidad.
Si sabéis comprender mi Doctrina, ella os ofrecerá muchas satisfacciones,
muchas oportunidades de poderos elevar, Aprended a orar antes de tomar
cualquiera determinación, porque la oración es la forma perfecta de pedir a
vuestro Padre, ya que en medio de ella estaréis demandando luz y fortaleza
para salir avante en la lucha. Os pido la oración y la meditación en vuestra
vida, para que podáis comprender mi palabra y no solamente la oigáis:
Estudiadla, mas no solamente la estudiéis, sino practicadla, para que
comprendáis su valor.
El que diariamente se examina, tendrá que mejorar su manera de pensar, de
vivir, de hablar y de sentir. Oración, meditación, serenidad y elevación,
son bienes que ya deben de incorporarse a vuestra vida diaria como parte
esencial de ella, para que así nada pueda sorprenderos.
Unios fuertemente con los lazos de amor, de fraternidad, de perdón, de
intercesión, porque la tentación está al acecho, la guerra anda en busca de
una puerta, en donde el guardián duerma, para que penetren al seno de esa
nación la peste, el hambre y las enfermedades con nuevas modalidades
extrañas. Oid mis consejos de Padre, no huyáis de Mí, Yo os he dicho que
por un justo se salvará una comarca, mas si no llegáis a ser justos, al
menos enmendaos, trabajad, que así recobraréis la gracia y seréis mis
emisarios en todas las naciones. No seáis indiferentes al dolor, que vuestra
oración llegue a Mí, y por ella se enjugarán muchas lágrimas y alcanzarán
paz y bendición vuestros hermanos. Antes de que la humanidad desfallezca
bajo el peso de su cruz, Yo seré su Cirineo y tomaré su pesado fardo para
que siga adelante.
Pedid y Yo haré prodigios entre la humanidad., con la que he estado en todas
las eras, porque si pensáis que he dejado mi trono por venir a comunicarme
con vosotros estáis en un error, porque ese trono que vosotros imagináis, no
existe; los tronos son para los hombres envanecidos y orgullosos. Comprended
que mi Espíritu no habita en un lugar determinado; siendo infinito y
omnipresente, está en todas partes, en todos los sitios, en lo espiritual,
en lo material y en todo lo creado.
CONCLUSIÓN
Si esta humanidad estuviera ya unificada en la verdadera oración, le
bastaría unos momentos cada día de meditación, para detener la maldad
manifestada en tantas y diversas formas, Les inspiro la verdadera oración.
Como único camino, no esperen otra solución, Pueblos y naciones del mundo,
porque la verdadera paz, la tranquilidad y la seguridad, no se logra con
mandatos, ni decretos, ésta solamente proviene de Dios.
La humanidad sufre estas consecuencias, porque a través de los tiempos ha
hecho mal uso del libre albedrío, desoyendo la voz de la conciencia y
alterando la Ley, en su forma de actuar, de pensar y de vivir. Esto ha
traído como resultado la presencia de insanas influencias que vuestros ojos
no contemplan, las cuales se manifiestan en la vida de muchos seres
induciéndoles al odio, al rencor, a la venganza, al suicidio, e inspiran a
muchos a permanecer en los vicios y a quitarle la vida a sus semejantes ¿Es
esto la verdadera vida? Se arrebatan el pan los unos a los otros, los
ambiciosos no pueden ver que los demás posean algo, porque lo quisieran para
sí; los fuertes se apoderan del pan de los débiles y éstos se concretan a
ver comer y gozar a los poderosos. La tristeza de esta humanidad, se ha
convertido en un clamor que ha llegado a la altura de los cielos. Y se
pregunta: ¿Cuándo viviremos libres de esta oscuridad, cuando habrá verdadera
comprensión y amor entre los seres de este planeta, cuando podremos vivir en
verdadera paz, cuando dejará de haber suicidios, asesinatos, vicios,
secuestros, violaciones cuando habrá justicia en los jueces, magnanimidad en
los gobernantes, cariño, y amor a la creación? Yo le digo a la humanidad:
Cuando el orden de su vida cambie, y sepan mirar fuera de ustedes mismos
cuando desparezca la soberbia, el orgullo, la vanidad, cuando la mentira no
sea tomada como verdad.
¡ MI PAZ SEA CON VOSOTROS!
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