El previsible aumento de
los casos de infectados por el virus de la gripe A con la llegada del frĂo
requiere la vacunaciĂłn de los llamados grupos de riesgo. Uno de ellos son los
mĂ©dicos, que atenderĂ¡n la avalancha de afectados. Pero algunos se estĂ¡n negando
a vacunarse.
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El
ciudadano corriente, como estĂ¡ alarmado, pone el brazo para que le vacunen y ya
estĂ¡, pero los
profesionales sabemos mĂ¡s, somos mĂ¡s reticentes
porque no creemos que se haya ensayado lo necesario con la vacuna,
pensamos que no es
un fĂ¡rmaco lo suficientemente probadoâ. AsĂ explican
los profesionales médicos sus reticencias a vacunarse contra la gripe
A.
¿Con quĂ© personas se han hecho los
ensayos? ¿Con cuĂ¡ntas personas? ¿Con quĂ© tiempo de
seguimiento para ver los efectos adversos? Son algunas de las preguntas que se
hacen algunos especialistas.
Y alertan de los
posibles efectos
secundarios de vacunar a los grupos de consideran de
riesgo: âA veces por hacer vacunaciones deprisa y corriendo no se hacen bien los
ensayos y luego hay que suspender ese tratamiento. No se puede generar un
problema mayor del que se tiene, no se puede establecer una medida preventiva
peor, hay que ser muy prudentesâ.
Ponen como ejemplo el
de las mujeres
embarazadas: âSe va a vacunar a este colectivo, pero
¿quĂ© tipo y cuĂ¡ntas embarazadas han podido reclutar para los ensayos? Son un
grupo que generalmente se excluyen de los ensayos, se extrapola su caso, pero
las embarazadas tienen una situaciĂłn especial: es un fĂ¡rmaco que no estĂ¡
suficientemente probado en este colectivo y hacer todo esto deprisa es
contraproducente. Por todo ello, los profesionales prefieren ser
cautelosos.
Un Ășltimo problema
que puede surgir es que las vacunas que llegarĂ¡n en noviembre se vuelvan
inservibles: âHay que tener en cuenta que si el virus mutara antes de diciembre
las vacunas tampoco
valdrĂanâ,
advierten.