Sin duda, cuanto más tiempo pasa, la mejor manera de tratar aquel gigantesta
tomadura de pelo ocurrida el 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos sobre
unos moros muy fanáticos armados con peligrosos cortauñas que provocan el mayor
atentado terrorista de la historia, es con sentido del humor. Pasaportes que
aparecen entre el polvo, ineptos que hacen piruetas con aviones de pasajeros y,
sobre todo, inexpugnables controles militares que, CASUALMENTE, dejan de funcionar el
mismo día y a la misma hora.
Este humorista francés disecciona con ironía algunas de las intragables
mentiras que, un día, seguramente tú te tragaste. Que no te la vuelvan a
colar.