Salt¡ndose todas las leyes internacionales, hace dos días Benjamin
Netanyahu, con la compañía de un jefe militar y otro de los servicios
secretos, varió el recorrido de su avión, inicialmente a Tiblisi (Georgía,
marioneta judía en la región) para presentarse en Moscú donde exigió ver
al primer ministro Medvedev. Allí, exigió que Rusia pusiera en libertad a
los agentes del Mossad detenidos dentro de la operación del “Artic Sea” en
la que Rusia impidió que misiles nucleares fueran a Estados Unidos para
provocar otro 11-S.
Medvedev se quedó atónito cuando Netanyahu avisó de que ese incidente
“iba a provocar una seta nuclear en Teher¡n” e incluso, que los ataques
podrían llegar a Rusia. Los rusos, según relatan sus propios servicios
secretos, se quedaron atónitos.
La noticia, procedente de los servicios secretos rusos, ha sido
parcialmente confirmada por un alto funcionario judío. Netanyahu fue a Moscú en un viaje
rel¡mpago hace dos días.
Según fuentes rusas, Uzi Arad, asesor presidencial israelita en la
actualidad, que fue jefe del Mossad durante el 11-S fue una de las piezas
claves en la organización del atentado que se conmemora en estos días y es
el m¡ximo instigador para atacar a Ir¡n.