Pascual Serrano rompe un tópico, dice que después de leer
la prensa y de ver los telediarios los ciudadanos no están informados de
la actualidad, y nos dice que la desinformación es constante, ya que son
los intereses públicos y particulares los que configuran la
opinión.
¿Usted cómo lee un diario, escucha una radio o
mira los informativos de la televisión?
Ante cualquier medio, es fundamental saber quien es el
propietario, si se trata de un medio estatal, de una cooperativa, una
organización no gubernamental o una empresa privada, y en este último
caso, saber si son empresarios individuales o determinados grupos
económicos que operan en otros sectores. Si sabemos quién es el
propietario y los intereses que se defienden, podremos entender la línea
editorial.
¿La publicidad queda al
margen?
Y tanto que no. De los medios no sólo hay que conocer a
los accionistas, sino también es muy interesante saber las empresas o
instituciones que se anuncian. Así podremos comprender por qué se dan las
informaciones de una manera u otra y descubrir que a veces hay relaciones
muy estrechas entre los anunciantes y algún reportaje o información. Por
ejemplo, en América Latina las televisiones por cable funcionan vendiendo
espacios de programación, y cada productora tiene que buscarse a los
patrocinadores que financien los programas. Ante este hecho, la pregunta
es sencilla: ¿quién puede encontrar una empresa patrocinadora para un
programa que denuncie las violaciones de las multinacionales en Nigeria y
la corrupción en Wall Street, o que defienda la disminución del consumo en
busca de un modelo de desarrollo sostenible?
¿O sea que no hay esperanza?
Yo no diría eso, ni tampoco que hace falta que descartemos
todos los medios que no consideramos libres de intoxicaciones, económicas
o ideológicas, sino que siempre tengamos presente que disponer de muchos
periódicos en el kiosco o ver muchos telediarios en las televisiones no
quiere decir que haya una gran pluralidad informativa.
¿Por qué?
Si hacen una prueba y pasan veinticuatro horas repasando
la oferta de los medios, verán que las imágenes se repiten, son las mismas
en Europa, en Asia, en América Latina o en los Estados Unidos. No podemos
pasar por alto que los grandes medios de comunicación funcionan en el
marco de una economía de mercado, con todas las servidumbres que eso
comporta, y todos tienen una manera de funcionar parecida a la hora de
presentar la información internacional.
¿Quiere decir que la información no es nunca
neutral?
Y tanto que no. Pienso que cuando hacemos un análisis de
los medios, los tópicos que tenemos que desterrar son los de la
neutralidad y la imparcialidad. El solo hecho de ofrecernos una u otra
noticia ya supone adoptar una posición.
¿Y entonces qué?
Primero tenemos que plantearnos si la información nace de
la búsqueda del periodista o del medio, o si contrariamente ha sido
promovida o filtrada por alguna parte interesada. Después tenemos que
valorar cuáles son las fuentes, si la información que nos ofrecen ha sido
contrastada, si se han recogido las reacciones de todas las partes
implicadas...
¿Se refiere a lo que se llama derecho a la
información?
Se habla mucho del derecho a la información, pero a menudo
olvidamos que estar bien informado también es un deber. Se tiene que dar
un primer paso y entender que demasiadas veces lo que nos presentan los
medios no es la realidad, sino una elaboración de la realidad. Yo creo que
hay que potenciar un espíritu crítico que ayude a buscar una información
alternativa a las vías formalmente establecidas. Si no, estamos condenados
a la desinformación e incapacidades para entender el mundo que nos toca
vivir, o sea, estamos incapacitados para actuar con libertad.
¿Y qué hay que hacer?
Para enfrentarnos a este poder gigantesco que intenta
interpretar el mundo diciéndonos quiénes son los buenos y quiénes son los
malos, o marcar las pautas de lo que tenemos que hacer, yo creo que un
primer paso sería promover la desconexión entre el mensaje informativo
dominante y el pensamiento ciudadano. Mi libro “Desinformación”
no quiere convencer al lector de que tiene la verdad, sino que quiere
despertar la duda razonable y romper el monopolio de unos medios que están
poniendo fin a la capacidad de crítica y de análisis del individuo. Sólo
avanzaremos si los ciudadanos desarrollan un pensamiento independiente y
son conscientes de que la complejidad de lo que pasa en el mundo no se
podrá simplificar nunca con mensajes periodísticos sometidos a
determinados intereses.
Pascual Serrano en 1996 fundó el diario
electrónico Rebelión, que hoy funciona como publicación alternativa en
Internet. Fue asesor editorial de Telesur y ha escrito unos cuantos
libros, el último, “Desinformación. Como los medios ocultan el
mundo” (Península)
Fuente: http://www.elpunt.cat/noticia/article/10-sense-elpunt/26-sense-elpunt/95720-lestar-ben-informat-es-un-deurer.html