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Asunto: | [gap-argentina] EL DISCIPULO ESPIRITUAL - FINAL | Fecha: | Lunes, 9 de Noviembre, 2009 17:28:40 (-0300) | Autor: | Monica Barbagallo <monica.barbagallo @.....com>
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----- Original Message -----
From:
Juan
Las Etapas del Discípulo
El desarrollo de los discípulos
dentro de Shamballa, va siguiendo una serie de etapas que se mencionan a
continuación: La primera corresponde al discípulo probacionista, es una
etapa en la que el discípulo se prueba a sí mismo si su aura ha adquirido la
flexibilidad necesaria para soportar las energías con que se trabaja en
Shamballa. La segunda, una vez que el discípulo ha demostrado que puede
permanecer y trabajar con las energías de Shamballa, constituye aquella etapa en
donde sus objetivos personales se unifican a los del grupo, su labor es la labor
del grupo, su propósito fundamental en su trabajo interno, lo constituye aquel
que el grupo ha decidido a través del trabajo conjunto con su Maestro; el grado
de apego, de identificación con esa labor colectiva, corresponderá a su grado de
fusión y disipación de su personalidad particular en favor de la personalidad y
del propósito que inspira al grupo. Hablando en pequeña escala diríamos, que
esotéricamente, la personalidad del discípulo debe ser sacrificada en aras de
fortalecer la personalidad del grupo; sin embargo, como entidad pensante que es,
su individualidad la mantiene dentro de sí mismo, aunque sus acciones, sus
emociones, y sus pensamientos, constituyan parte de la personalidad
grupal. La tercera etapa, el grupo avanza haciendo unidad de sus objetivos,
con los objetivos que persigue el Maestro Director; en este caso nos encontramos
con discípulos que han hecho suya la responsabilidad que su Maestro manifiesta,
se convierten en colaboradores incondicionales del Plan divino, y esto es
posible, gracias a la percepción total de la verdad que subyace atrás del Plan
que persigue el Maestro. Una cuarta etapa sería aquella en que el grupo,
habiendo identificado completamente el sentir y el pensar de su Maestro, se
convierten en colaboradores perfectos del rayo bajo el cual trabajan; en este
caso, su misión en la tierra es expandida, dejan de trabajar en el pequeño
apartado que se les había asignado dentro del plan que el Maestro desarrolla,
para identificarse plenamente con los propósitos del rayo bajo el cual trabajan
y que se manifiesta en todo el planeta; sus actividades no únicamente se
observan a nivel del plano físico, sino que internamente, son colaboradores
activos y trabajan en los diferentes niveles del cuerpo planetario. Ahora
bien, no es posible seguir enumerando las diferentes etapas superiores por las
que van pasando los discípulos, porque empezaríamos a perder el sentido y la
proporción de las palabras, sin embargo, creemos que lo mencionado hasta aquí,
es suficiente para esbozar el sendero que se les presenta ante ustedes; sobra
decir que las actividades de los discípulos del interno, se reflejan
inmediatamente en sus emanaciones energéticas, y de ninguna manera en sus
actividades externas. A un discípulo de estos niveles se le juzga por lo que
siente y piensa y sus acciones son vistas a la luz de los propósitos que
persiguió, por esta razón, los juicios basados únicamente en las apariencias
externas son innecesarios y no son utilizados por nosotros; si en algún momento
dentro de su carrera espiritual, un énfasis importante se puso en su disciplina
personal en el mundo externo, para nosotros eso deja de tener importancia y nos
concretamos a observar a los seres internos, sus propósitos, sus reacciones, sus
ideales y las notas que emanan en el concierto universal.
Los
Maestros y sus Discípulos, una Hermandad
Somos una
Gran Hermandad y los lazos que nos unen son
infinitamente mayores a los que unen a los diferentes integrantes de
las familias terrestres, nuestras vidas se entrelazan a lo
largo de los siglos, hemos permanecido juntos
en diferentes épocas, lugares, en diferentes etapas de la evolución.
Nos hemos visto crecer unos a los
otros siguiendo la radiante luz de nuestro Divino Maestro. Nos
hemos visto caer y han sobrado manos de donde asirnos para levantarnos,
hemos visto caer a otros y nuestras manos han sido
las primeras en ser tendidas hacia los
hermanos. Hemos quitado nuestras túnicas
para vestir a otros, descalzado nuestros pies para
auxiliar a otros, nuestras lágrimas han brotado siempre motivados por el
dolor ajeno, pero nuestro gozo se ve multiplicado por las conquistas
que nuestros hermanos hacen a cada momento. Algunos nos visten
con aureolas misteriosas y nos esconden detrás de una multitud de
símbolos, palacios o cavernas, pero si nos buscaran en la tierra, nos
podrían encontrar allí en los basureros ayudando a quienes de eso hacen su vida,
o en aquellas regiones en donde no existen hospitales, entre las
tribus, entre los niños desamparados, en todas aquellas regiones
en donde la buena voluntad de la humanidad no ha podido
llegar. Así somos nosotros y no nos importa si estamos vestidos
de blanco con túnicas resplandecientes, con cintas
de plata o estrellas adornando nuestra frente,
si todo eso nos impide acercarnos a
aquellos a quienes debemos ayudar, somos seres
iguales a ustedes pero que simplemente empezamos antes nuestro
camino. Para todos aquellos que trabajan abnegadamente desde afuera,
siguiendo su propia luz interior, para todos aquellos soldados que luchan
por sembrar la luz en un mundo de tinieblas, hoy quiero decirles que no se
encuentran solos, los ejércitos de Dios se encuentran diseminados en la
superficie del mundo, muchos soldados viajan incógnitos dispuestos a reconocerse
en sus obras, en sus palabras o en sus pensamientos. Miren a través de los ojos
del alma, vayan más allá del mundo de las formas y encontrarán a esos soldados
dispuestos a entregar sus vidas, si es necesario, con tal de que la voluntad
divina se cumpla en la tierra. A todos ustedes que nacieron como guerreros
de la luz en medio de este valle de sombras, hoy les digo que habrá laureles de
triunfo, espinas con lágrimas, pero vestidos blancos para cubrir sus almas
curtidas al fragor de la batalla, porque la hora ha llegado en que las huestes
celestiales deban unirse para el cumplimiento de los designios divinos. Más
allá del árbol de la vida se encuentra la corona de los iniciados, suban por las
ramas cuidando de apoyar bien sus pies, no permanezcan mucho tiempo en alguna de
ellas, porque el árbol se vendrá abajo; no se aparten del tronco, pues las ramas
se hacen frágiles al llegar a sus puntas, alcancen la corona y volteen primero
hacia el cielo, para captar la luz que harán descender a la
tierra. Estamos aquí porque sabemos que este lugar nos
proporciona una mayor oportunidad de ayudar a los demás, desde aquí
podemos auxiliar al mundo entero, mientras que estando en la tierra solo
serían unos cuantos los que se beneficiarían por nosotros, es más fácil trabajar
a través de cientos de manos de los discípulos, a trabajar exclusivamente con
dos, si estuviésemos encarnados. Esta es la realidad espiritual, ésta
es la misión que nos hemos echado a cuestas,
no somos pocos pero tampoco somos muchos,
nuestro papel es de guías de la humanidad, no podemos
resolver los problemas de ella, porque
condenaríamos a la ignorancia a la raza humana, pero deseamos
arrojar luz a todas las encrucijadas que se presentan en
la evolución de la raza humana. Contamos con
multitud de seguidores y a través de ellos guiamos
a multitudes mayores, iluminamos los campos
de la política, del comercio, de la moral,
de la ciencia, de la filosofía, de la
educación, de la religión, de la psicología, todo aquello que
implique una oportunidad de evolución para los hombres
es analizado cuidadosamente, buscando encontrar la
manifestación más conveniente para los momentos que
el mundo vive. Cada uno de ustedes representa
para nosotros una gran promesa, su crecimiento interior y la
posibilidad de construir un canal de comunicación fuerte entre
nosotros y la humanidad, representa una gran labor, una gran
tarea, una gran esperanza. Cada uno de ustedes ha sido seleccionado
cuidadosamente y trabajado aún más cuidadosamente, todo ha sido
hecho de manera voluntaria, ustedes
ofreciéndose al servicio y nosotros
auxiliándolos en su labor. Hoy que tenemos este encuentro, les decimos a nombre
de toda la Jerarquía de Maestros: muchas gracias por
permitirnos esta oportunidad de trabajar con la humanidad. Gracias
porque no sólo han puesto sus mentes, sus cuerpos y
sus corazones en esta misión, sino que han comprometido su
vida misma, han cambiado sus patrones de conducta, han hecho
sacrificios y renunciamientos enormes y los pasos que han dado en su crecimiento
individual han sido notables. Finalmente recuerden que el iniciado
encarnado en el mundo es un soldado en la labor del Padre. Una parte es su
desarrollo, aprender a desplegar sus alas, y trascender su humana conciencia,
pero una vez que el sentido de responsabilidad emerge como resultado de esta
transformación aparece un soldado y como trabajador de la luz su campo de
entrenamiento se transforma y pasa a ser ahora otro, en donde las lecciones son
medidas por el grado de eficiencia que logra en cada una de sus decisiones y
labores, entendamos también esto y separémoslo de lo que viene a ser el
entrenamiento interior por una parte y el trabajo exterior por la
otra.
Gracias a todos y recuerden
siempre: Los hermanos de Shamballa nunca están solos.
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