DENGUE Y OTROS
VIRUS
Abordaje
recomendable
La expansión del dengue, que ahora ocupa las primeras planas
de los medios nacionales, pero que no es patrimonio argentino, pues Brasil
también advierte una elevada expansión del problema, nos invita a
reflexionar. Si buceamos en las causas profundas, ser¡ sencillo encontrar
la salida de este laberinto. Algo aplicable a cualquier "pandemia" que nos
amenace por vía de "peligrosos" y "maléficos" virus. Como siempre sucede,
los problemas no son m¡s que una oportunidad para evolucionar y aprender.
Como dijo un sabio: "Desde la confusión, solo generaremos m¡s confusión".
En tren de refranes: "A río revuelto, ganancia de
pescadores".
Adscribir la culpa del dengue al virus (faviviridae) que
transmite el mosquito (aedes aegyptis), es reductivo y poco
conducente. Hay suficiente evidencia que un virus, por m¡s desarrollado,
evolucionado e inteligente que sea, depende de las condiciones que
brinda su huésped para poder expandirse. Los virus tienen gran
capacidad de supervivencia (aún m¡s que la especie humana), pero siempre
dependen de tres variables para desarrollarse: “casa” (ambiente
propicio), “comida” (nutrientes) y “zona liberada”
(inmunología ineficiente). Y somos nosotros los que generamos esas
condiciones. Por tanto es prioritario asumir esta realidad y trabajar en
consecuencia.
Sin
embargo ¿qué hacemos como sociedad? Envenenarnos con fumigaciones
que contaminan m¡s aún los organismos y el agua que bebemos, intoxicarnos
con insecticidas, medicarnos con f¡rmacos que bloquean los
procesos depurativos que pone en marcha el organismo y nutrirnos con
comida ensuciante que “alimenta” a los virus. O sea, todo al revés.
La prioridad social es matar mosquitos, distribuir insecticidas y
f¡rmacos. Mientras tanto, de la profilaxis depurativa de los
ciudadanos, nadie se ocupa, con lo cual estimulamos el terreno
propicio para éste y otros virus (¿cómo es que la tuberculosis es ahora
nueva pandemia en la “rica” Europa?).
Muchos
dir¡n: “De acuerdo, pero si tengo el virus activo, algo debo hacer”. Por
supuesto, la prevención (depuración corporal y nutrición depurativa) no
excluye la posibilidad y los recursos para actuar frente al virus ya
inoculado. Pero sin ninguna duda, la capacidad org¡nica de
contrarrestar eficazmente al “huésped” ser¡ directamente proporcional a su
limpieza interna, su potencia inmunológica y su caudal de
reservas enzim¡ticas.
En
este sentido, es importante comprender que los síntomas del dengue
no son otra cosa que manifestaciones de la reacción depurativa que
desencadena el organismo para defenderse del huésped agresor:
fiebre, sangrados, vómitos, nauseas, diarrea, inapetencia, palidez,
sudoración, erupciones, sueño, edemas, alteración de la presión, dolores…
todos síntomas que nos invitan al reposo, el descanso
reparador y la desconexión.
Como
bien puntualizamos, lo peor que
podemos hacer en estos casos, es reprimir síntomas, pues estamos
desactivando complejos mecanismos depurativos, que internalizan aún m¡s el
problema. Por el contrario debemos favorecer este esfuerzo vital del
organismo. El mal h¡bito de reprimir es fruto de un contexto social
que reclama soluciones instant¡neas y un gran negocio basado en
prometerlas, lo cual ha dejado en el olvido las bases de la terapéutica
hipocr¡tica. Los griegos hablaban de tres fases en el proceso curativo: en
primer lugar el reposo; si no era suficiente, probar con la
dieta; y solo en última instancia recurrir a la medicación.
La alopatía se encargó de borrar las dos primeras fases, acortando camino
hacia la medicación represora de síntomas. Tratamos al organismo como si
fuese un “idiota” que hace mal las cosas o estuviera “fallado”.
El
reposo físico y digestivo es tan obvio y necesario, que el
organismo lo induce a través de varios mecanismos que acusa la persona
infectada: sueño, fiebre, vómito, diarrea, inapetencia… Dada la proverbial
carencia enzim¡tica presente en las personas que desarrollan el
virus, en caso de apetencia lo m¡s aconsejable son alimentos que aporten
enzimas: frutas, verduras, semillas, todo en crudo. Los ayunos
frutales siempre han sido herramientas de primera línea en clínicas
naturistas europeas y americanas, porque nutren sin generar
exigencia metabólica al organismo, hidratan fisiológicamente (las
frutas son b¡sicamente agua biológica destilada por la planta) y aportan
considerable cantidad de enzimas (siempre que se consuman crudas o
licuadas).
Para
una persona afectada, es ideal ingerir licuados de frutas
enriquecidos con hojas verdes. A través de las verduras (rúcula,
achicoria, espinaca, alfalfa, brotes expuestos a luz solar indirecta)
podemos acceder al enorme poder depurativo, oxigenante y
regenerador de la clorofila. La clorofila hace m¡s eficiente la
respiración y el metabolismo celular, activando funciones
regenerativas, depurativas y curativas, y permitiendo:
limpiar la sangre, eliminar toxinas del cuerpo, alcalinizar el organismo,
controlar infecciones, crear un ambiente adverso para virus y par¡sitos,
cicatrizar heridas, reducir la presión sanguínea, hacer m¡s eficiente el
ciclo de la insulina, mejorar la actividad tiroidea, modular mejor el
colesterol y mejorar estados degenerativos como las esclerosis.
La
carencia enzim¡tica (alimento
cocinado), obliga al organismo a distraer enzimas metabólicas para
completar el proceso digestivo. A largo andar, esta demanda produce
agotamiento y anula funciones fisiológicas, como la inmunología y la
depuración. Dado que las enzimas son imprescindibles para todos los
procesos y funciones celulares, su carencia repercute en las m¡s variadas
esferas fisiológicas. Procesos como la coagulación sanguínea o la síntesis
hormonal, dependen de la adecuada presencia enzim¡tica. Hoy se sabe que la
correcta función enzim¡tica puede incrementar la síntesis de colesterol
“bueno” a fin de evitar problemas cardiovasculares.
Incluso las tareas de desintoxicación se resienten. Hay
enzimas capaces de licuar el pus para permitir su drenaje y de ablandar la
mucosidad que congestiona los bronquios y genera síntomas asm¡ticos.
También hay enzimas proteolíticas que cumplen un importante rol
antiinflamatorio, incrementando el flujo sanguíneo en la zona afectada,
mejorando la nutrición y la oxigenación, impidiendo la formación de
co¡gulos y reduciendo dolor e hinchazón.
En
cuanto a medicación, podemos auxiliarnos con elementos vegetales
inocuos, de alto poder depurativo. Un ejemplo es el Tónico Herbario, de
comprobado efecto como drenante tóxico, sobre todo por efecto de
uno de sus principales componentes (bardana), de conocido efecto como
depurativo sanguíneo. Los dem¡s componentes (olmo, ruibarbo, acedera)
potencian este efecto. Esta antigua formulación de indígenas canadienses,
potencia el sistema inmunológico, desintoxica el organismo y
restablece el equilibrio hormonal. Produce 27 efectos benéficos en el
organismo y es de gran ayuda en cantidad de afecciones: síndrome de fatiga
crónica, hipoglucemia, tiroidismo, diabetes, úlceras, gastritis, anemia,
c¡lculos, problemas renales, circulatorios y hep¡ticos, artritis, reuma,
arteriosclerosis, sida, c¡ncer, leucemia, lupus, esclerosis múltiple o
Alzheimer.
Otro
elemento a tener en cuenta para depurar la sangre es una hierba
utilizada como alimento y medicina: la ortiga (Urtica dioica). Este
urticante vegetal tiene infinidad de propiedades: depurativo, diurético y
alcalinizante; indicado en reumatismo, artritis, gota, c¡lculos, arenillas
renales e inflamación de próstata; es antianémico, reconstituyente y
tonificante por su contenido en hierro y clorofila; contrae los vasos
sanguíneos y detiene hemorragias; es digestivo, pues estimula el p¡ncreas
y la vesícula biliar; es astringente, calmando diarreas y colitis; hace
descender el nivel de azúcar en sangre y la presión sanguínea; aumenta la
secreción de leche durante la lactancia; alivia los síntomas
premenstruales; es protector de la piel y detiene la caída del cabello.
Uso: Infusión de 10g por litro de agua, tomar 3-4 tazas
diarias. En tintura se sugiere gota por kg de peso en dos dosis
diarias.
Por
otra parte, en la rica flora serrana tenemos un agente vegetal idóneo para
frenar el desarrollo de virus y par¡sitos. Nos referimos al
suico (Tagetes minuta), conocido en otras latitudes como marigold
(inglés), cravo do difunto (portugués), chil chil (quechua), huacataya o
chinchilla. Es una hierba analgésica, aperitiva, antiespasmódica,
antirreum¡tica, antitusígena, inmunoestimulante, laxativa,
pectoral, antimicrobiana, antiviral, insecticida,
antimicótica, purgativa, sudorífica y vermífuga. Usada en intoxicaciones,
acné, problemas pancre¡ticos y de oído, angina, baja resistencia
inmunológica, autismo, bronquitis, cólicos uterinos, flujo vaginal
(lavajes), niños con deficiencia mental, problemas de aprendizaje,
insectos (pulgones, hormigas, piojos), forúnculos, dolores reum¡ticos,
inapetencia, molestias de vientre, resfriado, reumatismo, tos, parasitosis
y virosis (como el dengue). Uso: Infusión de 20g por litro
de agua, tomar hasta 3 tazas diarias. En tintura se sugiere gota
por kg de peso en dos dosis diarias.
Por
último, una recomendación que circula en estos días para generar un
repelente natural, casero y carente de toxicidad. Se puede preparar
combinando 500 cc. de alcohol puro de farmacia, 100 ml de
aceite para bebé o cualquier aceite comestible y unos 30 clavos
de olor. Se echa agua hirviendo sobre los clavos (apenas lo necesario
para cubrirlos) y se deja macerar algunas horas. Luego se cuela y se
combina la infusión con el alcohol y el aceite, agitando bien para que se
emulsione la mezcla de los 3 líquidos. Se aplica regularmente sobre la
piel.
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