Les tengo que pedir el nombre”, increpa una adolescente que no supera los
16 años en la puerta del colegio secundario Julio Cortázar, del barrio de
Flores, antes de dejar entrar al equipo de Tiempo Argentino. En seguida sonríe,
es casi imposible suponer que la entrada pueda estar mejor custodiada. Minutos
después, se presenta Santiago Barbeito, alumno del Nacional de Buenos Aires. Sus
pelos muestran días agitados. Habla poco, parece desconfiado. Su remera indica
“Agrupación Lobo Suelto”, una referencia al disco de Patricio Rey y sus
Redonditos de Ricota de los ’90. “Ahí viene Anita”, anuncia.
Anita es
Criscuolo y juega de local. Es vocera del Cortázar y reniega de la insistencia
del fotógrafo en salir al patio para hacer unas tomas. Se para con desgano, pero
al final sonríe. Pronto explica que milita en la Organización de Estudiantes
Secundarios, “la OSE”, y se presta al diálogo apenas se enciende el
grabador.
–¿Cuál es la vigencia de La Noche de los Lápices?
SB:
–Es una fecha que nos toca de cerca. Los chicos que desaparecieron, asesinaron y
torturaron eran secundarios. Cuando uno ve la película, no puede evitar ponerse
mal, sentir que podría haber sido ese chico. Ellos lucharon por lo mismo que
nosotros hoy: la educación pública. Desaparecieron por el boleto estudiantil,
que hoy no existe, y nosotros seguimos levantando la misma consigna. Hay una
tarea que ellos empezaron que está incompleta, y uno siente cierta
identificación con ellos.
AC: –Nos sentimos identificados con una generación
que luchó hasta dar la vida por algo que veía que era un derecho. No sólo era el
boleto estudiantil, y eso es lo que nos une con su lucha. Ellos hacían una
crítica a lo establecido y a cómo estaba la educación en ese momento. Es lo que
nosotros nos estamos empezando a cuestionar de nuevo.
–¿Cuál es el primer
hecho político que los marcó?
SC: –El 2001. Uno no tenía demasiada conciencia
de lo que estaba pasando, teníamos 10 años. Yo veía la represión y a mis papás
con miedo y, sin embargo, la gente discutía a ver qué salida se le podía dar al
país.
AC: –Creo que los ’70 fueron una etapa que ahora estamos empezando a
reivindicar, levantando sus banderas. En los ’80 se quedaron medio ahí, como que
estaban en transición. El 2001 fue una de las cosas que más me marcó.
–En los
’70, la meta era cambiar el mundo. ¿Hoy sigue vigente?
SC: –Cuando milito
tengo claro que mi participación está puesta en un proyecto emancipador, al
menos nacional y continental. Creo que se puede. Pero estamos más bien en una
etapa de reconstrucción, de repensar viejos paradigmas que tal vez no encajan
tanto en lo que es el mundo actual y ver cómo construir una alternativa que
pueda superar la destrucción en que hoy están la educación y los valores
sociales.
AC: –Lo que tuvo la generación del ’70 es que el cambio lo veía a
la vuelta de la esquina. A nosotros nos cuesta más, porque hubo un proceso que
hizo que decayera la participación política. El ámbito estudiantil es un
semillero de los futuros propulsores de algún cambio.
–¿Entonces están de
acuerdo con el ministro Esteban Bullrich en que el conflicto actual es
político?
SB: –La destrucción de la educación pública es política. Ellos
tienen la decisión de destruir la educación pública y beneficiar la educación
privada. La respuesta de los estudiantes no puede ser más que política.
–¿Cuáles son sus banderas?
SB: –Kosteki y Santillán. Eran jóvenes que
estaban luchando por un cambio social. Son dos personas que veo como
bandera.
AC: –Comparto. Pero también tratamos de dejar que sean un mito y
bajar del bronce a aquellos grandes luchadores latinoamericanos como el Che. Les
sacaron la parte humana que tenían a la hora de luchar. Tratar de reconstruir
ese pensamiento en algo que no es inalcanzable.
–¿Qué opinan de los partidos
políticos?
SB: –Es una forma de organización que está un poco viciada: no sé
si le pueden dar una salida a la situación actual. Creo más en organizaciones de
base, territoriales, campesinas, estudiantiles, obreras, y no en partidos con
estructuras verticales. Eso sería reproducir de cierta forma el funcionamiento
del sistema.
AC: –Va a llegar el momento en que va a ser necesaria una
estructura que contenga y que pueda capitalizar todo ese fervor y esas ganas de
cambio. No creo que hoy sea el momento. (Más información, pág. 24) <
http://tiempo.elargentino.com/notas/ellos-lucharon-mismo-que-nosotros-educacion-publica