Un documento que revela cosas que muchos intuian pero
nadie confirmo nunca hasta ahora.
Para que sepamos a quienes se defiende cuando se
defiende a estos apropiadores de bebes, terroristas de estado, en una
epoca donde toda america latina era gobernada por dictaduras puestas por
la cia (central de inteligencia de EEUU), donde casualmente empezo el plan
de expropiacion de los países emergentes, destruyendo la cadena de
producción, haciendo desaparecer a los representantes de los trabajadores
los delegados de las fabricas y los delegados barriales, y
abriendo las importaciones generando asi la caida de la industria
nacional y cerrando miles de fabricas, en un plan que en Argentina se
termino de completar en el 2000, con el consiguiente resultado final del
2001 que entre otras cosas favorecio a inversores extrajeros a que
viniesen a apropiarse lo que por derecho era del estado nacional es decir
su pueblo el mismo que los militares decian defender.
Como decia Malcom X
""Si no estáis prevenidos ante los Medios de Comunicación, os
harán amar al opresor y odiar al oprimido.
"Malcom
X"
Como robaron los militares a los soldados de
Malvinas
EQUIPO
DE INVESTIGACION: EL ULTIMO SECRETO DE LA GUERRA - DOCUMENTOS INEDITOS A
23 AÑOS DEL DESEMBARCO
El oro de Malvinas: cómo se esfumó la mayor colecta de la historia
argentina
Las donaciones no se usaron para reforzar el
armamento ni para proteger a los soldados del hambre y del frío. Los
fondos fueron transferidos a cuentas de las Fuerzas Armadas. El oro se
fundió y se subastó, pero hubo personas que reclamaron su devolución. Las
bufandas terminaron en la basura.
Pablo Calvo
pcalvo@clarin.com
Un militar, el vicecomodoro Juan Carlos
Rogani, lo afirma sin pudor: "Se decidió que los objetos sin valor
comercial fueran a la basura. Las cartas, los cuadritos, las bufandas no
eran vitales, tendrían Prioridad Número 100. Despachar un Hércules para
llevar esas cositas no valía la pena, no justificaba el costo de la
operación". Una de las abuelas más generosas que tuvo la colecta por
Malvinas, Blanca Celia Ortiz de Cogorno, suelta su pena: "Me sentí
burlada, los alimentos y el abrigo que mandamos a los pobres muchachos que
se morían de hambre y frío nunca llegaron a las islas". Manuel Solanet, el
hombre que manejó las finanzas de la guerra, le pone fin a un secreto de
Estado: "La recaudación definitiva en donaciones fue de 54 millones de
dólares, casi el doble de lo que demandó la movilización de tropas por la
ocupación de las islas, que costó 29 millones de dólares. Sin embargo, ese
total apenas hubiera alcanzado para comprar un avión Mirage".
Documentos inéditos permiten reconstruir la ruta del oro que se
juntó gracias a la ayuda de la sociedad. Se hicieron lingotes para
subasta, pero fue demasiado tarde: la orden escrita para la fundición del
material —que Clarín publica hoy— está fechada el 14 de junio de 1982, el
día de la rendición ante las tropas británicas.
Son voces de la
historia que por la edad de los protagonistas, la destrucción de archivos
que ejecutó la dictadura y el silencio que amuralló las explicaciones
sobre la derrota en la guerra iban camino al olvido, pero que el Equipo de
Investigación intenta recuperar ahora, a 23 años del desembarco argentino
en las Malvinas, que permitió recuperar la soberanía de las islas durante
74 días.
El 2 de abril de 1982 no sólo flameó la Bandera
argentina en el territorio austral ocupado por los ingleses desde 1833.
Despertó además una impresionante demostración de solidaridad de la gente,
que se sacó los anillos, tejió medias y pulóveres, escribió mensajes de
aliento y puso sus ahorros a disposición de la guerra. Fue la mayor
colecta de la historia argentina. Astor Piazzolla donó un bandoneón. Juan
Manuel Fangio y Carlos Monzón compraron entradas para eventos benéficos.
Guillermo Vilas no jugó en Wimbledon y puso 200 millones de pesos (2 mil
dólares). Mirtha Legrand organizó un desfile con Moria Casán y Susana
Giménez como estrellas principales. Fillol, Olguín, Galván, Passarella y
Tarantini; Ardiles, Gallego y Maradona; Bertoni, Ramón Díaz y Kempes
donaron la recaudación completa de un partido de la Selección. León Gieco,
Charly García y Luis Alberto Spinetta juntaron 50 camiones de abrigos y
alimentos en el Festival de la Solidaridad. Fueron tres meses de
donaciones continuas. Hasta en las escuelas se colocaron urnas, vedadas
por entonces a la participación electoral.
Pero el esfuerzo
colectivo chocó contra lo incomprensible: los víveres no llegaron a tiempo
a los soldados congelados en las trincheras. La confianza de la gente
quedó herida para siempre.
No hubo sanciones, nunca se encontraron
irregularidades burocráticas en la utilización de esos fondos y ningún
funcionario fue imputado por delito alguno. Lo dijo la Fiscalía Nacional
de Investigaciones Administrativas en 1988. Y fue la única averiguación
que realizaron las instituciones de la democracia, con seis años de demora
y en base a la denuncia de una fundación —Héroes de Malvinas— que ni
siquiera tenía personería jurídica. Aflora la inquietud: ¿fue aquello una
operación limpia o un saqueo a la buena fe? ¿Hubo una adecuada rendición
de cuentas por parte de las Fuerzas Armadas? ¿Cómo fallaron los jueces
que, luego de la guerra, recibieron pedidos de restitución de donaciones?
Manuel Solanet fue el secretario de Hacienda entre 1981 y 1982,
número dos del ministro de Economía, Roberto Alemann, y responsable de las
finanzas de la guerra. Se había jurado guardar silencio durante 25 años,
un plazo que algunos países consideran razonable para revisar momentos
especiales de su historia. Pasaron 23 años, Clarín igual lo fue a buscar,
y Solanet habló: "No es difícil convocar a teorías conspirativas, pero, en
este caso, hubo un registro y una cuidadosa contabilidad de todas las
donaciones recibidas y un detalle de los destinos del dinero: los tres
comandos militares y la gobernación de Malvinas. Ahora, cómo lo gastaron
las Fuerzas Armadas es una contabilidad que yo no he visto, aunque lo
deben tener registrado".
El Ejército, por toda explicación,
difundió un comunicado en agosto de 1982, donde afirmaba que, de los 139
mil millones de pesos que recibió, el 53 por ciento fue destinado a
medicamentos y equipamiento hospitalario, el 23 por ciento se usó para la
compra de repuestos para equipos de combate y el 24 por ciento restante
fue para la compra de combustible, calentadores y vestuario especial.
La conversación con Solanet se realizó en un edificio de Retiro,
equidistante del Monumento a los caídos en la guerra de Malvinas y de la
Torre de los Ingleses. Sobre la mesa, Solanet apoyó los documentos, en su
mayoría inéditos, que permiten conocer nuevas precisiones sobre una etapa
histórica relatada hasta hoy en forma incompleta (ver Las nuevas
pruebas...).
Por teléfono aceptaron hablar el vicecomodoro Juan
Carlos Rogani, gerente de Planeamiento y Control de Gestión de Argentina
Televisora Color entre 1976 y 1983, y responsable de custodiar las
donaciones de la gente al programa especial de televisión del 9 de mayo de
1982; y el general Gerardo Núñez, comandante de Intendencia del Ejército
durante la guerra y pieza clave en la cadena de abastecimiento de las
islas. Además, se recogieron testimonios de donantes que se sintieron
defraudados y se tuvo acceso al expediente completo de la investigación
que realizó la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas. El
resultado del trabajo permite responder preguntas decisivas en esta
historia:
¿Qué pasó con el oro que donó la gente?
Las piezas se fundieron en 73 lingotes en la Casa de Moneda.
Pesaban 141 kilos. Con ellos, se hicieron subastas en el Banco Ciudad y el
dinero resultante fue depositado en el Fondo Patriótico. Renato Vaschetti,
un empresario vitivinícola de Rosario —ya fallecido—, fue el único que
logró recuperar los tres kilos de oro que había donado. Su reclamo ante la
Justicia se basaba en "los inciertos destinos" que tuvieron las
donaciones. En mayo de 1984, le devolvieron las mismas barras que había
entregado, con la inscripción de un banco suizo.
¿Qué pasó
con los abrigos tejidos por voluntarias?
No llegaron a las
islas. Según el vicecomodoro Rogani, los elementos "sin valor comercial"
terminaron "en la basura", porque era muy caro y peligroso enviarlos a
destino, sobre todo con la interrupción del puente aéreo con el continente
por las acciones enemigas. Muchas prendas fueron desechadas porque su
colorido "llamaría la atención del enemigo", explicó el general Núñez.
En un informe de circulación restringida, Solanet explica que "ese
tipo de esfuerzos ciudadanos constituía todo un problema para las Fuerzas
Armadas. No había forma de hacer llegar a las tropas la inmensa cantidad
de bufandas, comestibles y otros productos que el impulso patriótico
generó en todo el país. Era extremadamente delicado no responder a los
donantes cumpliendo con su deseo".
¿Qué pasó con el
dinero?
Según la documentación, no reforzó el equipamiento
militar ni protegió a los soldados del hambre y del frío. Los fondos
fueron transferidos a cuentas de las Fuerzas Armadas y a la gobernación
militar de las Malvinas. La Secretaría de Hacienda "no recibió información
sobre las adquisiciones o gastos de guerra efectuados con las partidas
giradas".
Unos 5.000 millones de pesos llegaron a los comandos
militares el 15 de junio de 1982, es decir, un día después de la
rendición. El Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea tuvieron que devolver
esa plata al Fondo Patriótico. Tras la derrota, el dinero fue destinado a
la asistencia de los excombatientes y al pago de indemnizaciones. Con el
retorno democrático, el remanente fue transferido a Rentas Generales, es
decir que terminó diluido en el Presupuesto Nacional del año 1984.
¿Qué pasó con los alimentos?
Se prepararon medio
millón de raciones, pero no llegaron a las trincheras. Fueron llevados en
containers cerrados y custodiados hasta Comodoro Rivadavia, pero quedaron
varados al costado de la pista de aterrizaje. No cruzaron a las islas
porque ni los barcos de la Armada ni los aviones de la Fuerza Aérea los
transportaron. Se dilapidó el esfuerzo de 35 mil voluntarios que
trabajaron durante 9 días, sin descanso, para embalar la mercadería.
El general Núñez aseguró que las raciones "tenían guisos en lata,
de sabor italiano; chocolates, calentadorcitos hechos en Fabricaciones
Militares, pastillas de cloro para purificar el agua, hasta una botellita
de whisky para contrarrestar el frío. Se hicieron pruebas tirando cajas de
12 raciones desde un avión Fiat, conocido como ''El Herculito'', en
baldíos de José León Suárez, caían mejor en tierra que en los arroyos.
Todo se logró en tiempo récord, pero no se coordinaron los envíos. ¿Y yo
qué podía hacer? ¿Llevar todo en un bote de goma? Alguien dijo que un
submarino atómico inglés merodeaba la zona para impedir el paso de los
víveres". La torpeza haría el resto.
Fuente:
http://www.clarin.com/suplementos/zona/2005/04/03/z-950123.htm
Ver
video del programa “Un Tiempo Después” sobre el fondo patriótico de
Malvinas y como se lo apropiaron los militares
link:
http://www.youtube.com/watch?v=apYAsJShVMw
link:
http://www.youtube.com/watch?v=l0uCvvDdBz4
link:
http://www.youtube.com/watch?v=xFPUOYkrykA
link:
http://www.youtube.com/watch?v=RhglNk1eeHY
MILICOS
TRAIDORES UNA VEZ, TRAIDORES SIEMPRE!!!

