¿
Por empezar que la e. coli es una
bacteria que normalmente se ha encontrado en las hamburguesas de mac donald, lo
hemos visto a lo largo de éstos años en que compartimos en varios emails.
También en el Canal Infinito, donde dijeron que ésta empresa tiene un hospital
en USA para tratar la enfermedad y mostraron un cementerio con fotos de los
niños que habían fallecido a consecuencia de sus "cajitas infelices" har¡ unos 8
o 9 años mas o menos.
A no ser que las verduras se
rieguen con aguas servidas, es algo que no cierra. Y aún así, el pepino es
un fruto, por lo que la planta hubiera filtrado naturalmente el agua
recibida.
Éstas cosas de los cielos
porque est¡n en todo el mundo de la mano de monsanto... no son investigadas en
Rusia, Alemania, etc?
Hay cosas que no
cierran.
Recuerden que los últimos
estertores de la bestia, son los peores.
No crean nada, pienses, razonen
todo.
Con amor
Mónica
----- Original Message -----
From:
Gisela
Josep

EL
PEPINO ASESINO
Una vez
m¡s los medios golpean. Ahora casi desmienten lo que antes casi dicen, como
siempre, sin afirmar pero dando a entender: el pepino lleva un microbio que
mata. Con eso se va a quedar el público y cundir¡ el p¡nico: misión cumplida.
Los engranajes de la propaganda han funcionado a la perfección. Y digo
propaganda refiriendome sin pudor a la técnica de control social creada por
Goebbels durante el nazismo, basada en los 11 principios que siguen a
continuación:
1-Principio de simplificación y del enemigo
único. Adoptar una única idea, un único
símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
Encuentro interesante darles un repasillo ante cualquier
noticia y ver cuales de ellos se est¡n aplicando. De hecho suelen ser todos,
aunque unos m¡s que otros. En este caso me parece que el 4 y, sobretodo el 7 son
los que m¡s. Pero animo a cada cual a sacar sus
conclusiones.
El 7 es
el m¡s socorrido: se trata de distraer ; de que no se hable mucho tiempo de la
misma cosa. Que no se hable m¡s de los indignados, ni de Fukushima, ni del mundo
¡rabe, ni de...no sé, porque con eso del pepino me he quedado bien distraída.
Nada distrae tanto como una epidemia o un atentado con bomba, o sea, un
“pepino”, en términos vulgares.
Ya me
imagino a los propagandistas de turno reunidos hablando algo así
como:
- ¿
Qué les ponemos, una epidemia o un “pepino”?
- Pues...las
dos cosas a la vez: la epidemia del pepino!
Y ya lo
tenemos! En cuanto a los hechos, pues nada nuevo bajo el sol: En esta sociedad
enferma cada día mueren muchas personas de diarreas y otros transtornos, debidos
probablemente a efectos secundarios de medicamentos, que son la cuarta causa de
muerte, o a otras intoxicaciones sin inventariar. De manera que de muertos nunca
faltan.
De
microbios, pues tampoco, porque resulta adem¡s que todos tenemos, y menos mal!,
E.coli en nuestro organismo, así como otros miles de bacterias con las que
vivimos en simbiosis. Cierto es que cuando nuestro intestino se desequilibra su
flora se altera y E.coli gana protagonismo. O sea: en nuestro intestino debemos
tener muchos lactobacilos y pocos E.coli y cuando andamos mal eso se invierte.
El desequilibrio bacteriano es la consecuencia y no la causa de la enfermedad, y
no al revés, por sorprendente que parezca.
Sorprendente porque se nos ha repetido hasta la saciedad
(principio nº6) que los microbios son la causa de las enfermedades (principio nº
1, o sea: el enemigo externo). Pero no es así: La vigente teoría microbiana
resulta ser falsa. Hasta el propio Pasteur terminó reconociendo que “El terreno
lo es todo; el microbio no es nada”. Pero ya era tarde y a los mandatarios
militares les iba mejor pensar en el microbio atacante. Y así siguen, y nos
imponen la “salud” a golpe de vacunas y antibióticos igual que le imponen la
“democracia” a bombazo limpio al mundo entero.
Piensen
señores, piensen! H¡ganse preguntas. Yo me hago la siguiente¿ A quien puede
interesar tanta calumnia? ¿Para qué?
Propongo
la siguiente respuesta: Le interesa al enorme y obsoleto sistema sanitario que
debe justificar su propia existencia defendiéndonos de microbios atacantes y
desviando nuestra atención de las verdaderas causas de enfermedad que son la
mala vida que llevamos, la contaminación y, en muchos casos, los propios
tratamientos médicos. Interesa que no comamos verduras crudas, que son de gran
beneficio para la salud .Me consta que los productos ecológicos est¡n muy mal
vistos por ciertos sectores relacionados con la sanidad. Afirman que van
cargados de microbios, y eso no puede ser!..Conviene, pues, que nos pasemos a la
comida-basura en la que ningún microbio pueda vivir. Al poder no le gusta la
vitalidad.
Contra
el microbio vamos contra todo y contra todos. Si no es el pepino ser¡ otro
alimento, o la mano que ya no podremos estrechar por miedo. Frente a la epidemia
vamos a temer, desconfiar, destruir, usar y tirar. Vamos a languidecer,
enloquecer y enfermar de puro miedo, que es lo peor para la salud. El miedo
gusta al poder.
Temo,
pues, que tras el pepino asesino la maquinaria propagandística vaya generando
otras alarmas parecidas. Propongo que nos armemos de sentido común que, siendo
el menos común de los sentidos, es el único que nos va a proteger de tales
despropósitos.
Teresa Morera, Naturópata,
ex-Farmacéutica
Manresa, 2 de junio de
2011
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