Hannibal Lecter, Jack Torrance, Alex McDowell, Norman Bates... La
Historia del cine está plagada de psicópatas, una figura tan profusa como
exitosa. Pero en la vida real la mayoría no come cadáveres
humanos, mata jóvenes a hachazos o se disfraza de su madre antes
de asesinar. No es necesario irse a las prisiones o a los psiquiátricos
para dar con un psicópata. Basta con mirar a los círculos de poder
que mueven el mundo.
Al menos así lo cree Jon Ronson. Periodista de investigación del diario
británico 'The Guardian' y autor de 'Los hombres que miraban fijamente a
las cabras', acaba de publicar en España '¿Es usted un
psicópata?' (Ediciones B). Un relato entre el periodismo y la
ficción en el que se adentra en la industria de la locura hasta
convencerse de que los psicópatas dirigen el mundo.
"¿Cuál es la causa de la injusticia económica salvaje, las guerras
brutales, la crueldad empresarial diaria? La respuesta: los psicopatas".
"Por lo general son más encantadores que la mayoría de la
gente. No poseen sentimientos afectuosos, pero nos estudian a los
demás. Son aquellos jefes o compañeros de trabajo a los que les
gusta hacer pasar por el aro a la gente sólo por el placer de verla
humillarse. Son aquellas personas que se casan para parecer
normales, pero que no muestran amor por su cónyuge una vez que la
fascinación inicial se desvanece [...] Cuanto más asciendas en la
escala social, mayor será el número de sociópatas que
encuentres".
Según afirma Ronson, los miembros de las cúpulas de poder
reúnen rasgos psicopáticos que les ayudan a triunfar: locuacidad
y encanto, falta de empatía y conciencia, ego desmesurado, gran capacidad
de mentir sin remordimientos... Fingen emociones. Estudian a los demás y
aprenden a imitarlos, con el único fin de manipularlos para satisfacer sus
deseos.
"Hay sectores de la industria donde es particularmente difícil tener
éxito si uno no tiene ciertos rasgos de psicopatía. El sector
bancario es uno de ellos, como prueba que base su éxito en explotar a los
clientes", explica Robson a elmundo.es durante su visita a
Madrid.
Para llegar a tales conclusiones se vale de la escala de
evaluación del psicólogo criminal Robert Hare, que valora rasgos
como la locuacidad, la empatía o la conducta sexual para establecer el
grado de psicopatía. "Debí haber centrado mi investigación en la Bolsa, en
vez de en cárceles. Los asesinos en serie destruyen familias; los
psicópatas de la empresa y la política arruinan economías y sociedades",
afirma Hare.
Pregunta.- ¿De verdad el mundo está dominado por
psicópatas?
Respuesta.-Los psicópatas han moldeado la sociedad, la
han hecho más psicópata. Los que no son psicópatas, como yo, han tenido
que aprender a actuar de una forma un tanto psicópatica para salir
adelante.
P.- ¿Por qué actúan así?
R.- Tienen ventajas reales: no les importan
los sentimientos de los demás. Por eso hacen cosas que una
persona normal no haría, como manipular, mentir, seducir con un encanto
superficial pero vacío, arruinar la vida de otros... Una persona como yo,
que tiene ansiedad, que tiene remordimientos, hace que uno se detenga ante
ciertos límites, lo que hace que sea bueno. Pero si uno no tiene esos
sentimientos, las posibilidades son muchísimos mayores. Un
psicópata tiene mucho más margen de acción que alguien que no lo
sea.
P.- ¿El psicópata nace o se hace?
R.- La mayoría de las investigaciones apuntan a que
nacen con la psicopatía, aunque existen excepciones, por ejemplo, una
infancia particularmente dramática, con maltrato, puede inducir cambios
cerebrales. Pero insisto, la mayoría nacen, por lo que, al no tener
sentimientos, no tienen motivación para cambiar. Sólo dejan de arruinar la
vida de los demás cuando son viejos y les da pereza.
P.- ¿Es posible triunfar en un mundo como el de Wall Street o
la 'City' sin ser un psicópata?
R.- Existen algunos sectores de la industria donde es
particularmente difícil tener éxito si uno no tiene ciertos rasgos de
psicopatía. Obviamente el sector bancario es uno de ellos, pues basa su
éxito en la explotación de sus clientes.
A veces en el ámbito periodístico también se premia el comportamiento
psicópata. En una ocasión grabé un documental encantador, en el que hice
un esfuerzo por ser amable y presentar todo en términos muy positivos... Y
no le gustó a nadie. De modo que si me comporto como una persona
encantadora, el producto de mi trabajo es un fracaso.
P.- ¿Y qué podemos hacer los ciudadanos de a pie para combatir
a esos psicópatas?
R.- Yo estaría preocupado si tuviera que instigar a
nadie a una lucha, porque incurriríamos en el peligro de acusar a alguien
de psicópata sin serlo. Así que me limito a decir algo que suena aburrido
desde mi posición liberal: si uno sospecha que un allegado o persona del
entorno, un compañero de trabajo, o su pareja, pueda ser psicópata, lo más
importante es tomar conciencia del hecho y poner los medios para
que no le arruine a uno la vida.
Hay personas que tienen una postura más radical que yo. Ante la
pregunta de qué hacer si uno se da cuenta de que está casado con
un psicópata, una psicóloga muy importante de la Universidad de
Harvard me dijo: 'Abandonarlo'.
P.- Con la crisis en general, y en países como España
especialmente, se ha incrementado la presión de las empresas sobre sus
trabajadores. Mientras, individuos con perfiles o características
psicopáticas ascienden meteóricamente. Las compañías incluso se rifan a
estos ejecutivos, 'tiburones de los negocios', cuyos salarios no han
acusado la crisis. ¿Es imprescindible para una gran compañía contar con
estas personas en sus cúpula directiva?
R.- A mí me asombra enormemente que hayamos creado un
mundo en el que se premia y engrandece a aquéllos que tienen rasgos
psicópaticos. Sus actuaciones, sin embargo, son terroríficas: han creado
la crisis bancaria. Hay múltiples manifestaciones del daño que pueden
ocasionar. La crisis de las 'hipotecas basura' es una ilustración
del daño que un comportamiento manipulador, calculador y sin escrúpulos,
puede causar sobre la sociedad.
Lo que me sorprende es que las empresas no comprendan que la presencia
de estos sujetos es perjudicial a largo plazo. Las acciones terminan
cayendo, se cometen actos fraudulentos... En definitiva, acaba mal.
P.- ¿Ha detectado algún rasgo psicopático en mandatarios
actuales?
R.- Para mí es una cuestión difícil, y no voy a poner
nombres. Cuando empecé a escribir este libro acababa de leer uno en el que
se acusaba a Lyndon B. Johnson de sufrir un trastorno
maniaco-depresivo. Y yo me pregunté: "¿Esta persona ha conocido a
este personaje? ¿Quién es ella para afirmar tal cosa?". Así que me propuse
como regla hablar únicamente de personas con las que haya tenido contacto
directo, a las que les haya hecho las preguntas del test, como Al
Dunlap (un directivo que parece disfrutar despidiendo gente), uno
de los personajes de mi libro.
Claro que tengo mis ideas acerca de quién en la política actual puede
sufrir un trastorno de psicopatía. Posiblemente acertaría. Por ejemplo, Newt Gingrich, que felizmente
ya no va a ser el candidato republicano en EEUU, parece tener dosis
masivas de estas características.
P.-¿Si las mujeres dominaran el mundo las cosas serían
diferentes?
R.- Estadísticamente, si las mujeres
dirigieran el mundo, sería cinco veces mejor de lo que es
actualmente. Y baso esta afirmación en el hecho de que, de las
cinco unidades psiquiátricas que existen en Gran Bretaña, cuatro están
ocupadas por hombres y sólo una por mujeres.
P.- ¿No cree que, más que el dinero, lo que mueve el mundo es
la pulsión sexual? ¿Tiene que ver la insatisfacción sexual con convertirse
en psicópata?
R.- Hay dos aspectos del test de la psicopatía,
tener un comportamiento sexual promiscuo, y tener muchas
relaciones maritales breves, que pueden ser definitorios. Cuando
leí el test, pensé: "¡Dios mío, si yo con 18 años era de lo más promiscuo
y me lo pasaba estupendamente! ¿Cómo se atreve este señor, Robert Hare, a
meter este punto entre los ítems que tipifican a un psicópata, cuando
fueron los años más felices de mi vida?" Se trataría más que un aspecto
aislado. Es la suma de aspectos lo que conduce o puede tipificar a un
psicópata. Un comportamiento promiscuo, sumado a un rasgo de manipulación,
poco control del comportamiento...
P.- Si hiciéramos el test de Hare, ¿resultaría que muchos
llevamos un psicópata dentro?
R.- Soy consciente de los riesgos de hacer el test.
Posiblemente casi todos reuniríamos varios rasgos, pero afortunadamente
presentar uno o dos no es suficiente, hay que tener 14 o 15. Es más,
si a una persona le preocupa ser psicópata, es que no lo
es. Al que es psicópata le importa un bledo serlo.