Por favor... 3 veces al
día.
mañana, tarde y noche y mucho
optimismo, hablar en positivo, nada de miedo que es lo contrario al amor.
Son foquitos de luz que se encienden y unen en todo el planeta, necesitamos
elevar la rata vibratoria del mundo y todos juntos, somos mas. Ya falta menos
para el 2013 en que se va a notar la elevación de conciencia de toda la
humanidad producida a finales de éste año.
Un abrazo del alma
----- Original Message -----
From:
Ana Carolina

Origen de la Gran Invocación

La humanidad se
encuentra hoy en un peculiar y excepcional punto medio entre un pasado
desventurado y un futuro lleno de promesas, siempre que se reconozca la
reaparición de Cristo y se lleve a cabo la preparación para Su venida. El
presente está lleno de promesas y también de dificultades; actualmente y en el
presente inmediato la humanidad tiene en sus manos el destino del mundo – o si
puede expresarse así, con toda reverencia- la actividad inmediata de
Cristo.
La agonía de la guerra
y la angustia de todo el género humano condujo a Cristo en 1945 a tomar una gran
decisión, manifestada en dos declaraciones muy importantes. Anuncio a la
Jerarquía espiritual y a todos Sus servidores y discípulos en la tierra, Su
decisión de emerger nuevamente, estableciendo contacto físico con la humanidad,
si llevaba a cabo las etapas iniciales para el establecimiento de rectas
relaciones humanas.
Luego dio al mundo
(para ser recitadas por el hombre común) una de las más antiguas plegarias
conocidas, pero hasta ahora sólo se la ha permitido utilizar a los Seres más
excelsos. Se dice qué Él Mismo la utilizó por primera vez en 1945 durante la
Luna llena de Junio, reconocida como la Luna llena de Cristo, así como la Luna
llena de Mayo, el Festival de Wesak, es la del Buda. No fue
fácil traducir estas frases antiguas (tan antiguas que no tienen fecha ni
antecedente alguno) en palabras modernas, pero ello se ha hecho, y la Gran
Invocación puede eventualmente ser una plegaria mundial.
Solamente unos pocos,
muy pocos emplearon el Padre Nuestro en los primeros días del cristianismo,
porque era necesario registrarlo y expresarlo en términos comprensibles, y
traducirlo adecuadamente antes de ser utilizado ampliamente. Este esfuerzo llevó
siglos. Tenemos hoy todos los medios para una rápida distribución, y han sido
empleados para divulgar esta Gran Invocación.
Es decir que el origen
de La Gran Invocación es decididamente jerárquico, proviene desde la Jerarquía
Espiritual Planetaria o de ese conjunto de Maestros de Compasión y Sabiduría, de
los cuales el Instructor del Mundo es uno de sus Guías fundamentales (llamado
Cristo por los cristianos y con otros nombres en diferentes tradiciones
religiosas y filosóficas de nuestro Mundo Moderno.
Su Uso y Significado
La belleza y la fuerza
de esta Invocación reside en su sencillez y en que expresa ciertas verdades
esenciales, que todos los hombres aceptan innata y normalmente, como son la
verdad de la existencia de una Inteligencia básica a la que vagamente damos el
nombre de Dios; la verdad de que, detrás de todas las apariencias externas, el
Amor es el poder motivador del Universo; la verdad de que vino a la Tierra una
gran Individualidad – llamada Cristo por los cristianos – que encarnó ese amor
para que pudiéramos comprenderlo; la verdad de que el amor y la inteligencia
son, ambos, efectos de la Voluntad de Dios; y finalmente, la verdad evidente de
que el Plan divino sólo puede desarrollarse a través de la humanidad
misma.
Esta invocación no es
propiedad de ningún individuo o grupo en especial. Pertenece a toda la
humanidad. Empleándola o estimulando a otros para que la reciten, no se favorece
a ningún grupo ni organización determinada.
Toda la Invocación se
refiere a ese inminente, influyente y revelador depósito de energía, causa
inmediata de todos los acontecimientos sobre la Tierra, que indican el
nacimiento de algo nuevo y mejor; estos acontecimientos demuestran el avance de
la conciencia humana hacia una mayor luz.
Desde el punto
de Luz en la Mente de Dios Que afluya luz a las mentes de los hombres Que
la Luz descienda a la Tierra.
Las tres primeras
líneas se refieren a la Mente de Dios como punto focal para obtener luz divina.
Esto concierne al alma de todas las cosas. El término alma – con su máximo
atributo de iluminación – incluye al alma humana y a ese punto culminante que
consideramos como el alma “influyente” de la humanidad, que aporta luz y difunde
la iluminación. Es necesario tener presente, siempre, que la luz es energía
activa.
Cuando invocamos a la
Mente de Dios y decimos “Que afluya luz a las mentes de los hombres, que la Luz
descienda a la Tierra”, estamos expresando una de las mas grandes necesidades de
la humanidad y, si la invocación y la plegaria encierran algún significado, la
respuesta vendrá con toda seguridad y certeza. Cuando los pueblos sienten la
necesidad – en todo momento, en todas las circunstancias y en todas las épocas –
de implorar a un Centro espiritual invisible, podemos tener la plena seguridad
de que dicho centro existe. La invocación es tan antigua como la humanidad
misma.
Cristo dijo que los
hombres “prefieren la oscuridad a la luz, porque sus obras son malas”. Sin
embargo, la gran belleza que emerge, actualmente, reside en que la luz llega a
todo lugar oscuro, y nada de lo que está oculto quedará sin revelar. Los pueblos
reconocen la oscuridad y la miseria actuales, y por consiguiente da la
bienvenida a la luz. Una de las mayores necesidades actuales consiste en
iluminar las mentes humanas a fin de que vean las cosas tal cual son y
comprendan los móviles correctos y la forma de establecer correctas relaciones
humanas. En la luz que trae consigo la iluminación, veremos finalmente la luz, y
llegará el día en que miles de hijos de los hombres e innumerables grupos podrán
decir con Hermes y con Cristo: “Yo soy (o somos) la luz del mundo”.
Desde el punto
de Amor en el Corazón de Dios Que afluya amor a los corazones de los
hombres Que Cristo retorne a la Tierra.
Las tres líneas de la
segunda estrofa conciernen al Corazón de Dios y se refieren al punto focal de
amor, el “corazón” del mundo manifestado en la Jerarquía espiritual — esa gran
inteligencia que transmite amor a todas las formas de la manifestación
divina.
El Amor es una energía
que debe llegar a los corazones de los hombres y fecundar a la humanidad con la
cualidad de la comprensión amorosa; cuando el amor y la inteligencia se unen, se
dice que expresan eso.
Cuando los discípulos
estén activos y sean reconocidos por Cristo, llegará el momento en que
nuevamente Él podrá caminar abiertamente entre los hombres; podrá ser reconocido
públicamente y realizar, así, su tarea en los niveles externos e internos de la
vida. Al despedirse de sus discípulos, Cristo les dijo: “Estaré siempre con
vosotros, hasta el fin de los tiempos”.
Cuando Cristo venga,
florecerá activamente la conciencia crística entre los hombres. Derramará, en el
mundo de los hombres, la fuerza y la energía características del amor intuitivo.
Los resultados de la distribución de esta energía de amor será doble:
En primer lugar, la
energía activa de la comprensión amorosa movilizará una enorme reacción contra
la fuerza del odio. El odio, la separatividad y la exclusión serán considerados
como el único pecado, pues se reconocerá que los denominados pecados se derivan
del odio o de su consecuencia, la conciencia antisocial.
En segundo lugar,
innumerables hombres y mujeres de todos los países, se unirán en grupos para
promover la buena voluntad y establecer correctas relaciones humanas. Su número
será tan grande que, de una minoría pequeña y relativamente poco importante, se
transformará en la fuerza mas grande y de mayor influencia del mundo.
Desde el centro
donde la Voluntad de Dios es conocida Que el propósito guíe a las pequeñas
voluntades de los hombres El Propósito que los Maestros conocen y
sirven.
En las tres líneas de
la tercera estrofa tenemos una plegaria para que la voluntad humana pueda estar
de acuerdo con la voluntad divina, aunque no sea comprendida. Estas tres líneas
indican que la humanidad por sí misma no puede captar, todavía, el propósito
divino, ese aspecto de la voluntad de Dios que busca inmediata expresión en la
tierra. Debido a que el propósito de la Voluntad de Dios trata de ejercer
influencia sobre la voluntad humana, indudablemente se expresa en términos
humanos como buena voluntad, viva determinación o firme intención de establecer
correctas relaciones humanas.
La voluntad divina, tal
como es en su esencia, sigue siendo el gran misterio. Incluso el propio Cristo
hubo de enfrentarse a la prueba de la voluntad divina, y se dirigió al Padre en
el preciso momento que comprendió, por primera vez, la extensión y la
complejidad de su misión como Salvador del mundo. Entonces exclamó: “Padre,
hágase no mi voluntad, sino la tuya”. Estas palabras significaron el abandono de
los medios por los cuales trataba de salvar a la humanidad, y le indicaron lo
que podía parecer en esos momentos un aparente fracaso y que su misión no fuera
cumplida. Cristo ha esperado casi dos mil años para llevar esa misión a su
cumplimiento, pues sin la acción recíproca de la humanidad, no puede proseguir
esa misión que le fue asignada.
Esta invocación es,
esencialmente, el propio Mantram de Cristo, cuyo “sonido se ha difundido” por
todo el mundo al ser pronunciado por Él y ser utilizado por la Jerarquía
espiritual. Ahora, las palabras de la Invocación deben propagarse por todo el
mundo, al recitarlas todos los hombres, y su significado debe ser expresado por
la mayoría de la gente, a su debido tiempo. Entonces, Cristo podrá “descender a
la Tierra” nuevamente y “ver los anhelos de Su Alma y quedar
satisfecho”.
Desde el centro
que llamamos la raza de los hombres Que se realice el Plan de Amor y de
Luz Y selle la puerta donde se halla el mal.
En las tres líneas de
la cuarta estrofa se invocan los tres aspectos o las tres potencias de la Mente,
del Amor y de la Voluntad, indicando que todos estos poderes se han afianzado en
la propia humanidad, en “el centro que llamamos la raza de los hombres”. Sólo en
él pueden expresarse, en tiempo y espacio, las tres cualidades divinas y pueden
hallar su realización; sólo en él puede nacer verdaderamente el amor, actuar
correctamente la inteligencia, y demostrar, la Voluntad de Dios, su voluntad
real hacia el bien. Por medio de la humanidad, sola y sin ayuda (excepto la que
brinda el espíritu divino en cada ser humano), puede ser sellada “la puerta
donde se halla el mal”.
La última línea de la
cuarta estrofa quizás necesite una explicación. Es una manera simbólica de
expresar la idea de hacer inactivos e ineficaces los malos propósitos. No existe
un lugar especial donde reside el mal; el Libro de Revelaciones del Nuevo
Testamento habla del mal, de la destrucción del demonio y de hacer impotente a
Satanás.
La humanidad mantiene
abierta “la puerta donde se halla el mal” por sus deseos egoístas, su odio y su
separatividad, por su codicia y sus barreras raciales y nacionales, por sus
bajas ambiciones personales y por su afición al poder y a la crueldad. A medida
que la buena voluntad y la luz afluyan a las mentes y a los corazones de los
hombres, las malas cualidades y las energías dirigidas que mantienen abierta la
puerta del mal, cederán su lugar al anhelo de establecer correctas relaciones
humanas, a la determinación de crear un mundo mejor y más pacífico y a la
expresión mundial de la voluntad hacia el bien. A medida que estas cualidades
sustituyan a aquellas otras viejas e indeseables, la puerta donde se halla el
mal se cerrará, lenta y simbólicamente, por el simple peso de la opinión pública
y por el verdadero deseo humano. Nada podrá evitarlo.
Así se restaurará el
Plan original sobre la Tierra. Simultáneamente, ante la humanidad se abrirá la
puerta al mundo de la realidad espiritual y se cerrará aquella donde se halla el
mal. Así, mediante el “centro que llamamos la raza de los hombres”, el Plan de
Amor y de Luz se reestablecerá y asestará el golpe mortal al mal, al egoísmo y a
la separatividad, sellándolos en la tumba de la muerte para siempre; así,
también, se cumplirá el propósito del Creador de todas las cosas.
Que la Luz el
Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.
La última línea
contiene la idea de la restauración – indicando, a la vez, la clave para el
futuro – y que llegará el día en que la idea original de Dios y su intención
inicial ya no se vean frustradas por el libre albedrío y la maldad de los
humanos, por el puro materialismo y el simple egoísmo; entonces, debido a los
cambios producidos en los corazones y en las metas de la humanidad, el propósito
divino será cumplido.
Sugerencias para el
Trabajo: 1. Reflexionar unos pocos minutos cada día sobre la Invocación,
esforzándose por comprender su significado más profundo. Luego pronunciar la
Gran Invocación con determinada intención y concentración. A medida que se
realiza, visualizar la Luz, el Amor y la Voluntad al Bien, penetrando en los
corazones y las mentes de las personas de todo el mundo.
2. Si desea actuar como
una unidad de triángulo, pida a dos amigos que se unan mentalmente con usted.
Cuando pronuncie la Gran Invocación únase a ellos y visualice el triángulo
vinculado a la red que forman todos aquellos que están dedicados a este servicio
mundial.

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