Asunto: | [GAP] Tango argentino | Fecha: | Domingo, 10 de Marzo, 2002 23:40:01 (-0700) | Autor: | Ricardo Ocampo-RedLuz <chicanos @...........mx>
|
Querid@s herman@s argentin@s:
Bienvenidos a Latinoamérica! Quédense en paz, que no los olvidaremos nunca.
Y no se crean este melodrama... No viene ya ningún golpe de estado, ninguna
guerra... Esa ya la ganaron, aparentemente, los oscurines del sistema
financiero internacional... Y ni así...
La mayoria de nuestros países latinoamericanos está en peores condiciones,
pero no nos tiramos tanto al desencanto, la desesperanza y la perdición...
Somos todos juntos en el continente el futuro de la humanidad, al mismo
tiempo. El crisol de crisoles.
La responsabilidad es ahora levantar en lo posible el ánimo nacional (y
continental), que veo cada vez más alicaído...
El peligro real es crear lo peor que la mayoría pueda sentir al creerse la
ilusión presente. Así ha sido durante los últimos 13 milenios. Y estamos
cerrando el ciclo.
Mucho amor, energía y luz para la Argentina y Latinoamérica!
Fraternal y conmovidamente
Ricardo
---------- From: "Diana Cristina Coppola" <swan225@...> Date: Sun,
10 Mar 2002 15:24:34 +0000 Subject: Con dolor y verdad
ULTIMA BOTELLA AL MAR DE UNA TRISTE PATRIA
Hermanos del mundo, esta es una carta de los argentinos - quizá nos hayan
visto alguna vez por sus aldeas o por sus puertos. Somos aquellos coquetos
engreídos que disimulaban su renquera haciéndose los presumidos, haciéndose
los románticos, fanfarroneando a pura buena voluntad o diciendo piropos.
Somos como nuestro tango. Así de buenos, así de malos. Hermanos de otros
países, mandamos esta carta para despedirnos del mundo. Nos han botado de
él. Claro, claro. Dirán ustedes: "Otra vez los argentinos endilgándole la
culpa a otros". Algo de razón tienen; siempre todos tenemos algo de razón,
incluso los argentinos. Pero esta vez es bastante distinto. Hubo gentes de
otras partes abriéndonos las venas, internacionales fondos, mundiales
bancos, migratorios capitalistas...y sobre todo gente nacida en este sur.
Algunos aun figuran en las tapas de las revistas del jet set; son aquellos
retratados junto a poderosos presidentes (el mentón altivo, la mirada un
poco furtiva, los bolsillos henchidos). Delincuentes comunes, estafadores o
genocidas a los ojos del mundo, que aquí en el último sur decían llamarse
políticos. Y muchos de nosotros aceptábamos llamarles así. En Argentina
simular concienzudamente ante una cámara de televisión el tiempo suficiente
solía alcanzar para encarnar como verdad la patraña más grotesca. Créannos,
era así. Pero los que mandamos esta carta somos los otros, los que no nos
robamos entre sí, ni a ustedes, ni a nadie. Somos los que intentamos la
dignidad de vivir día a día en nuestras casas, con la mujer amada, con el
hombre amado.
Tal vez no nos hayan visto nunca. Probablemente no nos verán jamás por sus
aldeas y sus puertos. Porque esta carta es para despedirnos, sin habernos
conocido. Sin embargo, para darles una semblanza, digamos que somos
idénticos a ustedes. Nacimos de hombre y mujer amándose, tenemos apellidos
parecidos, sajones, gallegos, napolitanos, judíos, polacos o japoneses.
Cuando acariciamos nuestras raíces tocamos la calle de Alcalá, el agua
antigua de un canal veneciano, los metales de Silesia o Cracovia y una
porción de torta negra galesa. Esta carta va para todos ustedes y tiene un
apartado especial para aquellos hermanos extranjeros que tienen alguna
cuenta en bancos internacionales. Boston, City, Bilbao-Vizcaya, Santander,
Banca Nazionale del Laboro, HSBC, ScotianBank y otros.
Quédense tranquilos; no vamos a pedirles dinero. Eso lo hacían otros
argentinos. Nosotros no. Simplemente queremos recordarles que cuando esos
bancos publiquen en sus ciudades carteles satinados a todo color tentándolos
con obsequios deslumbrantes, como tasas de interés, viajes, cuentas
especiales, vídeo-grabadoras, seguros de retiro, complacientes
financiaciones para recorrer el globo terrestre, relojes y lapiceras que
honren vuestra confianza puesta en ellos, juguetes para vuestros niños, o
sencillamente ofertando sonrisas destellantes de prolijísimos
gerentes...sepan con qué se ha pagado buena parte de esos beneficios.
Sépanlo aunque, por supuesto, no sea culpa vuestra. Los remitentes de esta
carta han sido despojados de su dignidad como seres humanos para gloria de
las finanzas internacionales.
Para dicha gloria fue necesario que nuestro país careciera de industria. Así
perdimos nuestros empleos. Para dicha gloria hacía falta descuartizar el
concepto de Estado y de pueblo libre. Así perdimos las escuelas y las
universidades. Por dicha gloria se nos mueren en nuestra tierra 12.500 niños
anualmente por enfermedades que ustedes curarían sin siquiera sufrir
inquietud (¡Dios les bendiga siempre con esta misericordiosa gloria!). Cada
beneficio que estos bancos les otorguen estará sustentando en ladrillos de
muerte y miseria de nuestro pueblo. Por esta razón, además, nuestra carta es
de despedida. Podrían firmarla al pie otros muchos hermanos de Paraguay,
Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Nigeria, Tailandia, Costa de Marfil. Podrían
firmarla los esclavos negros hacinados en bodegas llenas de ratas que
cruzaron el Atlántico dos siglos atrás. Y nuestros incas y nuestros aztecas
y nuestros Pampas y nuestros Guaraníes y nuestros Mayas, que asesinados y
saqueados originaron los barcos repletos del oro, que en el devenir de los
tiempos dieron origen a la banca que hoy nos saquea y asesina.
Hermanos del mundo, por favor, no queremos sonarles "lejanos" o extraños.
Somos ustedes, lo fuimos hasta ayer: leíamos a Camus, llorábamos con
Vittorio De Sica, cantábamos con Nirvana y comíamos los mismos espaguetis
(aunque los escribiéramos distinto). Descorchamos nuestro vino de la
pre-cordillera para festejar la caída del Muro, extendimos nuestra cuchara
llena de cereal cuando el hambre nublaba la vida de vuestros abuelos, nos
dejamos llevar por Lola Flores, Brassens, Paul Eluard, Luigi Tenco o
Pavarotti. Escuchamos El Silencio con Bergman, hicimos nuestros los
estribillos de la Guerra Civil Española y nos preguntábamos con ustedes
"¿Qué culpa tiene el tomate que está solito en la huerta?". Amamos a
andaluzas o romanas. Y ellas nos amaron. Redescubrimos la Bondad Humana con
Kurosawa y garrapateamos en nuestros muros las consignas de un lejano mayo
de París.
Hoy no tenemos presente. Mañana no tendremos futuro. No habrá aquí trabajo
ni se sabrá leer. Cualquier bacteria nos matará. Pronto vendrá la guerra por
un pan que no encontramos, aun derrotado nuestro enemigo - que no será otro
que el vecino. Hemos sido expulsados de aquel poema vuestro, La Declaración
de los Derechos del Hombre. ¿Alcanzará con decir "Ustedes votaron a esos
criminales para que los gobernaran e iniciaran el saqueo"?
Detrás de cada político siempre estuvo el mismo poder. Sépanlo. La otra
opción era una casta militar fascista. No supimos o no pudimos hacer nada,
porque esos mismos poderes asesinaron sumariamente a 30.000 mujeres y
hombres que abrigaban un sueño. Cuando convino usufructuar de nosotros, lo
hicieron. Hoy, en el nuevo siglo ya no servimos para nada ni para nadie. O
tal vez sí. Servimos para nuestros hijos. Pero ello no será razón
suficiente: nuestros hijos no sirven para nada. Teníamos vuestros mismos
ideales, sudamos como sudan allá, hacemos el amor como ustedes lo hacen. Nos
alimentaría lo mismo que los alimenta a ustedes y nos matan las mismas
cosas. Y sin embargo somos menos humanos.
Dicen que por razones político-económicas. Las razones del dinero son
primero, aquí en el último sur, que la dignidad humana. No les reclamamos
nada, hermanos. No queremos dar lástima. Sí queremos decir nuestras últimas
palabras. Mientras podamos. No fuimos tan perversos ni tan tontos. O dicho
de otro modo, si fuimos tontos, no fuimos perversos. No éramos mejores que
ustedes. Pero tampoco el deshecho orgánico del liberalismo a ultranza que
ahora somos. Mientras los seres humanos tengan bajo el sol el visto bueno de
Dios, ustedes y nosotros, merecemos otra oportunidad. Si un humano la
merece, todos la merecen. Lucharemos hasta el final por esto. Y de sucumbir
lo haremos tan dignamente como lo harían ustedes. Porque somos sus iguales
ante el reino de la vida.
No nos olviden. Semejante olvido dañaría vuestras almas.
Y es necesario que queden hermanos vivos que defiendan la justicia en el
mundo que sigue.
GUILLERMO SILVA
Poeta y escritor argentino
_______________________________________________________________________
~ Visita nuestro patrocinador ~
¡¡¡¿QUIERES DOS MOVILES DE ULTIMA GENERACION...GRATIS?!!!
Así es, sin trucos, ni sorteos... ¿A qué esperas?
Haz clic aqui -> http://www.elistas.net/arforce/49/
|