Autor: 03/02/2023 Asunto: En respuesta a: Mensaje 4456 (escrito por Luis San Martin ) Luis San Martin dijo: > > > > > DONDE PUEDA RECLINAR SU CABEZA > "LAS RAPOSAS TIENEN SU MADRIGUERA, Y LAS AVES DEL CIELO, NIDOS; MAS EL HIJO DEL HOMBRE NO TIENE EN DONDE RECLINAR SU CABEZA (MAT. VIII, 20)". > "El Señor busca un lugar donde recostarse al abrigo de un amor fuerte y vigilante; busca donde poder dormir en paz, lejos de las concentraciones ruidosas y del bullicio alborotador; busca un alma que la acoja y se sienta feliz en su companìa, aùn cuando èl se calle; un alma que estè satisfecha de poseerle, aùn cuando èl perzmanezca ìnmovil, silencioso y como adormecido; un alma hospitalaria y abnegada, que sea para èl un asilo seguro, y sobre la cual pueda descansar su fatiga. > La busca y no la encuentra, porque la mayor parte de los hombres estàn demasiados ocupados de sì mismos, para poder cifrar su unica dicha en el reposo que su Dios gusta tener en ellos. Queremos que se nos hable; todo el que se calla durante mucho tiempo nos fastidia y el silencio nos parece vacìo, y no podemos comprender a un Dios mudo; no tenemos bastante fè para creerle presente y operante y divino, aùn cuando parece duerme y permanece inmovil. > Busca un alma llena de virtudes profundas y sòlidas, un alma sin asperezas ni rigidez, y sin embargo, firme y estable, es decir, un alma que acate sin resistencia su voluntad, y que no se reconcentre sobre sì mismos, para oponerse a todo lo que exija su gracia, un alma suave y dòcil como el cabezal de remero en la barca de los apòstoles, un alma que sepa olvidarse y acomodarse, doblegarse y entregarse. > Estoy lleno de mi mismo, soy quisquilloso y duro, hiriente y mordaz, sin codesendencia y sin verdadera mansedumbre. Y sobre todo no lo dejo reposar sobre mì, deberìa yo evitar los sobresaltos y las sacudidas, y tanto el bien como el mal me turban y agitan. Los buenos deseos que hay en mì estàn mezclados de ardor humano; y cuando quiero simplemente obedecerle, la impetuosidad inconsiderable de mi caràcter me lanza siempre màs allà de la meta. Me encantan los proyectos,(mineros e industriales) elaboro admirables programas de santidad, trazo de antemano un ideal de virtud que me extasia, sin detenerme casi nunca en ajustar primeramente mis deseos conforme a su voluntad, o en corregir mis modos de ver en relaciòn con los suyos. > Por eso, de todos esos esplèndidos programas, de todas esas resoluciones tan ingenuamente excelentes, no quedan poco despuès màs que ìntimas decepciones, secretos resquemores y una perjudicial irritaciòn contra sì mismo, un desprecio impotente que nada tiene de cristiano. > Acaso podrìa encontrar en semejante alma un asilo seguro y delicado? ¿Podrìa tal vez reclinar su divina cabeza sobre esa almohadilla tan llena de elementos terrenos y dispares? ¿No serìa mejor conservar siempre la paz interior para prepararle un lugar de descanzo, y para conservarla, y aconsejarse siempre con su Espìritu, antes de adoptar aunque no fuese màs que un buen deseo? Los proyectos de virtud, los programas de reforma son necesarios, pero para ser algo màs que puros entrenimientos e iluciones deben echar raìces en el fondo de un completo desasimiento interior, en una disposiciòn de acatamiento total y sereno a la entera Providencia de Dios sobre nosotros. Señor, concèdeme el modo de ser que has escogido para mì; no quiero nada `màs sin que tù primero lo hayas querido, tratarè de conformarme en todo a tus divinas disposiciones. > No puedo dejarle afuera, a la intemperie, a la merded del polvo de los caminos o del rocìo de las noches; no puedo permitir que repose sobre las piedras su pobre cabeza divina, toda empapada de relente de la noche, antes de estar bañada por el sudor de sangre. Mi alma debe ser para èl una mansiòn de recogimiento, en la que como en los santuarios no se camina sino de puntillas; en la que, como junto a los que duermen, no se permite hablar sino en voz baja, El motivo del recogimiento, y el mejor metodo para adquirirlo, es ese respeto soberano y lleno de amor que debemos tributar a Dios que mora en nosotros. > Asì pues, el recogimiento es como un acto de fè, y el espìritu de Jesùs es el que debe infundirlo en nuestras almas. Recogimiento hecho de silencio y de espera; porque no se le vela como a un muerto, sino como un resucitado glorioso, se le vela, con el corazòn inflamado de deseos, sabiendo que es el vencedor de toda clase de tinieblas, y que su aurora es como mediodìa, y que a su hora, cuando èl lo disponga, se despertarà de sùbito de su aparente y pasajera inmovilidad , entonces le veràn todo los hojos. Y tambièn los que le traspasaron,. recogimiento hecho de silencio y de espera, y de amor, que adora y dà gracias. El recogimiento es un homenaje y un perfume de inciencio. Y ¿por què me es tan difìcil si no es por que mi alma se halla todavìa llena de cuydados extraños y ensordecedores, de afectos clandestinos y exigentes, de sentimientos vulgares y groseros? Todos mi amores deberìa polarizarse y confundirse en uno solo, pero me hallo desparramado en una especie de anarquìa interior, y a causa de mi confusiòn y de mi desorden, le es imposible hallar en mi sueño sosegado y tranquilo. > Y sin embargo, Dios mìo, no soy indiferente a tus deseos, ni me siento inerte y frìo ante tus requerimientos; quisiera merecer la eterna bendiciòn de aquellos que, al verte sin abrigo, te abrieron la puerta y te dieron hospedaje. Porque al recogerte nos encontramos a nosotros mismos, y el reposo que te otorgamos penetra en nosotros como por contagio, se nos devuelve como una recompensa; y cuando puedes dormir en paz dentro de nosotros, hasta nuestra misma pobre cabeza puede tambien calmarse, y dejar que huyan sus desconfianzas...Todo su interior se halla en paz. > Señor, sabes muy bien que todas la buenas disposiciones iniciales proceden siempre de tì, y que sin tu ayuda nunca llegarìamos a agradarte. Acoge a mi alma, que tiene deseos de recibirte, y ambos permaneceremos el uno en el otro, prisioneros de un mismo amor divino, el que tù me tienes y el que me inspira tu gracia. > Haz que, fuera de tì, no abrigue deseo alguno; haz que siempre te prefiera a tì màs que a todos tus dones; y si te place callarte en mì, o permanecer inmovil largo tiempo, como en un sepulcro, conèdeme el suficiente espìritu de fé para aceptar tu modo de obrar, y para amarle como un favor especial, y para alegrarme de èl, hasta que llegue el dìa de la eternidad". > Semillas..son.... una perla preciosa para el alma, > Luis San Martin > > > > > >