gusfernandez1@yahoo.com
Más allá de la rima del
título (que en honor a la verdad juro no haberme propuesto), posiblemente
muchos lectores alguna vez se habrán preguntado el porqué de la
recurrente mención de la estrella alción (o Alcione) en el
material ovnilógico, especialmente en el de neto corte contactista.
Además de vincularse a las afirmaciones de ser éste el punto de
origen de alguna de las Inteligencias que nos visitan, he aquí una
especulación que podría interesarles.
En su libro "El día más
joven", Paúl Otto Hesse (creo que con ningún
parentesco con Herman Hesse) afirma que la estrella Alcione se encuentra rodeada
por un anillo de tipo "saturnino", de varios cientos de años
luz de extensión y "manásico" (palabra vinculada a la
expresión "manas" y que define en muchos pueblos,
extrañamente de manera común, una especie de
"energía" vital inmanente a la Naturaleza
–digresión: el "maná" hebreo, ¿se
referiría a algún tipo de "sustentación
biológica energética" más que a alimento oral?–)
formado por radiaciones de un tipo muy particular, efecto de la rotura,
división o descomposición de los electrones, razón por la
cual esa energía viaja por el espacio a una velocidad mucho mayor a la de
los electrones normales, produciendo una excitación molecular y
atómica que modifica la materia que encuentra en su camino. A partir de
una fecha imprecisa pero inmediata, según el autor, nuestro Sistema
Solar, en su deambular por el cosmos, ingresaría en el disco
manásico de Alcione, lo que dispararía cambios trascendentales en
la especie humana. Algunos de esos cambios estarían vinculados con el
despertar de sentidos extrasensoriales y un conocimiento omnímodo de toda
la Realidad.
Estas referencias carecerían de importancia
más allá de lo bibliográfico si no fuera que es imposible
dejar de pensar en las reiteradas referencias que en toda la Gran
Pirámide de Keops encontramos con respecto a Alcione. Ya Piazza Smith
había señalado que trazando una perpendicular al pasillo
descendente (el mismo que apunta a la Estrella Polar) la misma señala a
Alcione, en la constelación de las Pléyades. ¿Por
qué sus antiguos constructores la señalaron con tanta firmeza?.
¿Conocían el "disco manásico?". ¿Y por
qué estas referencias se encuentran vinculadas al número
siete?.
En reiteradas lecturas espirituales a
través de todo el mundo (yo tuve la oportunidad de asistir a una de ellas
en 1978) se viene afirmando que nuestro sistema solar orbita en la
séptima órbita alrededor de Alcione. Otra vez el siete. El mismo
número tan presente en la naturaleza, la humana y las demás. Una
vez más veo aquí las correspondencias de la parte del Todo con ese
Todo, al obligarnos nuestro posicionamiento a vibrar tan extrañamente con
ese número (¿es necesario recordarlo?: siete notas musicales,
siete colores en el espectro, "involuntariamente" elegimos siete
maravillas del mundo –y no seis, o doce– cada siete meses se renueva
celularmente el organismo y así en número
incalculable).
Y otra vez, también, las Pléyades.
Más allá de Billy Meier y otros contactados, el astrónomo
José Comas Solá advirtió que las seis más visibles
–siete con la propia Alcione– forman realmente un sistema
físico: es decir, no se trata de una agrupación imaginaria de
puntos luminosos sin otra relación que la fantasía visual entre
sí, sino que obedecen a un centro gravitatorio, girando como hacen
nuestros planetas alrededor del Sol. En realidad, Alcione sería ese
centro. Y Hesse apunta que nuestro propio Sol, entonces, estaría en la
séptima órbita, y aquí el número siete vuelve a
adquirir significativa relevancia.
No vamos a discutir aquí la existencia del
"anillo manásico". O sí. Porque lo que queremos es
presentar un esbozo de respuesta a una pregunta que suelen hacerse algunos
estudiosos de estas disciplinas espirituales. Y tiene que ver con la rima del
título.
Por "Registros Akhásicos",
entendemos un "plano", "dimensión" o
"esfera" –empleen el término que ustedes deseen–
donde los conocimientos del Todo, del Tiempo y el Universo, del Ayer, el Hoy y
el Mañana, están de alguna manera ya presentes, accesibles a
quienes desarrollan las vías metafísicas de acceso a esa
información, donde el Karma propio y ajeno, universal y mundano, queda
inscripto. Una especie de Gran Banco de Datos Universal, una Universal Wide Web
atemporal y espiritual.
Pero lo que proponemos con el sólo motivo
de especulación intelectual, es suponer que Alcione no tiene un anillo
manásico del cual carezcan otras estrellas, sino tan sólo es
ése especial por circunstancias que serán motivo de otro
artículo. Pero que es entonces posible suponer que cada estrella,
también nuestro Sol, tienen su propio anillo manásico, el
reservorio de información de las culturas, razas y existencias de su zona
de influencia. Así que lo que a continuación nos preguntaremos es
si existe alguna evidencia de que el Sol, o nuestro sistema solar, tengan ese
particular "plano vibratorio" al margen de los conocimientos de la
ciencia ortodoxa. Y, para ello, apelo a la paciencia del lector: vamos a
desempolvar algún material de mi amarillenta biblioteca de
papel.
Un artículo injustamente
olvidado
Este trabajo que reproduzco a
continuación –y que sugiero leer con atención– nos
revela no sólo pistas para abonar esta teoría; también, nos
habla de un "complot del silencio" destinado a privarnos de
información que, por los infinitos horizontes que abre al conocimiento, y
pese a no haber sido desmentido nunca por investigaciones ulteriores hasta donde
tenemos noticias, nos dice cómo desde la misma Ciencia se acalla las
voces de sus propios miembros que pudieran atentar contra el
"establishment" de lo establecido:
Revelaciones de científicos
europeos
Nota del Centro Internacional de
Psicobiofísica de Bérgamo (Italia), publicada originalmente en la
Revista Centro Ricerche Biopsichiche de Padova, mayo de
1966.
Se ha realizado en Campidoglio el anunciado congreso científico
por la antigua y gloriosa Academia Teatina, que preside el Ingeniero Angelo De
Luca, y que integran los más eminentes científicos europeos, tales
como el premio Nobel Louis Brolie, el profesor M. Tedeschini, el profesor E.
Medi, presidente del EURATOM, el profesor Polvani, ex presidente del Consejo
Nacional de Investigaciones, el profesor Augel, de la Sorbona, director de
investigaciones espaciales europeas, el profesor Courier, de la Academia de
Ciencias de París, el profesor Pende, Frigoni, Bompiani, Cinquini,
Ottaviani, Dúchense, de Lieja, Yoffe, de Cambridge, Siegmund, de Bonn,
etc.
El congreso ha tratado y puesto en evidencia los trabajos de un
“equipo” de científicos italianos que ha descubierto la
identidad fluido-dinámica de la estructura de la energía radiante,
de la materia y del espacio que la circunda, alcanzando a demostrar que la
velocidad de la luz es relativa.
Entre los científicos ha sido mencionado Marco Tedeschini,
profesor universitario de mecánica racional y electrónica, ex
colaborador de Marconi y Levi-Civita, conocido en todo el mundo por su famosa
"Teoría de las apariencias", de cuyos principios ha sido
posible realizar muchas aplicaciones prácticas, ya sea en el campo de la
física como en el de la neurología, quien ha demostrado con una
serie de pruebas sobre las transmisiones ópticas que el espacio se
comporta como un fluido que tiene una densidad 100 cuatrillones de veces
inferior a la del agua, cuyos vórtices forman los sistemas
atómicos y astronómicos de la materia con sus campos de fuerza
atractivas, y cuyas oscilaciones constituyen, según sus frecuencias, las
diferentes calidades de energía ondulatoria.
De tales experimentos ha resultado también que la Tierra
transporta consigo, en su movimiento de revolución anual, el propio
ambiente circundante de espacio fluido, así como transporta consigo su
cubierta atmosférica. Nuestro globo y la esfera planetaria de espacio
fluido que lo circunda, son a su vez sumergidos en el vórtice solar, en
una corriente fluida que tiene una velocidad de 60 kilómetros por
segundo.
El campo rodante fluido solar y aquél
planetario terrestre se mueven cada uno subdivididos, como una cebolla, en
estratos esféricos concéntricos de espacio fluido que tiene
espesor constante y velocidad de rotación inversamente proporcional a la
raíz cuadrada de su radio.
De los experimentos citados ha sido posible advertir y medir, ya sea la
corriente fluida que tiene una velocidad de 9.335 Km/seg., y circula en torno a
nuestro planeta en el sentido de su rotación diurna y que produce con su
empuje centrípeto sobre los cuerpos en ella sumergidos, la
aceleración de caída sobre nuestro globo; ya sea la corriente
solar, que tiene una velocidad de 60 Km/seg., que arrastra a la Tierra y a su
esfera planetaria en su solidario movimiento de revoluciones y que provoca la
gravedad que las tiene ligadas al sol.
La importancia de la confirmación experimental de la existencia de
un fluido universal y de sus movimientos de rotación y revolución
astronómicas arriba citados, consiste en el hecho de que tales
movimientos explican la desviación angular que sufren los rayos que les
proviene de las estrellas, o sea la aberración descubierta por Bradley en
1727, y también el éxito del experimento Michelson efectuado en
1887, en perfecta armonía con la relatividad clásica de Galileo, a
la cual es indispensable por consiguiente volver, abandonando todas las
seudo-relatividades en contraste con la geometría euclídea, las
cuales fueron toleradas por medio siglo solamente, porque no parecía
posible conciliar de otra manera los dos fenómenos ópticos
indicados.
También el profesor Renato De Luca, presidente del Comitato
Italiano Richerche Matematiche, procediendo por otro camino, ha llegado a las
mismas conclusiones. En efecto, descubrió un nuevo y más exacto
binomio de dilatación térmica, que introducido en la
ecuación de la termodinámica le rinde útiles resultados al
cálculo preciso de los prolongamientos térmicos de los cuerpos,
del calor específico, de los valores de la energía cinética
de los gases, y de la temperatura de los astros. Pero lo que más importa
es que la ecuación de Planck que expresa la energía en
función de las temperaturas y que exige el repudio de la
cinemática clásica, está sustituída por otra que
responde en pleno a tal
cinemática.
En fin, los profesores E. Borgognone y D. Mattiotto, han demostrado que
también las perturbaciones electromagnéticas tienen velocidad
relativa, como resulta de los experimentos cumplidos de estos dos físicos
con electrones lanzados en tubos catódicos circundados de oportunos
campos magnéticos.
Los trabajos mencionados son de excepcional valor científico en
cuanto demuestran que: la aberración de la luz; los resultados de los
experimentos de Michelson, Morley, Picard, Sthäel, Miller; el alejamiento
de los rayos estelares pasados al costado del Sol; el alejamiento del parihelio
de Mercurio; los efectos Doppler, Fizeau, Kauffmann, Mossbauer; la
energía liberada de las bombas atómicas; la variación de la
energía por saltos en el pasaje de un electrón de un estrato a
otro del campo atómico (nota del autor: el "spin") la
conciliación entre las leyes de la mecánica y del
electromagnetismo, son explicables con la cinemática clásica
solamente, considerando la existencia del fluido universal hace poco
hallado experimentalmente.
En el universo se verifica entonces solamente la relatividad de Galileo.
Pero esta certeza es la de la existencia de un fluido universal, sustrato de
cada materia y energía, como ha demostrado Tedeschini en sus obras
“La teoría de las apariencias”, “La
Psicobiofísica”, “La llave del Universo”, “La
unificación de la materia y de sus campos de fuerzas”,
“Experimentos decisivos por la física moderna” (publicadas
por el Centro de Psicobiofísica de Bérgamo, via Fra Damiano 20),
nos permite volver a las claras y seguras fuentes de la cinemática
clásica, de resolver toda la antítesis de la física
teorética y de alcanzar con la fluidodinámica aquella ciencia
cósmica unitaria que desde siglos está en la aspiración
humana, y que comprende no sólo los fenómenos físicos, sino
también los biológicos y psíquicos, trinidad de realidad
que se manifiesta en el Universo.
En consecuencia, de lo que antecede, el congreso que se desarrolló
en Campodoglio ha fundado un Centro Studi Pacinotti, institución que
tiene los fines de formular cátedras universitarias de
Psicobiofísica en Italia y en el extranjero, para que tal ciencia
unitaria, madre de todas las otras, sea enseñada, desarrollada por todas
partes con la rapidez que reclaman los tiempos, y sean tratadas en sus
principios, nuevos conocimientos e invenciones para el ulterior progreso de
todas las ramas del saber y para el bienestar material y espiritual de cada uno
y de la humanidad.
De este artículo podemos extraer algunas
reflexiones:
–
Recordar, por ejemplo, que Hippolite León Denizard Rivail,
más conocido por su seudónimo de "Allan Kardec",
codificador del Espiritismo, en su libro "Génesis, Milagros y
Predicciones", en el capítulo XIV, artículo "Los
Fluidos", ya había anticipado casi en las mismas palabras la
existencia de estos campos fluídicos revelados por las entidades con
él comunicantes. Lejos está de mi intención propugnar con
esta observación una defensa de esta filosofía o religión
(como se la quiera conceptualizar) sino señalar, con esta coincidencia,
la accesibilidad por medios espirituales (a fin de cuentas, aún podemos
discutir con "quién" o "qué" comunicaba
Kardec) a este conocimiento y la ratificación que la metodología
científica aporta a lo que, si leen especialmente las líneas
destacadas, bien podríamos llamar el "anillo manásico"
de nuestro Sistema Solar.
–
Retrotraernos a la Ley de Correspondencia ("la parte de todo
está en el Todo") y señalar que el comportamiento del
"aura" (porción del campo bioplasmático que sobresale
del cuerpo físico) con su característica rotación es, en lo
microcósmico, apenas un reflejo de la "corriente de fluido"
macrocósmica que arrastra a la Tierra.
–
Pero lo
que considero más importante es ese párrafo que destaqué y
que nuevamente reproduzco: “De tales experimentos ha resultado
también que la Tierra transporta consigo, en su movimiento de
revolución anual, el propio ambiente circundante de espacio fluido,
así como transporta consigo su cubierta atmosférica.”
Porque de lo que nos está hablando aquí el autor es de la certeza,
por lo menos para esos científicos, de que nuestra Tierra, y el sistema
Solar todo, poseen una especie de "campo etéreo" que le es
propio, y que pondría en evidencia que dicha situación, de
repetirse en Alcione, no sería un extraño caso particular, sino
simplemente otra circunstancia de similar tenor, aunque tal vez de
características especiales.
La hipótesis del banco de
imágenes
Quizás emparentada con la propuesta
jungiana del "Inconsciente Colectivo", la idea de los Registros
Akhásicos se asimilan a la suposición de un banco de
imágenes universal, a donde concurren todas las experiencias y vivencias
de todos los seres vivos y de donde se obtiene la información elemental,
basal, fundamental, para modelar en la realidad las experiencias y vivencias por
venir. Aunque parezca forzada, esta posibilidad ciertamente sirve para explicar
todos los aspectos de ciertas "apariciones" y fenómenos
psíquicos, habida cuenta que –de ello ya nos referiremos en otras
oportunidades– descreemos de una explicación meramente
patológica o psicopatológica para entenderlas.
El típico caso donde una aparición
alerta a un sujeto de un inminente peligro –siendo indiferente si se trata
de una supuesta entidad espiritual, el tío fallecido o la madre
localizada a miles de kilómetros, gozando de buena salud pero ignorante
de las vicisitudes del protagonista– es un buen ejemplo de ello. Existe
una gratuita tendencia innata a concluir que se trata, o bien de un
"doble", algo así como una proyección astral del ser
querido para alertarle, o bien del conocimiento premonitorio o telepático
del riesgo por venir y una dramatización posterior para su mejor
comprensión por parte del destinatario. Pero para comprender por
qué reivindicamos para este tipo de casos la teoría de los
Registros Akhásicos, permítasenos remitirnos a un caso
específico (referido e investigado por alguien tan confiable como Louise
Rhine):
Durante la primera Guerra Mundial, un prisionero
canadiense en Alemania logró escapar y, de noche y durante una tormenta
de nieve, llegó a una encrucijada en la que un camino conducía
hacia Holanda y una probable seguridad, y el otro hacia una captura casi cierta.
Vaciló y luego optó por uno de los caminos. De repente, se le
apareció la figura de su hermano (que a esa hora dormía
apaciblemente en Inglaterra, ignorante de todo) muy clara y vívida, y le
dijo: “No, Richard, por ese camino no. ¡Toma por el otro camino,
idiota!”. El resultado fue que aquél hombre que huía,
tomó el otro camino y se salvó.
El hermano no sólo no tenía idea del
peligro que acosaba al prisionero, sino que seguramente tampoco habría
podido aconsejarle respecto de qué camino tomar. Esto es lo mismo que
decir que, a los efectos prácticos, el hermano del fugitivo nada contaba
para con este asunto. Ahora bien, supongamos que el inconsciente del hermano en
Inglaterra se dio cuenta de la situación de peligro del preceptor; su
preocupación podría haberle hecho intervenir como una
"aparición" en momento de crisis. O que dicha aparición
era una dramatización creada por el inconsciente del preceptor, un modo
conveniente de expresar la advertencia, tras adquirir intuitivamente la
información correcta.
Si se trata de la primera posibilidad, es
razonable suponer que nadie poseía la información: o sea, que no
había una persona viva que conociera la ecuación camino
correcto–duda del sujeto. Sea lo que fuere lo que guió al
preceptor, era alguien o algo con acceso a un conocimiento más que
comúnmente accesible, pero no el hermano como tal. Si se trata del
segundo caso, tendríamos que preguntarnos por qué todo ese trabajo
de representar a su hermano; después de todo, hay docenas de casos
documentados en los que las personas fueron advertidas por simples
premoniciones, corazonadas o pálpitos. Y aunque dejemos abierta la
posibilidad de que un agente externo intervino, en uno u otro sentido,
ocurrió el acceso a alguna fuente de información, y para
explicarlo se necesita algo parecido a la hipótesis del banco de
imágenes.
Esta hipótesis además nos
ayudaría en algunos problemas de estas disciplinas; por ejemplo,
cómo los sujetos voluntarios sometidos a un experimento de
abducción imaginaria aparecieron con narraciones tan parecidas a los que
produjeron los secuestrados presuntamente reales, o permiten comprender mejor
las extrañas correspondencias entre la ciencia ficción y ciertas
categorías de apariciones de OVNIs cuando los testigos, en este segundo
caso, generalmente son lo suficientemente iletrados como para descartar lecturas
de oscuras publicaciones fantásticas de decenios anteriores generalmente
en idiomas que no les son propios.
Los arquetipos de Jung pueden estar almacenados en
estos Registros Akhásicos, y la teoría del campo
morfogenético de Ruppert Sheldrake, que sugiere que todos los
organismos son de algún modo "conscientes" de lo que les ocurre
a otros organismos de su tipo, no es más que una manera distinta de
llamar al mismo principio.
La “psicometría” y los
Registros Akhásicos
Aquí no nos referiremos a lo que por tal
término se conoce en Psicología (la evaluación y
medición de patrones intelectuales mediante "tests") sino a lo
que en Parapsicología conocemos por tal término, es decir, el
proceso por el cual ciertos psíquicos, teniendo en sus manos un objeto
determinado, logran "evocar" detalles de sus dueños o de las
circunstancias en las que ese objeto se vio envuelto. La tendencia popular es
suponer que ese objeto retiene "vestigios de memoria" de los sucesos
en los cuales participó, como si los hechos fueran una melaza pegajosa
que ciertas cosas pueden retener. Tal vez sea así. Pero también es
más probable que en alguna parte haya una especie de memoria de todo lo
acontecido en el Universo y el objeto actúe como un código de
búsqueda, lo cual le permite a la persona dueña de la aptitud
psíquica recuperar de ese depósito la información adecuada.
Cualquiera sea el proceso, el objeto le brinda al sensitivo la
orientación necesaria. Y si esto es verdad respecto de esa pistola que
nos revive los padecimientos del asesinato en el que participó,
también sería cierto respecto a esa vieja mansión donde
"vemos" apariciones asimilables a sus antiguos moradores y sus
circunstancias.
Finalmente, recordemos que toda la Historia del
conocimiento hermético (desde los augures romanos hasta los espiritistas
decimonónicos) nos recuerda que, de alguna forma, en el sujeto quedan
impregnados (hoy diríamos, en su "aura") todos los
acontecimientos en los que participó, todas las intencionalidades que
tuvo; según los seguidores de Kardec (nuevamente) es posible hacer una
lectura del "periespíritu" para observar, en él, colores
y anomalías que debidamente interpretadas nos remitirán a sucesos
agradables o desgraciados de su vida. De forma tal que aplicando un cierto
carácter transitivo, podemos colegir que, respetando aquel mismo
Principio de Correspondencia a que hicimos referencia, el Anillo Manásico
de un sistema cualquiera puede conservar el registro de los hechos acaecidos en
su entorno, y es plausible que algún otro (Alcione, por ejemplo) puede a
su vez aglutinar sinópticamente los de los sistemas que le son
secundarios. La culminación obvia de este razonamiento es que si
información es vibración, y si nosotros mismos no somos más
que nubes electrónicas infinitamente pequeñas orbitando de manera
más o menos ordenada en un espacio vacío, la interacción
entre nosotros –información vibratoria– y un Anillo
Manásico ajeno al nuestro necesariamente ha de provocar algún
efecto resonante; ergo, algún cambio. Si positivo o negativo, es
sólo cuestión de más
especulación.
SE PERMITE (Y
AGRADECE) LA REPRODUCCIÓN PARCIAL O TOTAL
MENCIONANDO LA
FUENTE Y ENLACES :
AL
FILO DE LA REALIDAD
Revista
electrónica del Centro de Armonización
Integral