Asunto: | [GAP] Re: 254 - La caridad es la base para un buen tejido social | Fecha: | Lunes, 17 de Febrero, 2003 01:42:37 (+0000) | Autor: | Andres Angel <andangel @.......com>
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>From: Aurelio Mejía <amejiamesa@...>
>To: <Undisclosed-Recipient:;>
>Subject: 254 - La caridad es la base para un buen tejido social
>Date: Sun, 16 Feb 2003 20:38:49 -0500
>
>La caridad es la base para un buen tejido social
>Tomado del libro de Allan Kardec, Viaje Espiritista en 1862,
>
>Edit. Edicomunicación S. A. España, 1989
>
>
>
>¿Cómo llegará esto? Puesto que el reino del bien es incompatible con el
>egoísmo, hace falta la destrucción del egoísmo. Ahora bien, ¿quién puede
>destruirlo? El predominio del sentimiento de amor, que induce a los hombres
>a tratarse como hermanos y no como enemigos.
>
>
>La caridad es la base la piedra angular de todo el edificio social; sin
>ella, el hombre no edificará más que sobre arena. Que los esfuerzos, y
>sobre todo los ejemplos de todos los hombres de bien, tiendan, pues, a
>propagarla; que no desesperen si notan un recrudecimiento en las malas
>pasiones: ellas son los enemigos del bien y viéndole avanzar, se lanzan
>contra él. Pero Dios ha permitido que, por sus propios excesos, ellas se
>autodestruyan; el paroxismo de un mal es siempre la señal de que toca a su
>fin.
>
>
>
>Acabo de decir que sin la caridad el hombre no construye sino sobre la
>arena; y un ejemplo nos lo hará comprender mejor: Algunos hombres bien
>intencionados, conmovidos por los sufrimientos de una parte de sus
>semejantes, han creído hallar el remedio al mal en determinados sistemas de
>reforma social. Con pocas diferencias, el principio es poco más o menos el
>mismo en todos, sea cual sea el nombre que se les dé: Vida en común para
>que sea menos onerosa; comunidad de bienes para que cada uno tenga algo;
>participación de todos en la obra común; nada de grandes riquezas, pero
>también nada de miseria.
>
>
>
>Eso era muy seductor para aquél que, no teniendo nada, veía ya la bolsa del
>rico entrar en el fondo social, sin calcular que la totalidad de las
>riquezas puestas en común crearía una miseria general en lugar de una
>miseria parcial; que la igualdad establecida hoy sería rota mañana por la
>movilidad de la población y la diferencia entre las aptitudes; que la
>igualdad permanente de los bienes supone la igualdad de las capacidades y
>el trabajo.
>
>
>
>Pero la cuestión no está ahí; no entra en mi esquema examinar la fuerza y
>la debilidad de esos sistemas. Hago abstracción de las imposibilidades de
>las que acabo de hablar, y me propongo examinarlas desde otro punto de
>vista del cual, que yo sepa, nadie se ha preocupado todavía y que tiene
>relación con nuestro tema. Los autores, fundadores o promotores de todos
>estos sistemas, sin excepción, se han propuesto sólo la organización de la
>vida material de una manera provechosa para todos. El fin es digno de
>elogio sin lugar a dudas; falta saber si dicho edificio no carece de la
>base que podría consolidarlo, admitiendo que fuera practicable.
>
>
>
>La comunidad es la renuncia más completa de la personalidad: cada uno debe
>poner su esfuerzo personal y ello requiere la abnegación más absoluta.
>Ahora bien, el móvil de la abnegación y de la renuncia, es la caridad, es
>decir, el amor al prójimo. Pero nosotros hemos reconocido que el fundamento
>de la caridad es la creencia; que la falta de creencia conduce al
>materialismo, y el materialismo al egoísmo. En un sistema que, por su
>naturaleza, requiere para su estabilidad las virtudes morales en grado
>supremo, hacía falta tomar el punto de partida en el elemento espiritual.
>Pues bien, no sólo no se le ha tomado en consideración, al ser lo material
>el único fin, sino que varios de estos sistemas están basados en una
>doctrina materialista a voces confesada, o en un panteísmo, especie de
>materialismo disfrazado, es decir, adornados con el bello nombre de
>fraternidad.
>
>
>
>Pero la fraternidad, igual que la caridad, no se impone ni se decreta; hace
>falta que esté en el corazón. Y no es precisamente el sistema el que la
>hará nacer si ella no está ya en él, mientras que lo contrario arrumará el
>sistema y lo hará caer en la anarquía, porque cada uno querrá procurar algo
>para sí mismo. La experiencia está ahí para probar que estos sistemas no
>ahogan ni las ambiciones ni la codicia.
>
>
>
>Antes de hacer la cosa para los hombres, había que formar a los hombres
>para la cosa, como se forma a los obreros antes de confiarles un trabajo;
>antes de edificar, hay que asegurarse de la solidez de los materiales. Aquí
>los materiales sólidos son los hombres de corazón, dedicación y abnegación.
>Con el egoísmo, el amor y la fraternidad son palabras vanas, tal como hemos
>dicho. ¿Cómo, pues, bajo el imperio del egoísmo, fundar un sistema que
>requiere la abnegación a un grado tal, que tiene por principio esencial la
>solidaridad de todos para cada uno y de cada uno para todos?
>
>
>
>Algunos han abandonado el suelo natal para ir a fundar colonias a lo lejos,
>bajo el régimen de la fraternidad. Han querido huir del egoísmo que los
>aplastaba, pero el egoísmo les ha seguido, e incluso allí ha habido
>explotadores y explotados, porque la caridad ha faltado. Han creído que les
>bastaba llevarse la mayor cantidad de brazos posible, sin pensar en que se
>llevaban al mismo tiempo los gusanos roedores de su Institución, que se
>arruinó con tal rapidez porque no había en ellos ni fuerza moral ni fuerza
>material suficientes.
>
>
>
>Lo que les faltaba era más corazones sólidos, en vez de tantos brazos.
>Desgraciadamente muchos sólo les han seguido porque, no habiendo sabido
>hacer nada en otra parte, han creído dispensarse de ciertas obligaciones
>personales; no han visto más que una meta seductora, sin ver el espinoso
>camino para alcanzarla. Decepcionados en sus esperanzas, reconociendo que
>antes de disfrutar hacía falta trabajar mucho, sacrificar mucho, sufrir
>mucho, han tenido como perspectiva el descorazonamiento y la desesperación;
>y ya sabéis qué ha sido de la mayoría. Su equivocación ha sido el haber
>querido construir un edificio empezando por el tejado, antes de haber
>colocado fundamentos bien sólidos. Estudiad la historia y la causa de la
>caída de los Estados más florecientes, y en todas partes veréis la mano
>del egoísmo, de la codicia, de la ambición.
>
>
>
>Sin la caridad, no hay Institución humana estable, y no hay caridad ni
>fraternidad posibles, en la verdadera acepción de la palabra, sin la
>creencia. Aplicaos, pues, a desarrollar estos sentimientos que, al ir en
>aumento, eliminarán el egoísmo que os destruye. Cuando la caridad haya
>penetrado en las masas, cuando se haya convertido en la fe, en religión de
>la mayoría, entonces vuestras instituciones mejorarán por la misma fuerza
>de las circunstancias; los abusos nacidos del culto a la personalidad,
>desaparecerán. Enseñad, pues, la caridad, y sobre todo, predicad con el
>ejemplo: es el áncora de salvación de la sociedad. Solamente la caridad
>puede traer el reinado del bien, que es el reino de Dios sobre la Tierra;
>sin ella, por mucho que hagáis, no crearéis más que utopías de las cuales
>no obtendréis sino decepciones. Si el Espiritismo es una verdad, si debe
>ayudar a regenerar el mundo, es porque tiene por base la caridad. No viene
>a derribar ningún culto, ni establecer uno nuevo; proclama y prueba las
>verdades comunes a todos, bases de todas las religiones, sin preocuparse de
>los puntos de detalle. Solamente viene a destruir una cosa: el
>materialismo, que es la negación de toda religión; no viene a destruir sino
>un solo templo: el del egoísmo y el orgullo, y a dar un sentido práctico a
>estas palabras del Cristo que son toda la ley: Amad a vuestro prójimo como
>a vosotros mismos.
>
>
>
>No os asombréis, pues, de que tenga por adversarios a los adoradores del
>becerro de oro, cuyos altares viene a destruir. Tiene, naturalmente, contra
>él a los que encuentran que su moral es incómoda; a los que hubieran
>pactado voluntariamente con los espíritus y sus manifestaciones, si los
>espíritus se hubieran avenido en divertirlos; si no hubieran venido a
>rebajar su orgullo a predicarles la abnegación, el desinterés y la
>humildad. Dejadles que digan y que hagan: las cosas no dejarán de seguir el
>curso que está en los designios de Dios.
>
>
>
>El Espiritismo, por su poderosa revelación, viene pues a acelerar la
>reforma social. Sus adversarios se reirán sin duda de esta pretensión, y
>sin embargo no tiene nada de presuntuosa. Hemos demostrado que la
>incredulidad, la simple duda en el porvenir, conduce al hombre a
>concentrarse en la vida presente, lo cual desde luego, desarrolla el
>sentimiento del egoísmo. El único remedio contra este mal es concentrar la
>atención sobre otro punto y desplazarla hacia otra meta, por así decirlo,
>con el objeto de hacerle perder sus hábitos. El Espiritismo, probando de
>una manera patente la existencia del mundo invisible, conduce forzosamente
>a un orden muy distinto de ideas, pues amplía el horizonte moral limitado a
>la Tierra. La importancia de la vida corporal disminuye a medida que crece
>la de la vida espiritual; así, de manera natural, nos situamos en otro
>punto de vista, y lo que nos parecía una montaña se nos presenta ahora no
>mayor que un grano de arena; las ambiciones, las vanidades de este mundo se
>convierten en puerilidades, como juguetes infantiles frente al porvenir
>grandioso que nos espera. Al dar menos valor a las cosas terrenales, se
>busca menos el satisfacerlas en perjuicio de los demás; de ahí una
>disminución en el sentimiento del egoísmo.
>
>
>
>El Espiritismo no se limita a probar la existencia del mundo invisible: por
>los ejemplos que nos presenta, lo muestra en su realidad, y no tal como la
>imaginación lo había hecho concebir; lo muestra poblado de seres felices o
>desgraciados, pero prueba que la caridad, la soberana ley del Cristo, es la
>sola ley que puede asegurar la felicidad. Por otro lado vemos la sociedad
>terrestre que se destroza bajo el imperio del egoísmo, mientras que, por el
>contrario, viviría feliz y apacible bajo el imperio de la caridad. Todo es,
>pues beneficioso para el hombre con la caridad: felicidad en este mundo y
>felicidad en el otro.
>
>
>
>Esto no es, según la expresión de un materialista, un sacrificio de
>personas engañadas; es, según expresión del Cristo, una inversión a
>rendimiento centuplicado. Con el Espiritismo el hombre comprende que tiene
>todas las ventajas a su favor practicando el bien, y todas las de perder
>haciendo el mal. Pues bien, entre la certeza, y no diré la posibilidad, de
>perder o de ganar, la elección no puede ser dudosa. De ahí que la
>propagación de la idea espiritista tiende, necesariamente, a convertir a
>los hombres en mejores los unos para con los otros. Y lo que hoy hace sobre
>los individuos, lo hará mañana sobre la sociedad, cuando el Espiritismo sea
>difundido de manera general. Procuremos, pues, divulgarlo en interés de
>todos.
>
>
>
>
>
>¡Oh Dios! Permíteme ser un buen Ciudadano del Mundo y un incansable
>Trabajador de la Luz
>
>Dr. Enrique Gagliardo Muñoz
>
>Puede escribirme a: egagliardo@...
>
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