Ghislaine Lanctôt
Tengo 61
años y nací en Montreal (Canadá). Fui médico y hoy soy médico del alma. Me he
divorciado dos veces y tengo cuatro hijos (de 37 a 28 años) y cuatro nietos.
¿Política? ¡Soberanía individual! Cree en ti: eres divino y lo has olvidado.
La medicina actual fomenta la
enfermedad, no la salud: lo denuncio en mi libro "La mafia
médica"
-¿Estoy griposo, ¿qué me receta?
-Nada.
-¿Ni un poquito de
Frenadol?
-¿Para qué? ¿Para tapar síntomas? No. ¡Atienda a sus síntomas,
escúchese! Y su alma le dará la receta.
-Pero, ¿me meto en la cama o
no?
-Pregúnteselo usted mismo, y haga lo que crea que le conviene
más.
¡Crea en usted!
-¡A los virus les da igual lo que yo crea!
-Ah, ya
veo: elige usted el papel de víctima. Su actitud es: "He pillado una gripe. Soy
víctima de un virus. ¡Necesito medicinas!".
-Pues sí,
como
todos...
-Pues allá usted... Mi actitud sería: "Me he regalado una gripe.
¡Soy la única responsable! Debo cuidarme un poco". Y me metería en cama,
reposaría, me relajaría, meditaría en cómo me he maltratado
últimamente...
-¿Se ha "regalado" una gripe, dice?
-¡Sí! Tu enfermedad
viene de ti, no viene de fuera. La enfermedad es un regalo que tú te haces para
encontrarte contigo mismo.
-Pero nadie desea una enfermedad...
-Tu
enfermedad refleja una desarmonía interior, en tu
alma. Tu
enfermedad es tu aliada, te señala que mires en tu
alma, a ver
qué te sucede. ¡Dale las gracias: te brinda la ocasión de hacer las
paces
contigo mismo!
-Quizá sea más práctica una pastillita...
-¿Hacer
la guerra a la enfermedad? Eso propone la medicina actual, y las guerras matan,
traen siempre muertes.
-No me dirá ahora que la medicina mata...
-¡Un
tercio de las personas hospitalizadas lo son por efectos medicamentosos! En
Estados Unidos, 700.000 personas mueren al año a causa de efectos secundarios de
medicamentos y de tratamientos
hospitalarios.
-Morirían igual sin
medicamentos, oiga.
-No. No si cambiamos el enfoque: la medicina actual ha
olvidado la salud, ¡es una medicina de enfermedad y de muerte! No es una
medicina de salud y de vida.
-¿Medicina
de enfermedad? Acláremelo...
-En la antigua China, un acupuntor era despedido
si su paciente enfermaba. O sea, ¡el médico cuidaba de la salud! ¿Ve? Toda
nuestra medicina es, pues, el fracaso total.
-Prefiere medicinas
alternativas, pues...
-Respetan más el organismo que la medicina industrial,
desde luego: homeopatía (¡será la medicina del siglo XXI!), acupuntura,
fitoterapia, reflexoterapia, masoterapia... Son más baratas... y menos
peligrosas.
-Pero no te salvan de un cáncer.
-¡Dígale eso a la medicina
convencional! ¿Te salva ella de un cáncer?
-Puede hacerlo, sí.
-Lo que
hará seguro es envenenarte con cócteles químicos, quemarte con radiaciones,
mutilarte con extirpaciones... ¡Y, encima, cada día aparecen más cánceres! ¿Por
qué? Porque la gente vive olvidando su alma (que es divina): la paz de tu alma
será tu salud, porque tu cuerpo es el reflejo material de tu alma. Si te
reencuentras con tu alma, si la pacificas..., ¡no habrá cáncer!
-Palabras
bonitas, pero si un hijo suyo tuviese un cáncer, ¿qué haría
usted?
-Alimentaría su fe en sí mismo: eso fortalece el sistema inmunitario,
lo que aleja al cáncer. ¡El miedo es el peor enemigo! El miedo mina tus
autodefensas. ¡Nada de miedo, nada de sumisión al cáncer!
Tranquilidad,
convicción, delicadeza, terapias suaves...
-Perdone, pero lo más sensato es
acudir a un oncólogo, a un médico especialista.
-La medicina convencional
debiera ser sólo un último recurso, y muy extremo... Y si tu alma está en paz,
eso jamás te hará falta.
-Bien, pues tengamos el alma pacificada... pero, por
si acaso, pongámonos vacunas.
-¡No! Las fabrican con células ováricas de
hámster cancerizadas para multiplicarlas y cultivarlas en un suero de ternera
estabilizado con aluminio (eso la de la hepatitis B, con su virus): ¿inyectaría
usted
eso a sus hijos?
-Les he hecho inyectar ya varias...
-Y yo a los
míos: fui médico, y por entonces no sabía aún todo lo que hoy sé... ¡Pero hoy
mis hijos no vacunan ya a sus hijos!
-Yo creo que seguiré
vacunándolos...
-¿Por qué? La medicina actual mata moscas a martillazos: no
siempre muere la mosca, pero siempre rompe la mesa de cristal. Son tantos los
dañinos efectos secundarios...
-¿Por qué abominó usted de la medicina?
-Yo
me hice médico para ayudar. Me dediqué a la flebología, a las varices. Llegué a
tener varias clínicas. Pero fui dándome cuenta del poder mafioso de la industria
médica, que atenta contra nuestra salud, ¡que vive a costa de que estemos
enfermos! Lo denuncié... y me echaron del Colegio de Médicos.
-O sea, ya no
puede usted recetar...
-¡Mejor! Los medicamentos están fabricados
pensando en la lógica industrial del máximo
beneficio económico, y no pensando en nuestra salud. Al revés: si estamos
enfermos, ¡la mafia médica sigue ganando dinero!
-¿Y a quiénes tilda de
"mafia médica"?
-A la Organización Mundial de la Salud (OMS), a las
multinacionales farmacéuticas que la financian, a los gobiernos obedientes, a
hospitales y a médicos (muchos por ignorancia)... ¿Y qué hay detrás?
¡El
dinero!
-No escoge usted enemigos pequeños...
-Lo sé, pero si me hubiera
callado, hubiese enfermado y hoy estaría ya muerta.
-¿Cuál ha sido su última
enfermedad?
-Hace dos días, ja, ja... ¡una diarrea!
-Vaya: ¿qué reflejaba
eso de su alma?
-Oh, no sé, no lo he
analizado... Me he limitado a no comer... ¡y ya me siento bien!
-Pero se pasa
mal, ¿eh...?
-Ja, ja... Si la enfermedad te visita, ¡acógela, abrázala! ¡Haz
la
paz con ella! No salgas corriendo
como loco en
busca de un médico, de un salvador... Tu
salvador vive
dentro de ti. Tu salvador eres
tú.
¡Tú eres Dios!
Silvia
Durand (Editora del libro “La Mafia Medica”), con su editorial
Vesica
Piscis.
Estara en Argentina desde el 25 de Marzo, presentando
el Taller de Soberania, basado en el trabajo de la
medica Ghislaine Lanctot.
Para
mayor información envia un mail a nuriamerkaba@fibertel.com.ar o mabeluz@argentina.com (4796-1534 contestador para mensajes).