Finalizo mis comentarios sobre una frase
más:
“La mente nunca reconoce que, parando por un momento en este
Instante Sagrado, podría resolver todos sus problemas”.
Comentario: Creo
que ya se entiende con lo explicado anteriormente. Ahora bien, cuando la mente
se detiene, ¿qué ocurre? Pues que nos pueden llegar los susurros del Espíritu...
o no llegarnos. Podemos entrar en el presente y en el Ser... o quedarnos fuera.
“¡Cómo!- me diréis- ¿es que puede no llegarnos la iluminación? ¿después de haber
conseguido frenar la mente?”. Sí, porque no solo depende de la apertura de la
mente, en que ésta reconoce su impotencia, sino también de la apertura del
corazón, cuando éste es capaz de perdonarse a sí mismo y a los demás. Pero no
olvidándose de ellos y de su propio cuerpo, como cuando uno se retira a una
cueva a meditar como asceta, sino permaneciendo en sus actividades diarias con
los demás. Sin restringir ninguna actividad. Recordemos que en estas lecciones
se habla de tres iluminaciones sucesivas.
Ahora bien, ya sabemos que la
puerta de entrada al Ser y al presente es parando la mente, pero además habiendo
preparado el corazón, declarando el perdón a uno mismo y a los demás. ¿Por qué
ese perdón? Pues porque hemos averiguado- como Jesús cuando le iban a matar- que
cualesquiera que nos hace daño, y nosotros mismos también nos lo hacemos al
opinar contra nosotros mismos, es por desconocimiento, por tener conceptos
equivocados, no por verdadera maldad. De ahí que el perdón tenga una lógica
también desde la mente.
Pero falta aun otro requisito indispensable para
introducirse en el presente. ¿Cuál es? En esta lección viene la palabra “Sí”.
Kryon lo llama “declarar la intención”. ¿De qué se trata esto? Muy sencillo,
nosotros hemos llegado a la conclusión de que hemos sido engañados quizá por
miles de años durante muchas vidas, y ahora decimos: “¡Qué barbaridad! De modo
que hemos estado viviendo en esas condiciones sin saberlo...” Y podemos seguir
haciéndonos esa reflexiones otros mil años, y seguir tal cual. ¿Qué pasa
entonces? Pues que todavía no sabemos tornar al presente. Todavía seguimos
viviendo en el pasado. O bien decimos: “Pues cuánto me gustaría entrar en el Ser
y todo eso, pero, la verdad, yo no veo el resquicio...”, que indicaría que
estamos viviendo también en el futuro. O sea, como siempre: o vivimos en el
pasado, o vivimos en el futuro, pero jamás en el presente. En lo único que hemos
avanzado es en madurar en nuestros conceptos de lo que es el bien y el mal, y en
aprender a perdonar. Sí, ¿pero lo otro?
Hay una serie de técnicas para
intentar parar la mente, como las técnicas del Kriya yoga con sus pranayamas,
las técnicas budistas, y luego las diferentes drogas alucinógenas, que unas lo
pararán, y otras lo acelerarán (con estas drogas también se hacen
“iniciaciones”, pero yo este terreno lo desconozco por completo).
Pero la
declaración de intenciones de Kryon es algo muy avanzado, y es sumamente
sencillo para el que ya esté preparado. Con esto se puede para la mente por
breves momentos, como el tiempo que se tarda en responder “Sí” a la pregunta que
nos hace el sacerdote en la ceremonia del casamiento, cuando nos pregunta que si
queremos por esposa a esta mujer... y nosotros decimos que sí. ¿Cuánto se tarda
en pronunciarlo? ¡Décimas de segundo! Bueno, pues con esas décimas de segundo,
hemos cambiado nuestra vida por completo, ¿os dais cuenta ya lo que significa
esto? ¡Cuántos años salen de novios muchas parejas! Sí, pero hasta que no llegue
el momento sagrado, que ellos mismos han tenido que buscar y preparar, en que
reúnan al oficiante y a los testigos, y sean capaces de pronunciar nítidamente
la palabra “Sí”, para que ya sean constituidos marido y mujer, el tiempo para
ellos no habrá cambiado, ¿entendéis?
Éste es, pues, el último ingrediente
que falta para cambiar nuestro tiempo, para poder entrar por breves momentos en
nuestro Ser, al igual que se hace por la noche, pero ahora de un modo
consciente. Cuando nosotros, habiendo llegado a una conclusión, somos capaces de
formular una pregunta tal como: “¿en verdad estaría dispuesto a seguir fielmente
las indicaciones de mi Espíritu y aceptar su Voluntad?” Ahora sólo nos queda
responder nítidamente, rotundamente el “Sí”. Mi pregunta es: “¿cuánto tiempo
necesitaremos de noviazgo?” Mi respuesta es: “eso solo depende de nosotros”. Y
añadiré, eso depende de cuándo podamos tornar nuestro miedo al Espíritu, por
amor.
Por lo demás, no se trata de que vivamos siempre dentro del Ser y
hayamos abandonado a la mente para siempre. En modo alguno. Nosotros seguimos
viviendo en la tierra. El cambio consiste en que podemos entrar a voluntad en
nuestro Ser, cuando lo pedimos así- y lo pedimos a cada momento que lo
necesitamos, como cuando Lee Carrol va a canalizar a Kryon, o cuando tratamos de
interpretar luego sus escritos, o cuando queremos entendernos con la persona con
quien hablamos-. Porque lo que hemos establecido es precisamente el
funcionamiento del Tercer Lenguaje, ese lenguaje que establece una derivación
por el otro lado del velo, de tal manera que nos llegan por una parte las
palabras que describen a los objetos vistos desde fuera, con la visión de la
mente, y de otra su significado, la parte interior de esos objetos, que la mente
no podría describir, y los recibimos directamente en nuestra alma.
Así
pues, una vez establecida la plena comunicación con nuestro Ser por medio del
Tercer lenguaje, ¿qué otra cosa nos falta? Pues yo creo que nada, porque tenemos
acceso a todos los tesoros del Espíritu, como nos trataba de enseñar Jesús hace
dos mil años en el evangelio de San Juan: “Aún tengo muchas cosas que deciros,
pero ahora no las podéis sobrellevar... Pero cuando venga el Espíritu de verdad
(o Tercer lenguaje), él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su
propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que
habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Todo lo que tiene el Padre es mío (también); por eso dije que tomará de lo mío
(del Ser) y os lo hará saber” (Jn. 16, 12-15)
Antonio
|