Hola amigos les habla AGUILA
BLANCA
Los seres de luz crística hemos recibido el mensaje
revelado por el Padre y Creador, Su palabra la Biblia, la cual es el fundamento
y cimiento de nuestro conocimiento en lo concierne principalmente a lo
espiritual, esta palabra de Dios es la fuente segura y verdadera para saber la
voluntad del Altísimo, aunque la Biblia mantiene un lenguaje variado : (poesía,
profesía, simbólico, lenguaje directo),sí podemos saber con certeza en base ha
un estudio profundo y concienzudo los propósitos del Celestial Omnipotente para
ello utilicemos la mente y el corazón.
Las Sagradas
Escrituras
Las Sagradas Escrituras comprenden los libros canónicos
del Antiguo y Nuevo Testamentos. Son la Palabra inspirada de Dios, el fundamento
de la verdad y el registro fiel de la revelación de Dios a la humanidad. Las
Sagradas Escrituras constituyen la máxima autoridad en todos los asuntos de
doctrina y contienen los principios infalibles que gobiernan todos los aspectos
de la vida cristiana. 2 Timoteo 3:15-17 Y que desde
la niñez haz sabido las Sagradas escrituras, las cuales te pueden hacer sabio
pra la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. TODA LA ESCRITURA ES
INPIRADA POR DIOS, y es útil para enseñar, para redragüir, para corregir, para
instruir en justicia, afin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente
preparado para toda buena obra.
2 Pedro 1:20-21 Entendiendo primero esto, que ninguna
profecía de la escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía
fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron
siendo inspirados del Espíritu Santo.
Juan 17:17 Santifícalos en tu verdad, TU PALABRA ES
VERDAD.
Cinco reglas sencillas para
estudiar la Biblia
La Biblia es un libro complejo, pero su
mensaje es sencillo. Estudiar en detalle la sabiduría
que contiene puede ocupar toda una
vida; sin embargo, contiene sabiduría fácilmente disponible para el
principiante.
Si usted nunca ha leído un libro de 1000 páginas, la Biblia
podrá parecerle difícil e inaccesible. Los nombres y las costumbres extrañas
pueden parecerle atemorizantes. Pero quizá usted quiere leer la Biblia a pesar
de sus dificultades, porque ha escuchado que puede decirle más acerca del Dios
que lo creó a usted, y que lo ama. Que puede hablarle acerca de Jesús, su
Salvador, lo que hizo y enseñó. Hay tesoros ocultos en
toda su extensión, pero quizá usted no está seguro de la manera de
encontrarlos. Aquí encontrará cinco reglas sencillas
que le ayudarán en este propósito:
1. Empiece La Biblia es un libro voluminoso y nada hará cambiar su aspecto.
La única manera de empezar, es empezando. El camino se empieza
dando el primer paso. Así que ¡empiece a leer! Pero no
trate de leerla de un tirón. La Biblia no fue diseñada para lectura rápida. No
es una novela de misterio o de suspenso. Por el contrario, es un conjunto de
escritos de distinta índole. El libro del Génesis, por ejemplo, contiene varios
relatos sobre diferentes personajes importantes. Cada relato tiene su propia
enseñanza, así que no debe apresurarse en la lectura, por el solo gusto de decir
que lo leyó. Tómese su tiempo. Estructure su horario de modo que pueda apartar
unos minutos para su lectura. ¿Que por dónde
empieza? Génesis tiene relatos interesantes. Éxodo
empieza con una gran historia que al avanzar se va haciendo más lenta, por lo
cual mucha gente ha perdido el interés cuando llega al libro de Levítico y al
libro de Números, que son aún más lentos. Probablemente, lo mejor sea empezar en el Nuevo Testamento, con la vida
de Jesús. El evangelio de Marcos es un relato dinámico, y el libro de los Hechos
tiene un interesante transcurso narrativo. Con esto podrá poner en contexto las
epístolas de Pablo. No se sienta obligado a leer todo
“en orden”; los cristianos de Roma leyeron su epístola primero. Siéntase en
libertad de ojear aquí y allá, leer el evangelio de Lucas, luego la carta a los
Hebreos, o lo que quiera. Puede que después quiera
hacer el intento con un libro del Antiguo Testamento como Salmos o Samuel.
Escriba la fecha cuando empiece cada libro. De ese modo sabrá cuál libro leyó y
cuál no. Al final los habrá leído todos, si se lo propone. Quizá usted quiera obtener una traducción moderna, lo cual le será de
gran utilidad. Trate de conseguir la versión Nueva Reina-Valera, o la versión
Popular, o alguna de las recientes versiones en español.
2. Lea Limitarse a leer solo una frase u oración se presta para malas
interpretaciones. Por ejemplo, si yo grito “¡fuego!”, usted no puede saber si
estoy advirtiéndole de un peligro, o si le estoy diciendo que dispare un arma.
La palabra necesita un contexto para ser entendida apropiadamente.
Igual sucede con las frases y oraciones de las Escrituras. Por
ejemplo: “No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado
sino a ti”. Para entender esta oración necesitamos saber quién está hablando, a
quién le habla, y por qué. Necesitamos un contexto. Si
usted quiere entender lo que está pasando, necesita leer el pasaje, sin extraer
las oraciones de la página como si tuvieran significado independiente.
Algunas veces lo tienen, pero no es frecuente, y la única
manera de saberlo es leyendo al menos algunas oraciones anteriores y otras
posteriores para tener una idea acerca de lo que el pasaje en su totalidad
quiere decirnos. ¿Quién está hablando? ¿Qué hace, y por qué? Muchas traducciones modernas nos ayudan al organizar el texto en
párrafos y poniendo subtítulos a las secciones más importantes. Estos con
frecuencia son indicadores útiles de dónde comienza y dónde termina un
tema. La clave es leer cada versículo en su contexto,
no como una idea totalmente independiente.
3. Pregunte Desgraciadamente, no entendemos todo lo que leemos, como tampoco
entendemos todo el contenido de una novela o una película modernas. De todos
modos, podemos disfrutar su flujo narrativo. Cuando de
la Biblia se trata, sin embargo, la gente con frecuencia se preocupa cuando no
puede entenderla toda; al fin de cuentas, es un mensaje proveniente de Dios y se
supone que debiéramos poder entenderlo, y nos sentimos torpes si no
podemos. De acuerdo, digámoslo en palabras sencillas:
nadie entiende toda la Biblia aunque la haya estudiado durante 50 años. Nadie
entiende todo la primera vez que lo lee. (Algunas personas creen que lo logran,
pero en realidad estos tienen un gran problema.) Al
tratarse de las cosas de Dios, todos somos un poco torpes. Así que tómelo con
calma. Si usted no entiende algo, pregunte. Pregúntele a la Biblia. (Háblele en
voz alta si quiere, pero no espere escuchar voces con las respuestas.)
Pregúntele a la Biblia: ¿Quién está hablando en este pasaje?
¿Cuál es el sentir del protagonista? ¿Por qué razón estas personas actuaron de
esa manera? ¿Haría yo lo mismo en su caso? ¿Debo entender esto de manera
literal, o en realidad se refiere a otra cosa? ¿Es bueno, o es malo? ¿Hay claves
en el mismo texto que me puedan ayudar a entender? En
ocasiones las respuestas están claras, algunas veces no lo están. Algunas veces
lo único que podemos hacer es colocar un gran signo de interrogación al margen,
y seguir leyendo. Simplemente, así es la Biblia. Quizá
entendemos cinco años después, o puede que un manual bíblico nos ayude a
entender. Si no sabemos algo, al menos podemos estar
seguros de que no sabemos, en ese momento. Está bien; tal vez lo mejor sea pasar
a otra página. Está bien que tenga
preguntas.
4. Hable Es frecuente que las cosas que usted no entiende, otro las entiende, y
viceversa. De modo que cuando tengamos preguntas acerca de la Biblia, hablemos
de ellas con otros cristianos. Si ellos ya estudiaron el mismo tema, es posible
que estén en capacidad de aclarárselo. O quizá usted
quiera compartir algo que aprendió y disfrutó. Puede que sea un proverbio que
usted siente que se aplica a la situación en que usted se encuentra. O tal vez
leyó un relato de la fe que usted quisiera tener. O tuvo usted una vislumbre de
la grandeza de Dios. Hable también de estas cosas para animar a otros.
El Nuevo Testamento describe a la iglesia primitiva como una
hermandad, un grupo de personas donde unos con otros hablan de las cosas de
Dios. Se dedicaban a las enseñanzas de los apóstoles, disfrutaban lo que
aprendían y hablaban de esa alegría. En nuestro mundo
actual, frecuentemente los cristianos comparten antes o después de los servicios
religiosos, o en pequeños grupos que se reúnen en las casas durante la semana
con el propósito específico de orar juntos, hablar sobre las Escrituras y
ayudarse unos a otros. Uno de esos grupos podría
ayudarle a usted a leer la Biblia. Así que, para mejorar su comprensión, es una
buena decisión hablar de la Biblia con otros cristianos.
5. No se detenga
Debido a que es un libro de buen tamaño, y a que no lo podemos
entender todo desde la primera vez que lo leemos, es esencial que seamos
persistentes con él. Si de veras quiere usted saber la manera como Dios nos
habla por medio de la Biblia, entonces necesita formarse hábitos duraderos de
lectura, de pensar y hablar acerca del libro. Moriremos
antes de llegar a conocerlo todo: siempre quedará más por saber. Esto debería
motivarnos a perseverar en ella, no a renunciar. Ciertamente hay tesoros ocultos
en la Biblia, y es menester paciencia y persistencia para encontrarlos.
Algunas de sus gemas las podemos hallar en la superficie,
otras salen a la luz después de muchos años. Siempre habrá algo de beneficio
para nosotros. Y tenemos que admitirlo, no nos estamos
poniendo cada vez más jóvenes: olvidamos cosas, olvidamos las lecciones que
aprendimos alguna vez, olvidamos las promesas que hicimos. Si no refrescamos lo
que aprendimos de las Escrituras, lentamente iremos perdiendo lo que sabíamos de
ellas. Al dejar de leerlas se nos van de la mente. Así
pues, no lo abandone, ¡manténgase leyendo el Libro!
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