Asunto: | [GAP] RE: Las multinacionales farmaceuticas controlan el mundo | Fecha: | Miercoles, 1 de Marzo, 2006 10:05:37 (-0600) | Autor: | Ricardo Ocampo <aina @...............mx>
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From: a0767120@...
Date: Wed, 01 Mar 2006 09:30:03 -0600 (CST)
To: Ricardo Ocampo <aina@...>
Subject: Re: [RedLuz] Las multinacionales farmaceuticas controlan el mundo
Interesante!!, se dice que tienen la cura para el cancer, diabetes y otras
muchas enfermedades, solo que los laboratorios farmaceuticos no lo quieren
dar a conocer para tener mas ganacias!!!
Saludos
Gabriel Ramirez P.
Aguascalientes, Ags. Mexico
From: Santiago Merino <smerinog55@...>
Date: Tue, 28 Feb 2006 16:06:54 +0100
Subject: Las multinacionales farmaceuticas controlan el mundo
Seremos más felices cuando prime la Salud, la Ecologia y la Humanidad sobre
el dinero
De: benevol <mailto:benevol@...>
"SON LAS MULTINACIONALES FARMACÉUTICAS LAS QUE CONTROLAN EL MUNDO"
MATÍAS RATH
El perfil del doctor Matías Rath no responde al del médico habitual. Sus
trabajos de investigación sobre la influencia positiva de la lisina y la
vitamina C como alternativa al tratamiento farmacológico de algunas de las
más graves enfermedades que afronta la Humanidad -incluido el cáncer-le han
enfrentado abiertamente con los guardianes de la ortodoxia médica y la
industria farmacéutica. Sobre sus terapias hablamos el mes pasado. En esta
ocasión hemos conversado con él para que nos explicara su denuncia de las
maniobras de algunas grandes multinacionales para conseguir eliminar los
productos naturales como alternativa a los productos farmacéuticos a través
del llamado Codex Alimentarius que próximamente va a regularse así como
sobre su decisión de denunciar ante el Tribunal Internacional de La Haya al
presidente norteamericano George Bush y a las grandes corporaciones
farmacéuticas por "crímenes contra la Humanidad".
Investigar... pero no a cualquier precio. Encontrar el éxito, sí; claudicar
ante el dinero y el poder, no. Es evidente que el doctor Matías Rath es
digno discípulo de Linus Pauling, único científico que ha recibido dos
premios Nóbel no compartidos. Primero recibió el premio Nóbel de Química y
después el de la Paz por su compromiso para conseguir el primer acuerdo de
desarme, el Tratado de Prohibición Parcial de los Ensayos Nucleares de 1963.
Pauling un auténtico gigante de la ciencia, encontraría la solución a la
estructura molecular de incontables moléculas orgánicas e inorgánicas y
descubriría las propiedades estructurales de las proteínas y de la primera
enfermedad genética. Hace más de 20 años, cuando Rath se empezaba a
significar como portavoz de los estudiantes de Medicina en Alemania y
formaba parte del consejo de la Asociación de Estudiantes de Medicina de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) conoció a Linus Pauling. En esa
primera época su relación no estuvo basada en la ciencia sino más bien en el
mutuo interés para lograr la paz y el desarme nuclear. Años más tarde, sin
embargo, las investigaciones de Rath en el campo de la salud cardiovascular
le llevaron a constatar el importante papel de las vitaminas. Informado,
Pauling le propondría convertirse en el primer director de investigación
cardiovascular de su instituto en California. Desde entonces Pauling y Rath
fueron más que colegas científicos: compartían una visión común de un mundo
más sano y pacífico en el que los intereses comerciales no primaran sobre la
salud de sus habitantes. Por tanto, no fue ninguna sorpresa que poco antes
de morir Linus Pauling manifestara que, sin duda alguna, su sucesor era
Matías Rath. De sus teorías científicas les hablamos ya en nuestro número
del mes pasado; esta vez sabremos de su lucha contra los gigantes
farmacéuticos.
-Primero se permitió usted echar por tierra lo que "oficialmente" se afirma
sobre los ataques al corazón y después descubrió la eficacia de los
tratamientos naturales, especialmente el uso de dos aminoácidos -la lisina y
la prolina- y la vitamina C contra el cáncer y otras enfermedades. ¿Cuál ha
sido el impacto de sus investigaciones en la industria farmacéutica?
-Comencé en la investigación convencional profundizando en las causas de las
enfermedades cardiovasculares. En esa época aún se pensaba que un nivel alto
de colesterol constituía la principal causa de las mismas. Bajo la
influencia de los fabricantes de fármacos que disminuyen los niveles de
colesterol se "enseñó" a los médicos que un alto nivel del mismo daña las
paredes de los vasos arteriales y, junto a los depósitos de calcio y tejido
fibroso, es la principal causa de la formación de los ateromas que llevan a
obstruirlas provocando los infartos y derrames. Hoy sabemos que eso era sólo
otro cuento más del márketing de la industria farmacéutica. Si el colesterol
alto dañase las paredes de los vasos arteriales lo haría también en otros
lugares de nuestro sistema circulatorio sanguíneo. El sistema se obstruiría
en todas partes y no sólo en el corazón o en el cerebro. En otras palabras,
también tendríamos infartos de la nariz, la oreja, las rodillas, los codos,
los dedos y cualquier otro órgano del cuerpo. Y es evidente que ese no es el
caso.
Después descubrí que las enfermedades cardiovasculares son prácticamente
desconocidas en el mundo animal mientras que entre los seres humanos es la
principal causa de muerte. Fue un gran avance para la salud natural en todo
el mundo. Los animales producen su propia vitamina C, necesaria para
producir las moléculas de refuerzo de nuestro cuerpo y de su sistema
circulatorio, llamadas colágeno. Cuanta más vitamina C, más colágeno, más
estabilidad para las paredes de nuestros vasos sanguíneos, menos infartos.
Los animales raramente tienen infartos porque producen cantidades
suficientes de vitamina C en sus cuerpos. Los seres humanos no podemos
producir ni una sola molécula de esta vitamina y normalmente obtenemos muy
pocas vitaminas de nuestra dieta con el consiguiente riesgo de que nuestro
sistema circulatorio se debilite. Esta serie de descubrimientos fue tan
convincente que no sólo explicaba por qué los animales no sufren infartos y
las personas sí, sino también por qué sufrimos ataques al corazón y no de
nariz. Posteriores investigaciones y estudios clínicos confirmarían más allá
de toda duda tan impresionante hallazgo.
-Y fue cuando usted denunció lo que sucedía en su libro Por qué los animales
no sufren infartos y las personas sí.
-Exacto. En él enumeraba, por primera vez, las "leyes de la industria
farmacéutica". Unas leyes que identifican el negocio farmacéutico de la
enfermedad como una industria de inversión y no como una industria para la
salud. Desenmascaré el principio de patentabilidad con el que se rigen
porque sustituía el objetivo de investigar para solucionar problemas de
salud por el de investigar para ganar dinero. Y responsabilicé abiertamente
a la industria farmacéutica de la muerte prematura de cientos de millones de
personas de todo el mundo en las últimas décadas y de la ruina económica de
naciones y personas a consecuencia del gigantesco gasto en medicamentos.
-Extraña que la industria farmacéutica no reaccionara contra usted...
-La única razón por la que la industria farmacéutica no tomó represalias
contra mí es porque vinculé ese "negocio de la enfermedad" sin escrúpulos
con los mayores crímenes cometidos contra la humanidad en el siglo XX: el
asesinato masivo durante la Segunda Guerra Mundial. Es un hecho histórico
que el mayor cártel europeo petroquímico y farmacéutico financió la toma de
poder de Hitler hace 70 años. La Segunda Guerra Mundial fue primordialmente
una guerra por la conquista de los recursos naturales de Europa del este y
Asia. El Tribunal de Guerra de Nüremberg (1946/47) declaró que la Segunda
Guerra Mundial no hubiera sido posible sin ese cártel petroquímico llamado
I. G. Farben. Como resultado de ese tribunal I. G. Farben fue dividido en
Bayer, BASF y Hoechst, y algunos de sus directivos fueron sentenciados por
comenzar una guerra en contra del Derecho Internacional, por el asesinato
masivo y la explotación y saqueo de la propiedad pública y privada en países
extranjeros y otros crímenes contra la humanidad. La historia de la
actuación empresarial que había detrás de la Segunda Guerra Mundial está
documentada en un libro de Joseph Borkin, El crimen y el castigo de I. G.
Farben" (The Crime and Punishment of I.G. Farben), que se encuentra
documentado en la página web de nuestra fundación. Por eso desde el comienzo
mismo de mi estrategia de desenmascaramiento la industria farmacéutica ha
estado a la defensiva. Por eso no es ninguna sorpresa que nunca se hayan
atrevido a tomar represalias o a comenzar un pleito por injurias y
calumnias. No puede aceptarse que unos cuantos inversionistas que apoyan a
políticos sin escrúpulos, incluidas las administraciones actuales de Estados
Unidos y Gran Bretaña, sacrifiquen la salud de millones de personas y la
economía de los países del mundo con el propósito principal de seguir
manteniendo este multimillonario fraude en nuestro planeta.
-Viviríamos entonces la culminación de un proceso que nace con la propia
industria. ¿Son opuestos los términos negocio y salud, al menos tal y como
han sido interpretados hasta ahora?
-La industria farmacéutica no es una industria que haya crecido de forma
natural. Fue creada artificialmente por inversionistas que, para poder ganar
dinero con las enfermedades, tuvieron que bloquear los tratamientos médicos
naturales y no patentables de forma que no estuvieran disponibles en ninguna
parte del mundo. Al comienzo del siglo XX el grupo Rockefeller ya controlaba
la mayor parte del negocio petrolero de Estados Unidos y muchos otros
países. Y con la ayuda de esos billones de dólares en ingresos ese grupo de
inversión decidió convertir la salud en un nuevo mercado. Sólo que el
beneficio o rendimiento de esa inversión dependía de las patentes
comerciales de los medicamentos farmacéuticos inventados. Así que los
beneficios de la nueva industria se usaron sistemáticamente para convertir
la medicina en un negocio manejado sólo por las farmacéuticas. Y en sólo
unas décadas la medicina pasó a estar controlada por estos grupos de interés
a través de la influencia que ejercían en las escuelas o facultades de
Medicina, en los medios de comunicación y en el ruedo político.
Obviamente, uno de los principales problemas a los que esa industria tenía
que hacer frente era la competencia de los productos naturales para la
salud. Ya entre 1920 y 1935 se descubrieron la mayor parte de las vitaminas
y de los nutrientes esenciales que eran necesarios para el metabolismo
básico de las células. Para el mundo científico estaba claro que, sin esas
moléculas esenciales en su metabolismo, las células no funcionarían
adecuadamente y serían el origen de las enfermedades. Los estrategas de la
industria farmacéutica se percataron de ello y se embarcaron en una campaña
mundial para impedir que esa información vital estuviera a disposición de
todos. Aunque silenciar esa información fue sólo el primer paso. Con
posterioridad adoptaron otras medidas estratégicas para fortalecer el
fraudulento plan del negocio farmacéutico como desacreditar la información
sobre terapias naturales y no patentables y, finalmente, tratar de prohibir
cualquier declaración sobre prevención y terapias naturales.
Todas esas medidas tenían únicamente un propósito: proteger a la industria
farmacéutica basada en fármacos patentables -que solamente palian síntomas-
de las terapias naturales y no patentables que son esenciales para el
mantenimiento de la salud celular. Sencillamente, una enfermedad prevenida o
erradicada no permite obtener beneficios.
-Es decir, que a su juicio los propios médicos han estado siendo sometidos
desde hace décadas a una especie de lavado de cerebro o de programación de
"conocimientos" para que creyeran lo que a la industria le interesa..
-Evidentemente. Es especialmente importante reflexionar acerca de la
influencia de la industria farmacéutica en la profesión médica. A través de
la creación de universidades de medicina privadas en Estados Unidos,
incluidas las llamadas universidades "Ivy League" como Harvard, Yale, la
Clínica Mayo y otras, la industria farmacéutica simplemente compró la
opinión médica en todo el mundo. La enseñanza de las terapias médicas se
centró cada vez más en los medicamentos farmacéuticos a la vez que
consideraban los tratamientos de salud naturales "anticuados".
Casi ningún médico que se haya licenciado en una universidad de Medicina
durante las últimas décadas sabe que el primer premio Nóbel por el papel de
la vitamina C en el metabolismo celular se concedió en 1937. Así, durante
más de medio siglo, generaciones de médicos -millones en todo el mundo- se
licenciaron en Medicina sin saber nada del papel vital de las vitaminas y
los minerales. Y cualquiera puede entender de inmediato las consecuencias
devastadoras de esa estrategia para la salud humana en todo el mundo.
Especialmente porque de los miles de millones de personas que viven en la
actualidad poquísimas saben que el cuerpo humano es incapaz de producir por
sí mismo vitamina C. Cuando es un hecho científicamente demostrado que la
vitamina C no sólo protege de la llamada "enfermedad de los marineros", el
escorbuto, sino que es el factor principal para prevenir los problemas
cardiovasculares y muchas otras patologías. Así que la simple decisión de
que este conocimiento vital llegase a la profesión médica posibilitó
deliberadamente la actual epidemia de enfermedades cardiovasculares, causa
número uno de muerte en el mundo industrializado así como en las zonas más
urbanizadas del mundo en vías de desarrollo.
Apenas sabe nadie tampoco que el cuerpo humano no produce el aminoácido
natural lisina, un bloque de proteínas esencial. Y resulta que esa molécula
natural, la lisina, es uno de los factores más importantes a la hora de
impedir la propagación del cáncer por el cuerpo. El cáncer es la segunda
epidemia más numerosa en el mundo industrializado y los fármacos vendidos
durante el último mes de vida de un paciente con cáncer conforman uno de los
mercados más rentables del negocio farmacéutico de las enfermedades.
Ahora, a comienzos del siglo XXI, la humanidad empieza a despertar de esta
pesadilla. Sin embargo, dos de cada tres personas del mundo industrializado
y del tercer mundo se habrían salvado probablemente de la muerte en las
últimas décadas sólo con que se hubiera propagado la información sobre las
moléculas necesarias para el buen funcionamiento celular que nuestro cuerpo
no produce. Y la razón de que tantas personas hayan estado "dormidas"
durante todo un siglo no es que sean poco inteligentes sino que se debe al
hecho de que para que el fraudulento y engañoso negocio de las farmacéuticas
funcione éstas se gastan miles de millones de dólares cada año en crear una
fachada artificial que las muestre como "benefactoras de la humanidad". Y
para alcanzar ese objetivo la industria farmacéutica se gasta en marketing
el doble de lo que gasta en investigación.
Donald Rumsfeld, actual Secretario de Defensa de Estados Unidos, ha sido
consejero delegado de varias multinacionales farmacéuticas. Y recibió varios
"premios" por sus "servicios" en esta industria antes de que lo designaran
para su cargo actual en la administración Bush. No hay duda de que Rumsfeld
y todos los ejecutivos de la industria farmacéutica, incluido el grupo de
inversión Rockefeller, conocen estos hechos. Y como podrá imaginar, tiemblan
ante la idea de que la verdad sobre el negocio farmacéutico de las
enfermedades se propague por todo el mundo como un reguero de pólvora. Si
eso pasa la suerte estará echada. Serán considerados los responsables de la
muerte de millones de personas a causa de enfermedades que se podrían haber
prevenido si no hubiera sido por sus decisiones totalmente intencionadas.
Ellos lo saben: o aplastan a la humanidad en una guerra de implicación
mundial tipo Gran Hermano o un día la humanidad los aplastará a ellos. No
hay punto medio. Ese es el trasfondo de la guerra de Irak. Por eso se
enfrentan a todo el planeta.
-¿Y que papel juega en todo este entramado de intereses la Organización
Mundial de la Salud? ¿No debiera ser la primera interesada en promover la
nutrición como elemento de salud preventiva?
-La Organización Mundial de la Salud (OMS) se creó hace más de 50 años con
el fin de mejorar la salud en todo el mundo. Y uno de sus principales
objetivos iniciales fue la difusión de información sobre nutrición. Junto
con la Organización para la Agricultura y la Alimentación (OAA), la OMS
publicó informes anuales durante una década a los que adjuntaba Reportes
conjuntos sobre Nutrición. Pero después de ese período la industria
farmacéutica tomó ya el control absoluto de la OMS. Desde ese momento se
convirtió en lo opuesto a lo que era. En 1963, sólo 15 años después de que
se fundase la OMS para servir a los habitantes del mundo, se había
convertido en un instrumento del cártel farmacéutico mundial. Ese año se
creó una nueva comisión para luchar específicamente contra los
micronutrientes (vitaminas, minerales y aminoácidos) e impedir que se usasen
para prevenir, curar y erradicar enfermedades. El propósito del llamado
Codex Alimentarius (estándar alimentario) de esa comisión de la OMS / OAA
era el de imponer "límites superiores" artificiales para impedir que la
gente usase estos componentes naturales para la salud con fines
terapéuticos. Esa comisión también se embarcó en una "guerra santa" contra
la propagación de la información sobre los beneficios científicos de estos
micronutrientes para la salud. De esta forma, el farma-cártel utilizó a la
OMS como su instrumento mundial para dar el empujón a la primera legislación
de la globalización, leyes proteccionistas para asegurar artificialmente el
monopolio mundial de la salud de los fármacos patentados.
Y así, durante los últimos 40 años la organización creada para mejorar la
salud se ha utilizado para satisfacer los intereses de un puñado de
inversionistas haciendo exactamente lo opuesto: mantener a los habitantes
del mundo ignorantes de una información vital para prevenir las enfermedades
más comunes de la actualidad.
-Su campaña de denuncia de todo esto parece haberse acentuado a partir del
verano del pasado año...
-La publicación de mi Programa de 10 puntos. Salud para todos en el año 2020
que se presentó en la cumbre mundial de Johannesburgo en agosto del 2002
fue, efectivamente, un punto de inflexión para la OMS. Con más de 100 jefes
de estado a quienes se les hizo tomar conciencia de la naturaleza
fraudulenta del negocio farmacéutico y las alternativas naturales para la
salud comenzó la batalla para recobrar la OMS y usarla para beneficio de los
habitantes del planeta. Los países en vías de desarrollo de África,
Sudamérica y Asia están dirigiendo esta batalla histórica. Pero que no haya
confusiones: las fuerzas del cártel farmacéutico consolidadas en la OMS no
se darán por vencidas voluntariamente. Los intereses que convirtieron la OMS
en lo opuesto de lo que debía ser son los mismos intereses que han forzado
la guerra contra Irak y la actual crisis internacional. Por tanto, la guerra
por el control de la OMS se llevará a cabo con la misma brutalidad que
cualquier batalla militar. La comparación es válida ya que, después de todo,
las víctimas en ambos casos son millones de personas.
El resultado de esta batalla por el control de la OMS es seguro: los
habitantes del mundo, por su propio bien y por el bien de las generaciones
futuras, la ganarán y retomarán el control de ese organismo mundial. Cuánto
tiempo lleve dependerá en última instancia de que se informe a la gente de
estos acontecimientos y de que se comunique a sus gobiernos que han de tomar
medidas tanto a nivel nacional como internacional. Mientras tanto, es
esencial que haya organizaciones que no se puedan comprar, sobornar o
influenciar de ninguna manera. La Fundación para la Salud Dr. Rath se fundó
como una contribución a ese propósito.
-En los primeros días de este mes de noviembre se celebra en Alemania una
importante reunión del Codex Alimentarius. ¿Cómo funciona la cuestión?
-El Codex Alimentarius es una comisión conjunta integrada por personas de la
OMS y de la OAA. Y alrededor de la mitad de sus miembros están relacionados
-directa o indirectamente- con la industria farmacéutica. Por eso, a la vez
que en ella se trata de numerosas cuestiones relacionadas con la seguridad
de los alimentos, la mayor parte de su tiempo lo dedican, atendiendo a los
intereses del cártel farmacéutico, a impedir que se difunda información
sobre cómo mejorar la salud de forma natural con vitaminas, minerales y
otros nutrientes esenciales.
Tras mis descubrimientos sobre la conexión entre la vitamina C y las
enfermedades del corazón, del éxito de mi libro Por qué los animales no
tienen infartos y después de que fracasase en 1994 su primer intento de
ilegalizar las terapias naturales en Estados Unidos las multinacionales
farmacéuticas revitalizaron el Codex Alimentarius en 1995. Desde entonces
han dirigido una enérgica campaña para proteger el negocio farmacéutico de
los micronutrientes, eficaces, seguros y no patentables. En la actualidad
esa comisión se reúne todos los años a puerta cerrada. Su objetivo principal
no confesado es prohibir todo aquello que tenga que ver con las vitaminas,
los minerales y otros nutrientes esenciales para la prevención de
enfermedades. Luego intentarán, sin escrúpulos, que esas recomendaciones
pasen a la Asamblea General de Naciones Unidas para que se conviertan en ley
vinculante para todos los países miembros; es decir, para todo el mundo. Ese
es, por lo menos, el plan del cártel farmacéutico.
-Que ustedes no están dispuestos a consentir...
-En los últimos años hemos organizado regularmente protestas contra ese
plan, incluidas conferencias científicas, concentraciones y campañas de
protesta dirigidas a los miembros de la comisión del Codex Alimentarius y a
los gobiernos que aún la apoyan. Durante la última campaña se logró hacer
llegar millones de cartas de protesta a los gobiernos y a los miembros de
los parlamentos de los países que aún apoyan tan vergonzoso intento. La
víspera de la reunión del Codex Alimentarius que tuvo lugar en noviembre del
2002 en Berlín tuvimos una conferencia de expertos en salud de todo el
mundo, incluidos sudafricanos. Y fue precisamente en esa reunión cuando la
delegación oficial de Sudáfrica desenmascaró por primera vez la hipocresía
existente tras el Codex Alimentarius.
Para comprender la importancia de este paso se deben entender los siguientes
hechos: nadie en su sano juicio apoyaría una prohibición por las buenas. Por
tanto, el cártel farmacéutico necesitaba proporcionar un pretexto a los
políticos aún indecisos acerca del motivo por el que deberían ilegalizar las
terapias naturales. Y como pretexto inventaron la existencia de efectos
secundarios en las vitaminas, lo que es falso. Tales efectos secundarios
sólo existen en la imaginación de los grupos que sostienen los intereses
farmacéuticos y en las mesas de diseño de su maquinaria mundial de
relaciones públicas. Las vitaminas, los minerales y los aminoácidos son los
bloques de construcción de la vida y el cuerpo puede eliminar cualquier
excedente de ellos sin problema.
Una situación diametralmente opuesta a los medicamentos farmacéuticos
sintéticos. Precisamente porque los fármacos son sintéticos y no naturales
el cuerpo no los reconoce y esa es la razón por la que casi todos ellos
causan graves efectos secundarios. Según la edición del 15 de abril de 1998
del Journal of the American Medical Association -publicación de la
Asociación Médica Americana- los efectos secundarios mortales de los
medicamentos se han convertido en la cuarta causa principal de muerte en el
mundo industrializado. Bueno, pues a pesar de tal evidencia la maquinaria de
relaciones públicas farmacéutica intenta manipular a la opinión pública
mundial y presionar a los políticos para que aprueben las recomendaciones
sin escrúpulos del Codex Alimentarius.
Es desde esta posición desde la que tenemos que valorar la postura que el
Gobierno de Sudáfrica tomó en la reunión del 2002 apoyando nuestros
argumentos oficialmente y desenmascarando la hipocresía de la campaña que
durante décadas ha realizado el cártel farmacéutico. Claro que no se trató
de una coincidencia. Dos años antes el gobierno sudafricano se había
enfrentado al cártel farmacéutico negándose a pagar los derechos de los
fármacos para el SIDA. Su argumento era sencillo: pagar tan exorbitantes
derechos por esos fármacos los dejaría fuera del alcance de la mayor parte
de la gente de Sudáfrica y del mundo en vías de desarrollo. Y acusó a la
industria farmacéutica de que, al insistir en mantener sus enormes márgenes
de beneficios, estaba deliberadamente poniendo en peligro la vida de
millones de personas de África y de todo el mundo. El cártel farmacéutico,
es decir, la Federación Internacional de Fabricantes Farmacéuticos, fue lo
suficientemente arrogante como para denunciar al Gobierno sudafricano ante
los tribunales en Pretoria. Y no es de extrañar que esta guerra no se ganase
en los juzgados pero sí en el tribunal de la opinión pública. Manifestantes
en todo el mundo contra la "matanza por los intereses del negocio
farmacéutico de las enfermedades" hicieron imposible que el cártel
farmacéutico continuase con el litigio. En enero del 2001, sólo unas semanas
después de haber desafiado al Gobierno sudafricano en los tribunales, el
cártel farmacéutico admitió su derrota y retiró el litigio. El Gobierno
sudafricano había ganado una victoria histórica contra el cártel
farmacéutico. Mientras, los gobiernos de otros muchos países han seguido su
ejemplo y están fabricando sus propios fármacos sin tener que pagar tasas
estranguladoras de patentes.
-En la reunión que va a celebrarse este mes las vitaminas y minerales
vuelven a estar sobre la mesa junto a una propuesta sobre los requisitos que
debe cumplir todo producto que afirme poseer "propiedades saludables".
-Bajo el paraguas de Naciones Unidas, la comisión del Codex Alimentarius
-que se reunirá en Bonn del 4 al 7- mantendrá una reunión decisiva a la luz
de los acontecimientos de los últimos doce meses, máxime teniendo en cuenta
que todas las decisiones que emanan de ella son directamente incorporadas
por la OMS y acaban repercutiendo finalmente en las legislaciones
nacionales. La nueva amenaza puede proceder de la Unión Europea que ha
decidido adoptar nuevas directivas que terminarían por suponer de hecho la
prohibición final de todas las terapias naturales. Es probable que los 15
miembros de la Unión Europea formen un bloque de poder que esté frente a los
pocos estados miembros que demandan un acercamiento más libre a las terapias
naturales. Bien es verdad que también podría suponer una nueva oportunidad
para los países en vías de desarrollo. El empujón histórico de Sudáfrica en
la reunión de Berlín demandando abiertamente un acceso sin restricción para
su población supuso mucho más que una controversia feroz dentro de la
comisión. Activó un mecanismo de apoyo que puede muy bien derivar en la
resistencia de todos los países en desarrollo a la prohibición de las
terapias naturales porque son la llave para librar a sus economías de la
carga del negocio farmacéutico "con la enfermedad".
-Sudáfrica se ha distinguido también desde el año 2000 por su batalla
permanente contra la industria farmacéutica y sus carísimos fármacos contra
el SIDA. La decisión recientemente adoptada sobre los genéricos supone de
hecho una victoria pero siguen siendo medicamentos. ¿Hay alternativas
naturales a esos fármacos?
-Es un hecho científico que prácticamente todos los virus se pueden
bloquear, total o parcialmente, con terapias naturales. El ascorbato
(vitamina C) reduce la multiplicación (replicación) de los virus. Un estudio
publicado en 1990 en la influyente revista norteamericana Proceedings of the
National Academy of Science (Procedimientos de la Academia Nacional de la
Ciencia) mostró que la vitamina C, en cantidades que una persona puede tomar
a diario, ¡podía bloquear la replicación del VIH en más de un 99,9%! Y
hablamos de una de las publicaciones científicas más leídas en el mundo.
Mire, la industria farmacéutica, la Organización Mundial de la Salud y los
dirigentes médicos saben que existen alternativas naturales a los fármacos
que además no son patentables. Y que son más eficaces además que cualquier
otro enfoque farmacológico actual para controlar una enfermedad.
Una segunda sustancia crítica para bloquear la propagación de los virus es
el aminoácido lisina. Como todos los virus se propagan destruyendo el tejido
que los rodea -el colágeno- con la ayuda de enzimas (colagenasas), la
neutralización de esas enzimas reduce o impide la propagación del virus.
Bueno, pues se ha demostrado que los aminoácidos naturales lisina y prolina
consiguen precisamente este efecto. Aún más, se ha documentado que la
vitamina A y otros nutrientes esenciales mejoran el sistema inmunológico y
de ese modo contribuyen a una prevención y tratamiento eficaz del SIDA.
-¿El programa de la ONU para el SIDA beneficia a la industria farmacéutica?
-La mayoría de los programas de Naciones Unidas están dominados por grupos
de interés farmacéutico. Y eso incluye el programa de la ONU para el SIDA.
Debemos entender que para la industria farmacéutica ha comenzado una batalla
sobre su credibilidad tanto en los países en vías de desarrollo como en los
industrializados. Más y más países se percatan de que hay alternativas
naturales a los medicamentos que no sólo son más eficaces sino que además
están disponibles a mucho menor coste y sin pagar derechos de patentes
prohibitivos. Y muchos gobiernos del mundo se han dado cuenta de la
naturaleza sin escrúpulos y del plan fraudulento de las farmacéuticas que
"negocian con las enfermedades" por lo que ahora vuelven a centrar
nuevamente sus estrategias nacionales en enfoques naturales de salud.
Tenemos que comprender que cualquier país que decida apartarse del negocio
farmacéutico de las enfermedades es un clavo en el ataúd de esa industria. Y
que una decisión así no sólo significa que la industria farmacéutica
obtendrá una fracción mucho menor de sus ingresos en ese país sino que hay
una consecuencia aún mejor: cada estado que de la espalda al negocio
farmacéutico hace una contribución para que el mundo abra los ojos ante el
viejo negocio fraudulento de más de un siglo, mantenido y promovido por los
grupos farmacéuticos. Las consecuencias, a medida que más y más países se
liberen del yugo del cártel farmacéutico, serán devastadoras para esa
industria. Imagine lo que pasará cuando cada vez más países del mundo se
percaten de que la epidemia de SIDA se puede contener mediante el suministro
a los enfermos de suficiente vitamina C y otras terapias naturales no
patentables en cantidades óptimas. Imagine la reacción de la gente cuando se
de cuenta de que la industria farmacéutica ha retenido deliberadamente
información vital de esos ingredientes naturales para que no llegase a
ellos.
Por eso comenzamos a ser testigos de cómo se empieza a volver la espalda a
las empresas farmacéuticas a escala mundial. Los gobiernos de Jordania,
Emiratos Árabes Unidos, Nigeria, Sudáfrica, Angola, Malawi y muchos otros
gobiernos africanos así como la República Popular de China han decidido
embarcarse en estrategias naturales para el cuidado de la salud. Los
inversionistas de la industria farmacéutica no sólo se enfrentan al "efecto
dominó", es la caída del "muro de Berlín" del "negocio farmacéutico mundial
con las enfermedades".
-¿No se ha arrepentido nunca de atacar a grupos con intereses tan poderosos
como los representados en la industria farmacéutica?
-He hecho frente a esos poderes desde que recogí la antorcha del dos veces
ganador del premio Nóbel, Linus Pauling. Desde el principio fui totalmente
consciente de que sólo el descubrimiento de la conexión entre la vitamina C
y las enfermedades del corazón incinera un multimillonario mercado
farmacéutico para siempre. Así que retomar esta batalla para liberar a la
humanidad del yugo de esa industria inmoral y engañosa fue una decisión
voluntaria y meditada.
En todos estos años en los que me he enfrentado a la industria farmacéutica
acusándola públicamente de cometer fraude y arriesgar la vida de millones de
personas nunca se han atrevido a contraatacar abiertamente. Ni a cuestionar
mis descubrimientos científicos. Sin embargo, algunos formadores de opinión
médica y distintos medios de comunicación farma-dependientes sí han tratado
de desacreditarme como persona. Pero eso forma parte del sino de cualquiera
que se atreva a hacer frente a lo que no está bien. Espero que muchos
jóvenes aprendan también a hacerlo en el futuro y tengan el coraje de
enfrentarse a lo que reconozcan como incorrecto cuando llegue el momento.
En cuanto a mi seguridad personal mucha gente me pregunta si no temo por mi
vida. Hacen referencia a la última novela de John le Carré, El jardinero
constante, en la que el modelo de negocio de la industria farmacéutica no
respeta la vida. El propio John le Carré escribió en el epílogo de su libro
que mientras trabajaba en su obra se dio cuenta de que "comparada con la
realidad farmacéutica, su novela se lee como una postal de vacaciones".
Si uno está en una posición privilegiada -como es mi caso- y sabe que puede
influir positivamente en la vida de millones de personas y en las de
generaciones futuras debe tomar la decisión correcta. Decir la verdad en
alto y en todas partes se convierte además en la mejor protección frente a
esos grupos.
Antonio Muro
Fuente:
http://www.nuevatlantida.com
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