Es hábil
el Sr Silva (me recuerda al del Método Silva de hace unos treinta años).
Mezcla
la ciencia con la imaginación para dar de comer a nuestros hambrientos intelectos
ávidos de pseudo espiritualidad y de curaciones rápidas, sin esfuerzo y sin apenas
gastos.
En fin,
me he dejado llevar por la estupefacción que me ha causado ver este tipo de
publicidad en un foro de minerales.
Creía
que este tipo de magnetismos, y efectos milagrosos estaban pasados de moda,
pero veo que la humanidad, habiendo dejado a Dios de lado, necesita de “Otros
seres” más sabios, listos y guapos que nosotros, pobres mortales.
¡ay, qué
hombres!!! siempre buscando fuera lo que tienen en casa.
Bueno,
ya lo dejo no sin antes recomendaros que seáis críticos con lo que leáis, oigáis
y os cuenten. Tratad de informaros más a fondo sobre el tema que sea. Leed.
Pepe Sierra.
LAS PIRÁMIDES FUNCIONAN Y NO SON UN MITO
Por
el investigador Gabriel Silva
Desde
niño tuve el privilegio de acceder a bibliografía científica, en razón de que
mi padre era ingeniero con gran conocimiento de física; de modo que cuando
tenía ocho o nueve años, me explicaba la imposibilidad técnica de construir las
Grandes Pirámides egipcias, mexicanas, chinas y peruanas, con los recursos
precarios de las civilizaciones que conocemos.
El,
que diseñaba represas hidroeléctricas desde la primera piedra hasta el último
cable, comprendía que los arqueólogos estaban completamente equivocados en sus
teorías, ya que no acostumbran a pedir asesoramiento a científicos de otras
disciplinas.
Tras
muchísimas horas de búsqueda en los libros de casa y en las bibliotecas,
gracias a un pequeño artículo de periódico que narraba los experimentos del francés
Antoine Bovis en 1927, quien descubrió modernamente el efecto piramidal, decidí
pasar a la práctica reproduciendo dichos experiementos. Contaba con catorce
años y comprendí con los primeros resultados, que las pirámides ocuparían un
lugar muy importante en mi vida.
Diez
años después, habiendo curado perros, gatos, canarios, abejas y plantas, más
algunos experimentos en el laboratorio de la escuela, tuve la desgracia de
sufrir una artritis deformante que en pocos meses de evolución ya me impedía
caminar y pronto debería usar una silla de ruedas. La desesperación me llevó
como única alternativa, a darle a la pirámide una oportunidad conmigo mismo. En
cinco meses me curé totalmente, pero a los tres meses ya podía andar y se
dieron las cosas para tener la oportunidad de armar un laboratorio y financiar
la investigación de un equipo compuesto por dos físicos, un matemático y un
grupo periférico de biólogos. Estos últimos desconocían la procedencia de las
muestras, a fin de contar con análisis no condicionados.
A
los físicos sólo les interesaba estudiar los neutrinos, pues ya sabían ellos
que en las pirámides se encuentran grandes cantidades de estas subpartículas. A
mi me interesaba la cuestión antropológica; quería saber quiénes fueron
aquellos "dioses" de los que hablan los egipcios y los mayas. Quería
descubrir cómo las construyeron, qué tecnología poseían, pero principalmente,
mi gran pasión era llegar a comprender cómo pensaban, cómo vivían y quiénes
eran esos seres capaces de prodigios tecnológicos en una época donde la
humanidad terrestre se hallaba aún en la Edad de Cobre.
Descubrimos
a lo largo de seis años de ardua investigación, las causas físicas del efecto
piramidal. Descubrimos que el agua y prácticamente todos los líquidos se
reestructuran molecularmente, haciéndose más tensioactivos, consiguiendo la
perfección de su naturaleza molecular, atómica y cuántica. Descubrimos el
porqué de la curación de una gran cantidad de enfermedades, asombramos a los
biólogos con muestras de bacterias saprófitas "muertas de hambre",
mientras que las bacterias simbióticas -como las que tenemos en los intestinos-
gozaban de excelente salud. Les asombramos con cristales de hielo tan perfectos
como no habían visto nunca, con moscas y muestras de carne que carecían por
completo de bacterias.
En
mi libro "La Tecnología Sagrada de las Pirámides", (Editorial
Belgeuse) que se presentará próximamente en varias ciudades, describo con más
amplitud todo lo hallado, pero especialmente en relación a la nueva arqueología
y la nueva antropología que debe surgir tras los descubrimientos que hemos
hecho en las últimas tres décadas. Sin embargo, muy a pesar de estas
disciplinas, es la medicina la que está utilizando ya el producto de nuestra
investigación. En Cuba, el Consejo Científico de Medicina de La Habana ha
dictaminado en Diciembre del 2005, que el EFECTO PIRAMIDAL, es real, que no hay
mito, que tiene poder bacteriostático, sedante, miorrelajante, antiinflamatorio
y analgésico. Hace quince años que algunos médicos empezaron a usar pequeñas
pirámides a escala de la de Keops, incluso sólo estructurales (o sea de
varillas, sin cerrar las caras), para producir esos efectos. Ahora se usan con
todo el respaldo oficial que se puede pedir, el cual tiene valor internacional,
considerando que se trata de un dictamen de la máxima autoridad médica de un
Estado.
También
es cierto que hay mitos, producidos por escritores irresponsables, místicos
ignorantes y estafadores diversos, tal como ha ocurrido a lo largo de la
historia con muchos grandes descubrimientos en sus primeros tiempos de
divulgación.
Sin
embargo, también la editorial Belgeuse tiene ya el segundo libro, denominado
"Revolución Terapéutica de las Pirámides", escrito entre este
servidor y el Dr. Ulises Sosa Salinas, pionero de la piramidoterapia en Cuba.
Para
aclarar muchísimo todo lo relacionado a las pirámides y sus actuales usos y
técnicas, nos reuniremos en Granada en una conferencia-taller, que durará cerca
de cuatro horas, el próximo sábado 27 de mayo, a las cinco de la tarde. La cita es en el Centro
"Sukhasana", ubicado en calle Torre Pedro Morales s/n, frente al
Polideportivo del Zaidin, aquí en Granada.
Para
información y reservas, los teléfonos de contacto del organizador de la
conferencia, son 652 54 91 74 y el 958 37 93 64 (Daniel).