Asunto: | [MESHIKO] CAMPAÑA MILITAR ECUATORIANA // LA AVARICIA | Fecha: | Sabado, 3 de Mayo, 2003 01:28:01 (-0500) | Autor: | RedLUZ/LUXWeb <redluz @...............mx>
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From: "Arq. Hernán Garcés" <agarces@...>
Date: Wed, 30 Apr 2003 23:50:48 -0500
Subject: CAMPAÑA MILITAR ECUATORIANA.../AVARICIA...
Campaña militar ecuatoriana
por el Plan Colombia
Por Alfredo Castillo Bujase
El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ha hecho un llamado a los
ecuatorianos encaminado a "desmitificar el componente militar del Plan
Colombia". El planteamiento tiene la polivalencia que ha caracterizado
también los discursos gubernamentales y parlamentarios del Estado
ecuatoriano.
En todos los casos, si se juntasen las posiciones de cada momento formarían
la cadena del absurdo, la mitificación de las palabras, no de la realidad.
En la práctica, el quehacer del Estado colombiano, como del ecuatoriano, no
solo que no obedece a mitificación alguna del componente militar sino que
están inmersos en la atmósfera de la "mística militar" que poseen tanto el
Plan Colombia como la Iniciativa Andina.
A Ecuador, pedirle más es pedirle sangre. Ha hecho más por el componente
militar del Plan Colombia que lo realizado por el propio gobierno
colombiano. Práctica que se la desconoce para ocultar la debilidad del
gobierno de Uribe dentro de sus fronteras.
Un brevísimo recuento bastaría para saber que el Estado ecuatoriano no sólo
que jamás mitificó ni planteó temor alguno a la guerra, sino que fue
conducido con y sin su conciencia -según el estado de ánimo de sus
mandatarios- al sendero de la cotidiana preparación para intervenir en la
guerra civil de Colombia.
Ecuador cedió su disputa de límites a la voluntad de los garantes,
presididos y liderados por Estados Unidos, con el fin de liberar su ejército
de afanes territoriales y destinarlo a los esfuerzos de la lucha contra
delitos de lesa humanidad, droga, corrupción y terrorismo. Los tres se
entienden de manera axiomática y son suficientes para el juicio final que
las armas propinarán a la maldad en el planeta. En esa lucha, a nosotros nos
corresponde el campo militar en la frontera Norte.
A esto accedieron mandatarios ecuatorianos anestesiados por la inconciencia
y el clamoroso reconocimiento de la Organización de Estados Americanos y de
las filisteas proclamas de paz, democracia y financiamientos de no se sabe
qué.
El poder en Ecuador cedió la base militar de Manta que crece como neuronas
que podrían terminar siendo el cerebro militar de nuestro cuerpo. Base que
puede utilizar la infraestructura militar vecina que, en el caso del
territorio nacional, le permite llegar a todas sus fronteras por su
proximidad.
La Base no está destinada a controlar a Ecuador -según dicen- sino a actuar
militarmente contra el mal en Colombia.
Nuestros puertos están al servicio de esas causas que van sustituyendo o han
sustituido las razones de la soberanía nacional que hoy, vaciada de todo
contenido, es antifaz de lucha contra drogas, terrorismo y delincuencia.
En el espacio geoestacionario, en algún lugar deshabitado de las Islas
Galápagos y el océano colindante patrullan máquinas que no conocemos, como
también desconocemos sus resultados. Se exceptúa el caso de "emigrantes
capturados en alta mar" y devueltos como prisioneros a su propio país.
La dolarización que se adoptó el 9 de enero de 2000 es política militar y
premisa del golpe de Estado del 22 de enero del mismo año. Todo fue
organizado desde determinantes internacionales que hoy rigen el destino de
los más débiles. Claro que estas cosas se realizan a la sombra de
declaraciones que las niegan voceros de mandatarios de circunstancias.
Ecuador no es la excepción. El tratamiento verbal de los conflictos bélicos
en sus fases previas o desenlaces se cubre siempre con antónimos negadores
de sus prácticas. Un momento antes de la conflagración, nunca se dijo guerra
sino paz. No se dijo ilegitimidad destructora sino legalidad reconstructora.
Nunca se dijo arbitrariedad dictatorial sino búsqueda de la democracia.
Nunca se dijo petróleo sino agua bendita.
Ecuador se ha endeudado y sigue endeudándose también por pertrechos
militares. El costo será mayor cuando comiencen las hazañas. Pues, como los
sabios y el vulgo saben, las guerras son dinero, dinero y más dinero.
Para entonces, el Fondo Monetario Internacional, que maneja muy bien los
aspectos castrenses de la moneda, podrá reconocer el derecho a la soberanía
monetaria para que se emita un sucre impreso en abundancia, pagador de
millonarios costos bélicos de la búsqueda del bien en la frontera Norte.
Así se reproducirá el atraso, el subdesarrollo, la ignorancia, la chatura
espiritual del poder y su riqueza domiciliada, junto con sus propietarios,
fuera de las fronteras nacionales.
Las deudas requerirán tratamiento técnico y, para eso, la comunidad
financiera prestará sus expertos. La reconstrucción de los destruidos países
latinoamericanos podrá contar con minas y petróleos, mares y órbitas
espaciales. En la zona del combate, su macro y microbiología serán
destinadas a la ciencia, la técnica militar y su economía.
Se incorpora, incluso, la capacidad persuasiva de Álvaro Uribe ante algunos
mandos ecuatorianos que escuchan su voz de igual manera que el navegante
contempla la brújula. Artefacto que no percibe a quienes ni a dónde guía.
El presidente Uribe parece no haber sido informado de estas, aún pequeñas
contribuciones, frente a la que será la mayor que Ecuador haga al Plan
Colombia: su extinción.
Si Uribe le otorgara más crédito a lo que podrían ver sus ojos que a lo que
esporádicamente escuchan sus oídos, solo pediría no acelerar tanto el ritmo.
El Estado colombiano, aún más que el ecuatoriano, carece de la preparación,
la voluntad y la razón histórica para vencer bajo estas circunstancias.
Es cierto que entre la población ecuatoriana y sus gobiernos hay diferentes
comprensiones sobre lo que sucede. Sin embargo, la tozudez de los hechos es
observada sin palabras de manera compartida por Estados y población de toda
la región.
e-mail: bujase@... <mailto:bujase@...>
http://www.telegrafo.com.ec/columnistas/colum34.html
AVARICIA Y FELICIDAD
La avaricia supone la posesión de muchos bienes y riquezas y la carencia del
sentido común necesario para disfrutarlos y compartirlos. La felicidad, en
cambio, no requiere necesariamente de la posesión de riquezas. Avaricia y
felicidad son, inevitablemente, incompatibles.
Grandes pensadores han reflexionado sobre la avaricia y aquí ofrezco algunas
citas de ellos, al final de las cuales transcribo la manera como el
milenario pensamiento chino concibe la felicidad:
* Avaricia es vivir en la pobreza por miedo a la pobreza. (San Bernardo).
* Es una gran locura la de vivir pobre para morir rico. (Juvenal).
* Al pobre le faltan muchas cosas; al avaro, todas. (Publio Siro).
* La riqueza ha creado más avaros que la avaricia hombres ricos. (Thomas
Fuller)
* El avaro carece tanto de lo que tiene como de lo que no tiene. (Antonie
Rivarol).
* El avaro es el que no gasta en lo que debe, ni lo que debe, ni cuando
debe. (Aristóteles).
Para terminar, volvamos la mirada hacia los chinos, de cuya milenaria
cultura salen tantos sabios proverbios, como éste sobre la felicidad:
"Si quieres felicidad por una hora, toma una siesta. Si quieres felicidad
por un día, vete de pesca. Si quieres felicidad por un mes, haz un viaje
interesante. Si quieres felicidad por un año, hereda una fortuna. Si quieres
felicidad para toda la vida, ayuda a otra persona."
Compartido por Ana Carolina
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