PUNTUAL ADVERTENCIA “PRIANISTA” EN
MÉXICO
Camilo Estrada
Luviano
Vicente Fox y Quesada, montado en esa burra vieja llamada
PAN, en su campaña presidencial prometió todo lo que se le ocurrió para lograr
el voto de los electores y a pesar de eso el así llamado “voto duro” del
partido, entonces oficial desde hacía décadas, (el PRI), siguió siendo para ese
partido. En cambio, con las, muy deseables, pero imposibles de cumplir, promesas
del candidato del entonces partido de oposición, el Partido Acción Nacional
(PAN), gran cantidad de jóvenes urbanos, pertenecientes a las llamadas clases
medias, -generalmente despotizadas,
gracias al sistemático y perseverante “trabajo de despolitización”
llevado a cabo por los ricos, dueños de los grandes capitales, en el poder desde
la independencia del país de la corona española, votaron por él. Esto era lo esperado por la muy bien hecha
propaganda marketinera foxiana, muy bien apuntalada, en términos pecuniarios,
por los Amigos de Fox, liderados por el su muy buen amigo Lino
Korrodi, mencionado ahora como un individuo con grandes posibilidades de
llegar a ser Gobernador de Tamaulipas.
Lo sorprendente, -aunque no debiera serlo si nos atenemos
a lo que ha sido la así llamada “izquierda mexicana”-, fue el llamado, -público
el de los más desvergonzados, y privado el de los más oportunistas y
vergonzantes-, indecente, -verdadera marranada-, al voto útil, es decir,
votar por Fox con tal, decían, de sacar de la presidencia de la república al
dinosáurico Partido Revolucionario Institucional, (PRI), olvidando por completo
que la sociedad mexicana no se divide entre priístas y panistas, sino que al ser
una sociedad en cuyas relaciones de producción predominan las relaciones
capitalistas, ésta está dividida en clases sociales, una es la de los señores
del dinero, -los capitalistas-, y las otras las de los desposeídos, cuya
vanguardia no puede ser otra clase social que la de los obreros, porque son
estos los que realizan la producción industrial. Los campesinos e indios también
producen bienes materiales, agrícolas principalmente, y artesanales, sin
embargo, por el desarrollo capitalista del país, es la producción industrial la
que sostiene la economía social y en ella están los señores del dinero
invirtiendo tanto en medios de producción como comprando fuerza de trabajo lo
que da la apariencia de que son ellos, los capitalistas, los que crean la
riqueza del país y proporcionan trabajo a los obreros, quienes con sus ingresos
pueden adquirir lo que necesiten.
De lo dicho queda bien claro, además del “chaquetazo” de gran parte de los
dizque comunistas mexicanos, que aunque son los obreros los que echan a andar la
producción, los capitalistas son dueños de lo producido porque, simplemente, así
lo marca la ley que ellos mismos promulgaron. No es gratuita la afirmación de
que son los obreros, en alianza con los campesinos e indios, quienes
obligadamente deben dirigir la lucha contra la explotación y no a la inversa. Es
de oligofrénicos pensar que con la simple “alternancia” de fulano por zutano
en la presidencia de la república se podría lograr algún
cambio.
Bueno, pecando de honestidad la que por su
pecaminosidad se convierte en sinonimia de candidez, por no decir, estupidez, sí
hay, -y en México lo hubo-, un cambio: se cambió un presidente respaldado por
todo un sistema ya probado en eficacia por un presidente jayán que llegó montado
en esa burra vieja que se llama PAN a la residencia oficial de Los Pinos rodeado
de una runfla de lo que quiera su merced, con cuyos individuos había contraído
serios compromisos que para poder cumplirlos tenía obligadamente que
incumplir sus promesas de campaña. A menos que fuera Dios para que
pudiera quedar bien con los dos
amos.
Basta esta razón para que quede bien clarito que esos
traidores que llamaron al “voto útil” le hicieron el juego al sistema en sí,
desviando la magra consciencia de los trabajadores para que ni se les ocurriera
pensar en otras formas de lucha.
Si a esto le agregamos que cuando el PRI expulsó de sus
filas a los de la Corriente Democrática, encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y
Porfirio Muñoz Ledo, y estos se organizaron en el Frente Democrático Nacional
(FDN) e iniciaron la contienda electoral contra el PRI y el PAN a la vez, los
“comunistas” o “revolucionarios” que no llamaron al “voto útil” participaron con
su candidato propio, pero ante el apoyo masivo a Cuauhtémoc Cárdenas, candidato
del FDN, se aliaron a éste. Esta adhesión al FDN de esos “revolucionarios” y
“comunistas” los transformó en “revolucionarios democráticos” renunciando
con ello a ser vanguardia y aceptar el liderazgo de un demócrata, muy
consecuente, es muy cierto, pero demócrata burgués. Lo que es una contradicción
redonda, (por donde se le vea
siempre será una contradicción), porque en los tiempos actuales en general, y en
México en particular, la subordinación de los comunistas a un político burgués,
por muy consecuente y democrático que éste sea, además de vergonzante, es de
traición ya que Cárdenas nunca dejará de ser lo que es, y es precisamente la
consecuencia del Ingeniero Cárdenas lo que no le permite ni le permitiría nunca
subordinarse a los comunistas.
Las diferencias entre el PRI y el PAN son que el primero
se formó después del triunfo de esa guerra civil conocida como Revolución
Mexicana, y el otro partido se formó, supuestamente, contra lo que ellos
llamaron corrupción, caciquismo, nepotismo, etc. de los caudillos de la
Revolución Mexicana. “Casualmente” el PAN se constituyó como partido
precisamente como respuesta a la reforma agraria del General Lázaro Cárdenas.
Pero ambos partidos son, sin ninguna duda, partidos burgueses. El PRI tiene la
ventaja del apoyo que tuvo de las masas populares gracias a las características
sui géneris de la Revolución Mexicana. El PAN, desde sus inicios ha sido un
partido de derecha, que el desarrollo del capitalismo ha hecho que llegue a
coincidir con el actual PRI. Esto es lo que explica que, en los hechos, tenemos
en México ya no sólo al PRI y al PAN, sino que los dos con bastante facilidad
llegan a mayoritear a todos los demás partidos políticos, actuando como si
fueran uno solo, el PRIAN.
Pero el Partido de la Revolución Democrática, -que se
formó ante el responsable llamado de Cuauhtémoc Cárdenas con el fin de evitar
una posible sublevación popular ante el cínico fraude, -perpetrado por el hoy
Senador priísta, Manuel Bartlett, para hacer triunfador a Carlos Salinas de
Gortari-, es un partido que no está contra el capitalismo en sí, sino que se
proclama nacionalista, -lo que en estos tiempos no es poca cosa-, y lucha
porque las “principios” de la Revolución
Mexicana se cumplan a cabalidad.
Dentro de este partido quedaron, en el cabúz, naturalmente, los
“revolucionarios” y “comunistas”, ahora transformados en “revolucionarios
democráticos”, muy enredados en la creación de redes de esa cosa que se llama
“sociedad civil”
Con toda razón podemos decir que en el Congreso, tanto en
la Cámara de Diputados como en la de Senadores, sólo participan partidos o
partidas políticos o de políticos convencidos hasta el tuétano de preservar el
sistema capitalista, perpetuando así la explotación del hombre por el hombre y,
a la vez, mediatizando la lucha de los explotados y oprimidos por su
emancipación y liberación.
Estar de lamentadores y llorones o plañideras es
totalmente de tontos. Por ejemplo, no tiene nada de sorprendente que Santiago
Creel Miranda, actual secretario de Gobernación y aspirante declarado a la
candidatura presidencial en el 2006, ha reiterado, para que nadie se diga
engañado, que de ahora en adelante se hará política con las mayorías y que se acabaron los
tiempos de la unanimidad.
El que se dé la pequeña casualidad de que el PRIAN, -el
PAN y el PRI junto con su falderillo, el partido en alquiler, el Partido Verde
Ecologista de México, (PVEM)-, hagan mayoría, no es culpa del gobierno foxista,
ésta es la democracia burguesa. ¡Allá los “revolucionarios democráticos” que,
como el tío Lolo, piensan que en la “lucha parlamentaria” se puede hacer
revolución, cuando ahí lo más que se puede lograr es conseguir que les den atole
con el dedo! Las desavenencias entre los priístas y pianistas y sus respectivos
escuderos siempre son secundariamente secundarias, porque en eso de que sistema
funcione bien se logra siempre la unanimidad en el Congreso de la Unión, porque
hasta los de la “izquierda democrática” apoyan a Fox. Si en veces no lo hacen es
porque puede estallar, nuevamente, “la
bola”
Esa “izquierda democrática” qué bien que mediatiza, pero
¿hasta cuando lo podrá seguir haciendo?
Enero 8 de 2004.