Asunto: | [MESHIKO] LA DOBLE MORAL DE EUA ACERCA DE LOS TERRORISTAS | Fecha: | Martes, 8 de Enero, 2002 20:08:14 (-0700) | Autor: | Ricardo Ocampo-Anahuak Networks <anahuak @.............mx>
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From: Pedro Gellert <pedro@...>
Date: Sun, 06 Jan 2002 10:04:07 -0600
To: pedro@...
Subject: (interesante e importante) LA DOBLE MORAL DE EUA ACERCA DE LOS
TERRORISTAS
LA DOBLE MORAL DE EE.UU. ACERCA DE LOS TERRORISTAS
Por Saul Landau
A la luz de la campaña anti-terrorista de los EE.UU. y la reciente condena
de 5 espías en el Sur de la Florida, a quienes el gobierno cubano envió para
impedir el terrorismo, necesitamos claridad acerca de palabras, hechos y
motivos.
Parece ser que algunos funcionarios estadounidenses, piadosos cristianos
casi todos, han memorizado sólo las cuatro primeras palabras del dictado
moral de su religión: "Tratad a los demás..." Desde el 11 de septiembre el
discurso farisaico ha reverberado acerca del daño que nos han hecho. Sí, en
una pocas horas perdimos varios miles de vidas, puestos de trabajo y quizás
nuestra inocencia nacional. Pero lo que los terroristas de Al Qaeda hicieron
a New York y Washington, nuestros agentes lo han hecho a otras gentes y
lugares, o hemos licenciado a otros para que hagan nuestro terrorismo. Es
más, parte del terrorismo ha sido planeado y hasta realizado desde los
Estados Unidos.
Las relaciones EE.UU.-Cuba después de 1959 brindan una dramática ilustración
de este punto. Al igual que los fanáticos de Al Qaeda expresaron su odio por
nuestro sistema -aunque no está claro qué les han hecho los Estados
Unidos-destruyendo las Torres Gemelas y una parte del Pentágono, también la
CIA ayuda e incita a los fanáticos anti-castristas a poner bombas, incendiar
y asesinar en Cuba y, después, igualmente en territorio estadounidense. Sí,
Fidel Castro nacionalizó compañías estadounidenses, se alió al enemigo
soviético y trató de exportar la revolución.
Aunque cuando niños memorizamos las primeras líneas de la Declaración de
Independencia, el mejor argumento del mundo a favor de la revolución, hace
mucho que hemos abandonado todo apoyo a su contenido.
Ciertamente a partir de 1959 la campaña contrarrevolucionaria de EE.UU.
contra la Cuba de Castro adoptó formas terroristas. Dado el estado actual de
la alerta acerca de la seguridad en los aviones, sería conveniente recordar
que el gobierno de los EE.UU. alentó a los pilotos anti-castristas a usar el
territorio de EE.UU. para volar sobre Cuba y dejar caer volantes y objetos
más peligrosos. ¡Imaginen la reacción de EE.UU. si anti-estadounidenses con
base en Cuba trataran de volar sobre el sur de la Florida lanzando volantes!
Entre 1959 y 1963, como revelan documentos desclasificados, agencias de
EE.UU. dieron luz verde a miles de operaciones de sabotaje contra
propiedades cubanas y a misiones de asesinato contra líderes cubanos.
Parte de este terrorismo se realizó bajo el paraguas de la "Operación
Mangosta", lanzada a fines de 1961; otras misiones se hicieron bajo un plan
conocido como "operaciones autónomas". Tal como describió estas operaciones
el oficial de la CIA Sam Halperin, en marzo de 1961 la CIA entregó
explosivos, armas, barcos, aviones y dinero a exiliados anti-castristas sin
conocer cuáles eran los objetivos de los exiliados. "Una violación del
oficio"" se quejó Halperin, pero lo hizo de todos modos, según las órdenes
de los hermanos Kennedy.
Aviones con base en Estados Unidos bombardearon y ametrallaron blancos
cubanos. (Piénsese, en una escala menor, por supuesto, en la cinta de bin
Laden cuando dice: "¡Ay, yo no sabía que los aviones podían hacer tanto
daño!")
En 1990, con la destrucción de la Unión Soviética, la economía cubana se
desplomó. La seguridad desde la cuna con la que contaban los cubanos
desapareció. En 1991, al faltar trabajo y no haber suficiente alimento,
miles de cubanos se lanzaron hacia la Florida montados en neumáticos. En
respuesta a esta ola de balseros, algunos de los cuales murieron en alta
mar, surgió Hermanos al Rescate, ostensiblemente como pilotos voluntarios
para localizar a los balseros en las peligrosas aguas que separan a Cuba de
los cayos de la Florida y radiar su posición a barcos cercanos.
Sin embargo en 1995, cuando Washington y La Habana firmaron un Acuerdo
Migratorio, la ola de balseros disminuyó. Los Hermanos cambiaron su misión
de supuesto rescate humanitaria de balseros a la provocación evidente.
En la primavera de 1995 José Basulto, líder de Hermanos al Rescate, presentó
un falso plan de vuelo de misión a las Bahamas. En vez de eso voló de la
Florida a Cuba y lanzó volantes anti-Castro sobre territorio cubano. El 13
de julio de 1995 regresó y lanzó medallas religiosas sobre áreas pobladas,
objetos que pudieron caer sobre personas en tierra. Imagínense cómo hubiera
reaccionado la Fuerza Aérea de EE.UU. ante tales jugarretas. Esos vuelos
coincidieron con una campaña paralela por parte de exiliados anti-castristas
para dañar la economía turística de Cuba, su mayor fuente de ingresos de
divisas. Luis Posada Carriles dijo a un reportero de The New York Times que
ejecutivos de la prestigiosa Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA)
habían financiado un plan de colocación de bombas en lugares turísticos.
Sin embargo, el FBI mostró poco entusiasmo para responder a las solicitudes
de Cuba para que se investigara el papel de los exiliados en la Florida en
las bombas, ni tampoco las autoridades estadounidenses dedicaron mucha
energía a investigar las acciones terroristas que emanaban del Sur de la
Florida. Los burócratas de seguridad nacional de Clinton imploraron a los
Hermanos que detuvieran sus vuelos y les advirtieron que podían ser
derribados. En enero de 1996 un funcionario del Consejo de Seguridad
Nacional llegó a escribir una carta con el membrete de la Casa Blanca al
Comisionado de la Autoridad Federal de Aviación (FAA) solicitando que
suspendiera las licencias de pilotos de los Hermanos por presentar falsos
planes de vuelo. Pero la FAA, al igual que el FBI, no hizo nada. Y la Casa
Blanca no insistió.
Al no obtener resultados a sus demandas formales de que el Departamento de
Estado impidiera los vuelos sobre su territorio, Cuba amenazó que habría
graves consecuencias. Castro ya había sacado en conclusión que el gobierno
de los EE.UU. no protegería a Cuba del terrorismo con base en la Florida.
Así que Cuba infiltró encubiertamente a 5 espías en el sur de le Florida.
Haciéndose pasar por opositores de Castro, los espías penetraron algunos de
los grupos violentamente anti-castristas con el propósito de impedir sus
actividades terroristas.
El FBI, en vez de monitorear las actividades de los terroristas con base en
los EE.UU., tomó como objetivo a los espías cubanos, la llamada Red Avispa,
cuya misión era impedir el terrorismo.
Los jefes de inteligencia de Cuba consideraban a Hermanos al Rescate como
una amenaza seria a la seguridad de la isla, así que ordenaron a algunos de
los espías que eran pilotos que se infiltraran en las operaciones de
Hermanos.
El 24 de febrero, cuando un trío de aviones se dirigía a Cuba con el jefe de
Hermanos, José Basulto, piloteando el avión principal, la inteligencia
cubana supo del vuelo violatorio, no sólo por sus espías, sino también por
fuentes del gobierno de los EE.UU. La noche antes del vuelo fatal en un
concierto en Washington D.C., Richard Nuccio, el experto en Cuba de la Casa
Blanca, informó a dos reporteros que él estaba enterado de un vuelo sobre
Cuba al día siguiente. Uno de los reporteros llamó a un funcionario cubano
en Washington para conocer su reacción. Así que un funcionario
estadounidense informó indirectamente al gobierno cubano el plan de vuelo de
Hermanos, un hecho que los acusadores minimizaron o ignoraron cuando
acusaron a algunos de los espías de complicidad de asesinato.
El 24 de febrero de 1996, después de recibir advertencias de parte del
gobierno de EE.UU. de que no penetraran en el espacio aéreo cubano y también
órdenes directas del control aéreo cubano de que no entraran en su
territorio, Basulto y sus asociados penetraron en el espacio aéreo de Cuba.
MiGs cubanos despegaron y derribaron dos de los tres aviones intrusos. (Aún
continúa el debate acerca de si el derribo ocurrió en el espacio aéreo
cubano o en el internacional.)
Irónicamente el avión de Basulto escapó del ataque con misiles. El derribo
de los aviones no sólo empeoró las relaciones EE.UU.-Cuba, sino que también
provocó el juicio de los cinco espías. Pero a la luz de los ataques del 11
de septiembre, algunos de los testigos de la acusación aparecen como los
equivalentes anti-castristas de los terroristas de Al Qaeda.
En 1960-1961 la CIA entrenó al joven José Basulto en las artes de la
violencia, y lo preparó junto con otros miles para invadir a Cuba por Bahía
de Cochinos. En agosto de 1962, año y medio después del fracaso de Bahía de
Cochinos, Basulto lanzó contra Cuba un ataque autorizado por la CIA durante
el cual disparó contra un hotel, hizo fuego contra un teatro y ametralló un
sector residencial de La Habana. Varios cubanos murieron en el ataque.
En el juicio a los espías Basulto atestiguó que había cambiado su enfoque
violento de su juventud por el de Ghandi y Martin Luther King, excepto,
claro está, en el caso de Cuba donde, mantuvo, la violencia es aún
necesaria.
¿Por qué el jurado que condenó a los espías no pudo imaginar aquellos días
antes y durante Bahía de Cochinos, cuando la CIA creó una fuerza aérea que
bombardeó y ametralló blancos cubanos? ¿Por qué no pudieron imaginar los
miles de ocasiones en que víctimas cubanas murieron, en que familiares
lloraron, en que niños pequeños perdieron a sus padres? Cuando el gobierno
de los EE.UU. ha llevado a juicio a casos de actos de terrorismo cometidos
por cubanos anti-castristas, a menudo con testigos presenciales de la
violencia, los jurados casi siempre han absuelto a los acusados. (¿Podrá ser
que debido a que los terroristas basados en el sur de la Florida han actuado
con impunidad durante décadas, y los que han levantado su voz en contra han
recibido amenazas o cosas peores, los jurados se han sentido intimidados?)
En los días anteriores al 11 de septiembre Washington constantemente
ridiculizó las quejas de Cuba. En los días inmediatos a Bahía de Cochinos
Cuba se quejó de más de 75 vuelos sobre su territorio por aviones espías
provenientes de EE.UU. "Tratad a los demás", pudieran haber dicho
funcionarios de Washington, "como los otros no pueden tratarte a ti."
¿Pero qué hubiera hecho la Fuerza Aérea de EE.UU. -qué hará ahora- si
aviones no autorizados penetraran en nuestro espacio aéreo? Irónicamente, en
el caso de los Hermanos, el gobierno cubano demostró paciencia, hizo
repetidas advertencias al Departamento de Estado entre 1995 y 1996. Este
enfoque suave por parte de Cuba fue inusual en vista de la tragedia aérea
terrorista que los exiliados anti-castristas habían infligido a un avión
comercial cubano. En octubre de 1976 dos terroristas con estrechos lazos con
agencias de EE.UU. volaron con una bomba un avión a reacción de pasajeros de
Cubana de Aviación con 73 pasajeros a bordo.
Orlando Bosch, uno de los coautores de la misión, vive cómodamente en la
actualidad en Miami, donde continúa fraguando actos de terrorismo contra
Cuba. En 1991 George Bush le concedió una dispensa especial para que viviera
aquí a pesar de su larga historia de actos terroristas y a pesar de
objeciones por parte del FBI. Algunos influyentes republicanos
cubano-estadounidenses intercedieron a favor de Bosch, llamando "patriota" a
este hombre que había disparado con bazucas a objetivos comerciales y hecho
explotar un avión.
Luis Posada Carrilles, coautor junto con Bosch del sabotaje al avión,
trabajó para el gobierno de EE.UU. en los 80, después que sus patrones
cubano-estadounidenses del sur de la Florida sobornaron a autoridades
venezolanas para que le permitieran escaparse de la prisión. Inmediatamente
éste se fue a trabajar con Oliver North ayudándolo en los suministros a los
contras nicaragüenses.
Posada se encuentra hoy en una celda panameña con otros tres violentos
castrófobos acusados de conspirar para asesinar al líder cubano cuando
visitó Panamá para una reunión de jefes de estado hace un año.
El hecho de que el Presidente George W. Bush haya declarado su intención de
librar al mundo de terroristas no ha tenido impacto en la visión que tiene
el gobierno de EE.UU. de Bosch y de Posada, quienes tienen credenciales de
primera como terroristas. La aparente retórica de doble moral no parece
importarle al Presidente cuando advierte a otras naciones acerca de las
consecuencias por proteger a terroristas. El continúa protegiendo a los
violentos anti-castristas con sede en la Florida. Es más, Bush el Presidente
y Jeb Bush el gobernador de la Florida, han exonerado implícitamente a los
terroristas anti-castristas de las reglas generales del terrorismo.
Es más, incluso algunos cubanos anti-castristas que han hablado abierta y
orgullosamente de sus estrategias violentas, usan a la Florida como
residencia y como cuartel general. En caso de que alguien dude de las
intenciones de Orlando Bosch, escuchen sus propias palabras. En 1979
proclamó orgullosamente que: "Hay que responder a la violencia con
violencia. Hay momentos en que no se puede evitar hacer daño a gente
inocente". Nunca ha renunciado a esa táctica. En un artículo del 12 de
diciembre de 2001 en The Miami New Times Bosch dijo al reportero Kirk
Nielsen: "Cuando ataquen a este tipo algunos inocentes van a morir",
predijo, refiriéndose al ataque militar que los Estados Unidos iban a lanzar
dos días después en su persecución a Osama bin Laden. "Es como dijo
Churchill: 'La guerra es una competencia de crueldad'." Según Nielson, Bosch
admitió a principios de diciembre que enviaba explosivos a Cuba.
En un reciente discurso Fidel Castro mencionó la aparente contradicción de
la política anti-terrorista de EE.UU. "Tenemos derecho a preguntar", declaró
Castro, "qué se hará acerca de Posada Carriles y de Orlando Bosch, los
perpetradores de ese monstruoso acto terrorista (el sabotaje al avión
comercial en 1976)... y acerca de los que planearon y financiaron las bombas
colocadas en los hoteles (en La Habana) y los intentos de asesinato contra
líderes cubanos, que no se han detenido ni un minuto durante más de 40
años."
Los terroristas anti-castristas no han limitado sus ataques a blancos
cubanos. Han golpeado repetidamente en Estados Unidos, matando a veces a
ciudadanos estadounidenses y a otros en lo que se ha convertido en un amor
por la violencia.
Según el FBI, en 1970 miembros del Movimiento Nacionalista Cubano (MNC)
pusieron una bomba en un cine de New York donde se proyectaba mi filme
documental Fidel. Varias semanas más tarde, el mismo grupo quemó un teatro
en Los Angeles donde se iba a presentar el filme. En 1974 activistas del MNC
pusieron una bomba en el Centro para Estudios Cubanos en New York. Sandra
Levinson, su directora, escapó de la muerte por escaso margen.
En uno de los más osados actos de terrorismo, un grupo de activistas del MNC
trabajó con oficiales de la inteligencia chilena del gobierno del General
Augusto Pinochet en septiembre de 1976 para colocar una bomba en el auto de
Orlando Letelier. La bomba detonó cuando Letelier iba hacia su trabajo en
Washington, DC. Ronnie Moffitt, una joven estadounidense, también murió en
la explosión. La Fundación Nacional Cubano-Americana y otras organizaciones
de Miami recaudaron dinero para la defensa legal de los asesinos. Es más, la
FNCA nombró a Guillermo Novo, condenado por mentir acerca de su conocimiento
del complot Letelier-Moffit, como miembro de una de sus Juntas.
Los cubano-estadounidenses que han promovido el diálogo en vez de la guerra
contra la Cuba revolucionaria también han sufrido el terrorismo. Eulalio
Negrín, quien hizo un llamado a la reconciliación a fines de los 70, fue
asesinado en New Jersey. Carlos Muñiz, un agente de viajes que organizaba
vuelos charter a Cuba, fue muerto a tiros en Puerto Rico. En Miami Emilio
Milián, un popular comentarista radial perdió sus piernas en un intento de
asesinato. Milián estaba en contra del enfoque terrorista para tratar con
Castro.
Qué extraño que mientras el Presidente Bush advierte a otras naciones de las
consecuencias de brindar refugio a terroristas, él y su hermano dan la
bienvenida a una larga lista de hombres que han practicado el terrorismo y
juran que continuarán practicándolo contra Cuba. En contraste, los espías
condenados no cometieron actos de terrorismo. En su lugar, como muestra la
evidencia del juicio, impidieron el terrorismo.
En algún momento un hombre verdaderamente religioso -necesitamos a Martin
Luther King en estos momentos- instruirá a los líderes de EE.UU. acerca de
las palabras que siguen a "Tratad a los demás..." Hasta entonces haremos una
guerra muy contradictoria al terrorismo. Negamos o ignoramos nuestras
propias acciones terroristas y nuestra aceptación de los terroristas
anti-castristas en nuestro suelo, mientras que predicamos una posición no
negociable acerca del terrorismo a todo el mundo.
Cuba ha sido víctima del terrorismo estadounidense durante cuatro décadas.
Durante algunas presidencias el terrorismo proveniente de EE.UU. ha
disminuido, pero nunca ha cesado totalmente. Incluso durante los años de
Clinton el monitoreo por parte del FBI a los violentos exiliados
anti-castristas recibieron una pobre prioridad y los fiscales del gobierno
no pudieron presentar casos convincentes contra los cubano-estadounidenses
acusados de conspirar para asesinar a Fidel Castro, aunque el grupo fue
capturado cerca de las costas de Puerto Rico en un barco con fusiles
especiales de francotirador y uno de los asesinos admitió la naturaleza de
su misión a un funcionario estadounidense.
E incluso cuando el FBI objetó la liberación de José Dionisio Suárez y
Virgilio Paz, que se confesaron culpables de conspiración para asesinar a
Letelier y Moffitt en el atentado de 1976 en Washington DC, la
administración Bush hizo caso omiso de sus objeciones para congraciarse con
los fuertes donantes anti-castristas del sur de la Florida.
El enfoque de "Tratad a los otros" funcionó hasta el 11 de septiembre,
cuando los estadounidenses comprendieron los verdaderos horrores del
terrorismo. Estados Unidos bombardeó a otros países, asesinó a algunos de
sus enemigos en el exterior y derrocó a algunos gobiernos extranjeros
"desobedientes". El gobierno revolucionario de Cuba sobrevivió al terrorismo
de EE.UU., pero su pueblo pagó un precio.
Sin embargo, ni funcionarios estadounidenses ni los medios masivos han
transmitido el sentimiento que las autoridades cubanas pueden haber sentido
cuando una genuina amenaza terrorista se acerca a su espacio aéreo. En su
lugar, Washington aún insiste en que el derribo de los provocadores aéreos
de Basulto fue un simple asesinato.
Después del 11 de septiembre los estadounidenses pueden comprender mejor lo
que los cubanos sintieron cuando aviones no autorizados penetraron en su
espacio aéreo. Pero esa comprensión no le llegó al acusador del gobierno ni
al juez en el caso de los cinco espías.
Cuba había enviado a esos hombres a la Florida para defenderse de los
terroristas residentes en la Florida porque las autoridades estadounidenses
no estaban cumpliendo con su función policíaca.
Los funcionarios estadounidenses se han negado a incluir esta lógica en su
contexto de terrorismo. Fresca aún la victoria sobre el Talibán, la
administración Bush se complace en una especie de triunfalismo imperial
asimétrico.
De manera que nuestro gobierno continúa dando protección a algunos
terroristas, como si esta política no contradijera la idea de que el
terrorismo es el peor pecado que existe. De vez en cuando algún alto
funcionario de EE.UU. nos advierte de otro inminente ataque terrorista, pero
ninguno de ellos menciona a los terroristas internos. Un extraño grupo de
conservadores en la Casa Blanca que ignoran a Edmund Burke, el abuelo del
conservadurismo moderno. "Ustedes se están aterrando a sí mismos con
fantasmas y apariciones", alertó Burke, "mientras que su casa es una guarida
de ladrones."
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Saul Landau es director de Medios Digitales y Alcance Internacional en el
Colegio de Letras, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Politécnica
de California, en Pomona. Su filme más reciente se titula: "Maquila: Un
vistazo a dos Méxicos".
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