Escrito por Tania Mijares en
Calentamiento
global, Copenhague
2009
Copenhague, Dinamarca, a 10 de diciembre, 2009.
Hoy comenzó la conferencia clim¡tica m¡s grande e importante
para la humanidad. Aquí todo est¡ listo: m¡s de 100 jefes de Estado, la
base para un texto legal, 20.000 delegados y un mundo que exige acción. No hay
pretextos, la voluntad política debe hacerse presente y hacer posible un
cambio, no importa si eres país desarrollado o en desarrollo, el cambio
clim¡tico puede alcanzarnos a todos.
Empezando el cuarto día de trabajo muy temprano
con una reunión donde se presentaron los resultados de un estudio sobre
enfoques sectoriales realizado
para México y Brasil, pensé que sería
buena idea explorar lo que ha hecho Copenhague para convertirse en una
ciudad
sustentable.

Copenhague ha decidido convertirse en una “CIUDAD VERDE” con
grandes espacios públicos para la recreación de sus ciudadanos y para combatir
las condiciones clim¡ticas extremas causadas por el Cambio Clim¡tico.
Una mezcla de factores ha orillado a los daneses a optar por una
capital verde: la pérdida de biodiversidad, la presión hacia los
ecosistemas por el crecimiento urbano sin control, la propia vulnerabilidad de
la ciudad y el cambio clim¡tico han sido sin duda alguna determinantes para la
transformación. Los espacios verdes en las ciudades no sólo son b¡sicos y
esenciales para el bienestar físico y mental de sus habitantes: parques,
¡rboles, plantas, infraestructura verde, sirven para limpiar el aire, proveer
sombra, enfriar la Ciudad, recolectar agua de lluvia, entre otros. Las ¡reas
verdes urbanas son pulmones para la ciudad y sirven para crear ambientes sanos
tan necesarios en ciudades densas.
¿Cómo se consigue ser una Ciudad verde?
Bueno primeramente, instalando parques en cada lugar vacante, esto incluye
paredes, fachadas y azoteas. Una ciudad verde tiene calles verdes y corredores
verdes, utiliza todas las ¡reas extras para convertirlas en ¡reas verdes,
campos deportivos y ¡reas de juego, que proveen espacios recreativos para
niños y adultos al mismo nivel.
Resulta interesante como la decisión de convertirse en una
Ciudad verde también convirtió a Copenhague en una Ciudad
Saludable. Históricamente las ciudades han sido una fuente de enormes
retos en la salud, ya sea por epidemias, hacinamientos y poca higiene. Hoy en
día los avances en salud pública minimizan estos riesgos –sobre todo en los
países desarrollados- pero la vida en las grandes ciudades sigue generando un
gran número de enfermedades tanto físicas como mentales.
Se le llama “ciudad saludable” a aquella donde sus elementos
b¡sicos: agua, tierra y aire est¡n suficientemente limpios que permite su uso
sin tratamiento previo en la ciudad. Es también la ciudad que promueve entre
sus habitantes a comprometerse en actividades físicas tanto de manera
recreativa como de forma cotidiana, por ejemplo en Copenhague el uso
de la bicicleta es algo natural y que pr¡ctica un gran porcentaje de
la población, resulta pr¡cticamente imposible ver a una persona obesa en esta
Ciudad.
Este tipo de ciudades deciden superar el tr¡fico, el ruido,
la contaminación por partículas, la contaminación del agua y la insuficiente
pr¡ctica de actividad física. Cuentan con dos tipos de corredores: azules y
verdes que estimulan la pr¡ctica de actividades tanto planeadas como
espont¡neas. Una ciudad saludable es antes que todo una ciudad segura
donde la gente puede andar libremente en bicicleta o a pie, una ciudad que
desde su trazo y diseño invita a la actividad física, que útil sería tener
ciudades así en México, sobre todo con el alto porcentaje de obesidad que
tenemos.

Convertirse en una Ciudad verde no es tan
difícil, pero requiere de gran voluntad política. Lo primero que debe
hacerse es repensar la manera como nos movemos en la ciudad, como la usamos y
como todos sus espacios pueden reconfigurarse en espacios de f¡cil uso para
varias actividades. Una ciudad saludable tiene un muy buen sistema de manejo
de los residuos (basura) y el reciclaje, una ciudad que provee posibilidades
para que las actividades físicas y al aire libre sean prioritarias para sus
ciudadanos: caminatas por los muelles, corredores verdes, parques, zonas
peatonales y de ciclistas exclusivas aunque no separadas, etc.
Es innegable que aún con el cielo gris que nos ha acompañado
estos días, Copenhague es una ciudad que vale la pena
explorar en bici, caminando o en transporte público. En México
tendremos que hacer un esfuerzo enorme para ponernos a la altura de esta
ciudad y las oportunidades de cuidado del medio ambiente y salud recreativa
que ofrece a sus visitantes, todo en un espacio seguro y agradable.
Regresando al tema que nos interesa, el de las negociaciones
internacionales con motivo de la COP 15, hoy se celebró el día de la juventud.
Una ola de camisetas naranjas lleno el Bella Center, por todos lados se podían
leer las frases: ¿Cu¡ntos años tendr¡s tú en el 2050? y No pongan entre
paréntesis nuestro futuro (haciendo alusión al texto de
negociación). Los grupos de jóvenes manifestaron que: “Es necesario
hacer algo ahora, si seguimos esperando las metas de reducción los impactos
que enfrentaremos del cambio clim¡tico ser¡n irreversibles. Demos una
oportunidad a nuestro planeta, demos una oportunidad a nuestra supervivencia”,
fue el clamor de muchos.
Uno de los momentos m¡s emocionantes de esta
Conferencia ha sido la presentación de TUVALU,
quienes propusieron un Protocolo, que de acuerdo con uno de sus
representantes, no busca sustituir Kioto si no complementarlo, al incluir una
visión compartida y de largo plazo, así como metas para limitar el aumento de
temperatura a menos de 1.5ºC y estabilizar la concentración de Gases de Efecto
Invernadero (GEI) en 350ppm (partes por millón). De acuerdo con su
vocero las Partes en Copenhague deberían adoptar dos acuerdos
jurídicamente vinculantes: 1) Una modificación al
Protocolo Kioto y 2) un Protocolo Copenhague. Costa Rica y Australia
apoyaron esta propuesta, ya que consideran que un nuevo Protocolo ser¡ la
mejor manera de alcanzar las reducciones necesarias.
Japón también dio una buena noticia, pues aumento su
porcentaje de reducción del 18% original a 25%. Si bien estos
compromisos no son suficientes para alcanzar un acuerdo jurídicamente
vinculante, empiezan a dejar entrever la voluntad de los países por establecer
metas m¡s ambiciosas.
Claro, no todo es miel sobre hojuelas y mientras avanzamos en
algunas metas de reducción, algunos países de manera poco clara y
transparente est¡n debilitando los objetivos globales para REDD
(Reducciòn de Emisiones por Degradaciòn y Deforestaciòn). Sin este objetivo
existe un alto riesgo de que las emisiones por destrucción de los bosques se
prolonguen con efectos devastadores –uno de los miembros del Climate
Action Network (CAN) ha señalado que es como empezar una carrera sin saber
dónde est¡ la meta y sin un reloj que mida tu velocidad para saber cu¡ndo
parar. Los países en desarrollo necesitar¡n, forzosamente, de apoyo
financiero, no sólo para construir y fortalecer sus capacidades, pero para
detener la deforestación, proteger la biodiversidad y mantener la viabilidad
de comunidades forestales sustentables. Si países como Brasil e
Indonesia han puesto sobre la mesa ambiciosas metas de reducción de emisiones
controlando su deforestación y degradación, los países desarrollados
deben dejar ver el color de su dinero para el corto y largo plazo, por no
decir el INMEDIATO. Estamos acostumbrados a cosechar bosques para conseguir
dinero, ahora necesitamos cosechar dinero para salvar bosques.

Así termina el cuarto día de trabajo en esta Conferencia, en
donde como puede suceder de todo, unos extraterrestres de cara verde
empiezan a buscar líderes del Cambio Clim¡tico para motivarlos a
firmar un acuerdo jurídicamente vinculante.
Seguimiento dia a día del CEMDA en
Copenhague: