Caravana a
EU: aventura inédita por
la paz con justicia y dignidad
http://www.jornada.unam.mx/2012/08/14/opinion/018a1polC
Javier Sicilia en el City Hall, LA
http://movimientoporlapaz.mx/es/2012/08/14/javier-sicilia-en-el-city-hall-la/
Caravana a EU: aventura inédita por
la paz con justicia y dignidad
Juan
Ignacio Su¡rez Huape*
La
Caravana por la Paz, integrada por organizaciones mexicanas y estadunidenses,
viajar¡ m¡s de 9 mil 400 kilómetros, partiendo el 12 de agosto en San Diego,
California, concluir¡ el 10 de septiembre en Washington DC. Se efectuar¡n
actos en Los Ángeles, Phoenix, Tucson, Las Cruces, Alburquerque, Santa Fe, El
Paso, Laredo, McAllen, Brownsville, Harligen, San Antonio, Austin, Houston,
Nueva Orleans, Jackson, Montgomery, Atlanta, Fort Benning, Louisville, Chicago,
Cleveland, Nueva York y Baltimore.
Hasta este momento, m¡s de
100 agrupaciones de migrantes, iglesias, sindicatos, universidades, organizaciones
no gubernamentales y autoridades locales de las diversas entidades del país
vecino que tocar¡ la caravana se han adherido a esta convocatoria. Del lado
mexicano son docenas de organismos ciudadanos que impulsan esta iniciativa.
Setenta compañeros y compañeras
del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y otras instancias civiles y
populares, entre los que destacan representantes de diversas comunidades
indígenas en resistencia, llevar¡n la voz sobre la represión, el despojo y la
impunidad que priva a lo largo y ancho del país.
Encabezada por el poeta
Javier Sicilia, la caravana se encontrar¡ con la sociedad civil
estadunidense por medio del di¡logo y acciones pacíficas, impulsando
propuestas para cortar el flujo de armas ilegales a México, apoyando
alternativas humanas y de salud respecto a la prohibición de drogas y
demandando estrategias de seguridad efectivas y no violentas.
También buscar¡ una política humana de migración.
Los representantes de
diversas organizaciones de derechos humanos y de víctimas trabajaron durante
cuatro meses para definir las propuestas y la ruta que llevar¡ la caravana por
territorio estadunidense. Es la primera manifestación de esta naturaleza que se
desarrolla en Estados Unidos.
Constituye un reto monumental, como el tamaño de la tragedia que la
política actual, impuesta desde Estados Unidos en el supuesto combate al
narcotr¡fico, ha causado en América Latina y en particular en nuestro país.
Supuesto porque en ambos lados de la frontera el lavado de dinero del tr¡fico de
armas, indocumentados, droga y contrabando es casi intocable, sagrado, para los
gobiernos de México y Washington.
Los esc¡ndalos Sheldon Adelson, HSBC y Monex son apenas botón de
muestra. La repulsión a investigar a fondo los oscuros nexos políticos de estos
casos es similar en Washington y en México. Pareciera una estrategia binacional
que el dinero sucio financie las campañas electorales en favor de los grandes
poderes f¡cticos.
Tocaremos las puertas de
los centros financieros del imperio, donde los verdaderos barones de la droga
legalizan cotidianamente los ríos de dólares provenientes de la sangre, dolor,
luto y desolación del sur de la frontera estadunidense.
Durante un mes la caravana México-estadunidense celebrar¡ actos y
reuniones exigiendo al gobierno y sociedad de EU una respuesta al profundo
dolor causado la fallida guerra en contra de las drogas y la estrategia de
seguridad militarizada. Esperamos poner en el tapete del debate político la
doble moral de un gobierno incapaz de frenar la voracidad del mayor mercado
consumidor de drogas en el mundo.
Las organizaciones
acordaron centrar las demandas en la estrategia aplicada en México y creada
desde Estados Unidos para combatir el crimen organizado y que sólo ha
ocasionado miles de muertes, violencia, corrupción, desapariciones y decenas de
miles de familias afectadas.
La finalidad de la
caravana ser¡ impulsar el desarrollo de una estrategia binacional de paz y
solidaridad para detener la guerra. Un tema central ser¡ dar voz a la víctimas
de ambos lados de la frontera e inspirar solidaridad y di¡logo entre la
sociedad civil estadunidense para acabar con la guerra.
Poner en la agenda
política de Estados Unidos la necesidad de discutir abiertamente la reforma de
política de drogas que remplace el actual modelo policiaco y militar por uno de
salud pública.
Esta iniciativa coincide
también con la calificación de la elección presidencial en nuestro país,
tutelada hoy, ominosamente, por un general colombiano que tal parece ser¡ el
emisario de la continuidad de la guerra, para tranquilidad de los negocios
de los mercaderes de la muerte al amparo de la guerra.
Tenemos la esperanza de
contribuir a frenar esta guerra. Qué mejor que ir al corazón del país que
impone la guerra y la sangre como única alternativa. Es un hecho político que
abrir¡ nuevas puertas y escenarios.
Javier Sicilia en el City Hall, LA
Los Angeles, California, 14 de agosto de 2012 (Javier Sicilia).- Comienzo con unos versos de “Una fuerte lluvia va a caer”(A hard rain’s a.gonn fall) de Bob Dylan
¿Oh, qué viste, hijo mío de ojos
azules?/¿Oh, qué viste, mi querido muchacho?/ Vi a un recién nacido
completamente rodeado de lobos salvajes,/ Vi una autopista de diamantes
con nadie sobre ella,/ Vi una ensangrentada rama negra que permanecía
goteando,/ Vi una sala llena de hombres con sus martillos
ensangrentados,/ Vi una escalera blanca toda cubierta de agua/ Vi diez
mil de oradores cuyas lenguas estaban todas rotas,/ Vi armas y afiladas
espadas en manos de niños pequeños,/ Y es dura, y es dura, es dura, y es
dura,/Y es una dura lluvia la que va a caer
Oh, what did you see, my blue-eyed
son/¿Oh, what did you see, my darling young one?/I saw a newborn baby
with wild wolves all around it,/ I saw a highway of diamonds with nobody
on it,/I saw a black branch with blood that kept drippin,/ I saw a room
full of men with their hammers a-bleedin,/ I saw a white ladder all
covered with water,/I saw ten thousand talkers whose tongues were all
broken,/ I saw guns and sharp swords in the hands of young children,/
And it’s a hard, and it’s a hard, it’s a hard, it’s a hard,/ And it’s a
hard rain’s a-gonna fall
Porque, nuestros muertos y el dolor que
ha traído la guerra contra las drogas anuncian una fuerte y terrible
lluvia de m¡s dolor; porque necesitamos detenerla y encontrar el camino
de la paz y la justicia que marcaron los fundadores de esta nación y que
los gobiernos han perdido, guardemos un minuto de silencio.
Cuando los gobiernos pierden la claridad
que permite mantener el rumbo y el di¡logo entre dos países como lo ha
sido en el caso de las relaciones México/EU, es preciso que las
sociedades civiles de ambas naciones desplieguen una diplomacia
ciudadana que permita crear puentes de entendimiento, mecanismos
alternos de solidaridad y de construcción de una Agenda Binacional que
supere el callejón sin salida que se ha generado con la visión
militarista-policial de la guerra contra el narcotr¡fico, impuesta por y
desde los gobiernos de los dos países.
El di¡logo entre la sociedad civil
mexicana con su contraparte estadounidense, tiene que incluir a los
sectores “duros” (republicanos, Comando Norte, medios de comunicación,
etc.), porque como lo decía uno de los Padres Fundadores de esta nación,
Benjamín Franklin: “O caminamos todos juntos hacia la paz o nunca la
encontraremos”.
Parte de los errores estratégicos de
esta guerra es que la diplomacia, entre los gobiernos mexicano y
estadounidense, no ha hecho un esfuerzo serio para escuchar la opinión
de la sociedad civil en ambos lados de la frontera. Tal vez, sin
proponérselo, los dos gobiernos han decidido librar esta guerra en
solitario, excluyendo a sus propias sociedades que son actores
importantísimos del conflicto.
Los ciudadanos, en ambos lados de la
frontera, son la principal base de apoyo para implementar cualquier
estrategia de guerra o de paz. Ellos son los titulares del bono
democr¡tico que es necesario para lograr la gobernabilidad y la
credibilidad, valores sin los cuales no se puede crear ninguna política
pública.
Los ciudadanos son quienes hemos pagado
el m¡s alto costo de las erróneas estrategias en el combate al crimen.
Todos los días tenemos que enfrentar las impericias políticas de muchos
funcionarios, militares, órganos de inteligencia y aparatos de seguridad
tanto de México como de Estados Unidos. Por eso la mayoría de los
mexicanos y muchos ciudadanos estadounidenses que viven en la región
fronteriza y que son víctimas de estas estrategias erróneas, se siente
identificados con la agenda, las causas y la moral del Movimiento por la
Paz con Justicia y Dignidad. Esa agenda, esas causas y esa moral civil y
política tienen su rostro m¡s claro en esta hermosa herencia de otro de
los padres fundadores de esta nación, Thomas Paine, una herencia que
los gobiernos deben retomar y que tiene su base y su fortaleza en la
ciudadanía: Sólo “un ejército de principios puede penetrar donde un
ejército de soldados no puede hacerlo”
La paz como valor social siempre estar¡
siempre del lado de los ciudadanos y nunca del de los “señores de la
guerra”, porque “Jam¡s –decía Frnklin—hubo una guerra buena o una paz
mala”. Los ciudadanos de México y de Estados Unidos anhelamos la paz por
encima de las causas que dieron origen a esta guerra. Para los
ciudadanos, las justificaciones políticas o de seguridad nacional no
pueden estar por encima de la lógica de la paz.
Hoy, como alguna vez lo dijo John Adams,
el horror de la guerra y de la política nos ha enseñado que queremos la
paz para que nuestros “hijos puedan tener libertad de estudiar
matem¡tica y filosofía”.
Los mexicanos ya estamos hartos de los
expertos de la política y de la guerra, y que hemos tomado el camino de
actuar e favor de nuestros hijos, de nuestros niños, de nuestros
jóvenes, de nuestras mujeres y de nuestros hombres; hemos tomado el
camino de la paz y de la justicia que permita preparar un mundo donde
nuestros hijos, nuestros nietos y nuestros jóvenes puedan tener, como lo
pensaba John Adams, la libertad de disfrutar de la cultura humana que
la guerra y el crimen est¡n destruyendo. “Un gobierno sano y frugal
–recuerdo de nuevo a Jefferson– es aquel que hace desistir a los hombres
de dañarse mutuamente y los deja libres para regular sus propios
asuntos”. “La mayor amenaza a nuestra democracia –vuelvo para terminar a
ese gran ciudadano que fue Thomas Paine– no viene de aquellos que
abiertamente se oponen a nosotros, sino de aquellos que lo hacen en
silencio junto a nosotros”. alimentando la guerra y la violencia,
destruyendo la vida humana y las conquistas de la civilidad y de la vida
del espíritu.
Javier Siclilia