La paz es un estado de ser
Donna Simelunas canaliza a Saint Germain
Traduccion: Hortensia Galvis
R.
La paz es un estado de ser. Es estar
en el presente en armonía y balance con todas las cosas.
La paz existe cuando hay equilibrio
entre las dos polaridades. Cuando una situación se juzga como buena, o mala;
acertada, o errónea; justa, o injusta no se está creando paz. Porque donde hay oposición, no hay paz.
La paz es la comprensión de ambas partes, y en este estado no existe oposición a
nada.
Si dices que eres pacífico, pero
criticas a tu hermano, entonces no estás en paz. Si usas tu tiempo para pelear
contra el sistema, para rebelarte por las injusticias del mundo, para competir y
luchar contra lo que se presente, entonces no estás en paz.
La oposición se crea desde la
ilusión de estar separado del otro y desde el miedo. Estos dos estados de ser
crean una espiral descendente, que se recicla a sí misma, hasta que se toca
fondo. Entonces el hombre se abre a la Presencia “Yo Soy” y permite que su luz
brille, disolviendo toda oposición, con balance y amor. Cuando resuelves
cancelar tu oposición y tu rechazo, es cuando realmente te rindes a la voluntad
de tu Dios.
Dices que quieres paz, pero para
tener paz hay que ser paz. La única forma de ser paz es permitiendo a otros que
vivan sus experiencias, sin importar que tan tenebrosas puedan ser. Sabe que, si
estás sumergido en tu paz, su oscuridad nunca podrá afectarte, porque desde la
conciencia de paz lo único que se reconoce es la naturaleza verdadera de un
hombre, o sea la presencia de la Luz y del amor de Cristo en
él.
Si no apruebas el comportamiento de
alguien, lo indicado es hacerte conciente de tu rechazo. Luego puedes escoger
decirle que tú no estás de acuerdo con él, y mostrarle amorosamente una forma
más armónica de actuar. Si procedes en esta forma, tu acción estará alineada con
la paz, y creará paz. Pero si, ante la misma situación, sientes que la bilis te
revuelve el plexo solar, y la furia y el descontento te queman dentro, si
insistes ciegamente en imponer tu criterio, entonces tu acción no es una acción
de paz, sino de oposición.
Dices que sentarte y no hacer nada
tampoco sirve. Hay la posibilidad de que así sea, pero si te opones a lo que es,
crearás más guerra. ¿Y entonces qué es lo correcto? Permanece en paz y tendrás
paz. Imagina la paz, respira paz, sé paz y tendrás resultados de
paz.
No justifiques tu oposición alegando
que actúas para conseguir la paz. La paz del cielo no requiere batallas, ni
justificación. Para traer el cielo a la Tierra solo debes rendirte a aquello que
es tu verdadera naturaleza. La presencia “Yo soy”, dentro del espíritu, que no
sabe de oposición, y solo conoce paz.
Comprende que el amor, la salud, la
felicidad, la alegría y el éxtasis son el resultado de la paz interna. Mientras que la enfermedad, las
carencias, las luchas, el dolor, el rechazo y la crítica son el resultado de la
oposición. Si te opones a algo, porque crees que se cometió una injusticia
contigo, haz la paz con esa injusticia. En esa acción serás paz. Cuando ames
aquello que se opone a ti, sin caer en reacciones de miedo, sino siempre con una
respuesta de amor, tu mundo será transformado, y retornará a su verdadera
naturaleza: la paz.
Si buscas la paz fuera, y solo
encuentras oposición, ahí tienes una pista para saber que hay oposición dentro
de ti. Porque el mundo externo refleja al mundo interno. Si estás en paz lo
sabrás porque el mundo estará en paz contigo. No desestimes ni el menor gesto de
paz, porque un momento de pura demostración de amor y de paz puede cambiar al
mundo y crear milagros. Puede desintegrar las armas, y detener las balas en el
aire, puede inclusive derretir el corazón más oscuro de los señores de la
guerra. Paz y amor crean paz y amor.
Y, en el sueño de la
paz, todos los problemas del mundo pueden ser solucionados.
Traducción de Hortensia Galvis R. |