Algunos apuntes
sobre la Disciplina en el Sendero Espiritual
Academia
espiritual:
los
peligros del estudiante (discípulo)
y la
senda del Maestro
Por Leonardo Olazabal A.
Cuando un estudiante es admitido en una academia, centro (Dojo), escuela
(Ashram) para llevar a cabo una disciplina artística, profesional o espiritual y
Holística, se debe tener en cuenta:
Su condición física: El discípulo debe tener en cuenta sus limitaciones
físicas, su cansancio, su pereza, su ambiente; ya que el discípulo debe soportar
las condiciones surgidas por “atraer fuerzas” que lo más probable, en un
principio, él es incapaz de manejar. Lo nuevo siempre cuesta.
El segundo peligro reside en “su paquete emocional” o en lo que se conoce
como “ilusión astral”, que es en el que se encuentra y vive la humanidad. Este
plano emocional está lleno de “miasmas” (venenos) de las que el discípulo/a debe
desembarazarse a través del “discernimiento mental”. El Kiosaku (palo zen) o
castigo sobreviene al discípulo que permite en su vida, en forma persistente,
ser “ilusionado” (engaño, espejismo, visión confusa y alterada de la realidad).
El estudiante o discípulo en la senda del Maestro pierde el sentido del tacto y
el sentido común creyéndose algo “especial” y único. Esto atrasará su llegada a
la meta.
El tercer peligro prevalece mucho en nuestros días: es “el orgullo
mental” y su consiguiente incapacidad de trabajar en grupo. Hoy día progresamos
en forma grupal. Foros, asociaciones, unidades de servicio, emergen con un mismo
fin. Pero hay estudiantes de fin de semana, el “Discípulo Tramposo”, que se
disfraza de oveja, recoge información y al poco pasa a la imitación, y como el
pastor dijo a la serpiente que un día salvó: ¿Socorrerás a aquel que por ti de
la esfera de la vulgaridad te saco? ¡Pues no! porque en el fondo le falta amor.
Lleno de orgullo lo que aprende como una oportunidad única, lo estropea, mutila
y daña, revendiendo lo aprendido sin haberlo experimentado antes durante años...
Véase el Reiki, los masajes, el tarot, y otros cursos de “fin de
semana”.
Se dice que el alma es “amor y comprensión” y la vida del discípulo debe
ser una creciente sensibilidad hacia los impulsos del alma, llevando una vida
paralela de servicio externo que no le impida olvidarse de las pequeñas
necesidades de cada día. Así como el maestro debe vivir en la misma medida que
enseña y mantener claros los Valores y el Plan por el que trabaja.
El propósito de todo entrenamiento en las
diversas sendas o escuelas espirituales consiste en acrecentar en el discípulo
su capacidad para servir... a la humanidad, a la sociedad, a la familia, y si
queda un poco de tiempo, al maestro. Ello implica el intensificar cada día la
capacidad de amar a nuestros semejantes, comprender la situación evolutiva de la
humanidad y la del planeta entero, así como el esfuerzo intensificado y diario
de un compromiso renovado consigo mismo y con el maestro.
Hay que eliminar las simpatías o antipatías
personales procurando irradiar diariamente amor constante e iluminado, libre de
toda crítica. Alice A. Bailey dice:
“Cuando fracasa toda la ayuda externa y quienes
parecen tener autoridad difieren de lo que se siente, entonces las almas deben
depender de sí mismas y aprender a buscar internamente. Este contacto interno
con el Yo Superior (el Ser Creativo, el Artista) se pone de relieve por un
progresivo desarrollo y conduce a esa calma interna y confianza en sí mismo,
basados en la regencia del maestro o dios interno que convierte al ser humano en
instrumento de servicio mundial”.
Y añade: “No adopte tanto la actitud del devoto;
sea más impersonal y libre para servir en bien del servicio mismo y no por la
devoción a un instructor, a una causa o a una creencia. Muchos tienen la idea de
que el maestro o iniciado trabaja porque tiene conocimiento, yo diría también
que obtiene conocimiento porque trabaja”.
Otro elemento enriquecedor es cuando se nos dice
que todos los períodos de tensión o puntos de crisis en la etapa del estudiante,
son una preparación para crecer y obtener más responsabilidad. El trabajo
grupal implica sacrificio y muchas veces hay que hacer lo que nos desagrada y
-desde el ángulo de la personalidad- no suele ser el camino más fácil. Nosotros
mismos somos el obstáculo.
Cada corazón oculta su propia amargura. Cultive
la ternura, el amor, la compasión, esta es su principal lección en el sendero.
Aprender el total auto-olvido, servir con el corazón gozoso y con equilibrio.
Nos corresponde descubrir la manera de crecer con el sentido de proporción
necesarios. Lo que más necesitan los discípulos de hoy en día es controlar la
tensión nerviosa de la irritabilidad, que corresponde a la región del estómago y
del plexo solar. Aprendan a intensificar la aspiración espiritual interna.
Conozcan a los instructores o maestros por lo que son. Quienes ocupan una
posición elevada, guían a la humanidad y tienen la responsabilidad de sacarla de
la esclavitud y llevarla a la liberación. Ayúdenlos con amor y respeto porque se
hallan donde están, en estos precisos momentos, debido al destino individual y a
la guía de sus almas... Si queremos avanzar en la vida, debemos lograr un patrón
o conducta Espiritual de estabilidad Holística y Global.
Los dirigentes instructores/as o maestros/as
también tienen lecciones que aprender.
a) Deben aprender a permanecer
solos y curiosamente, lo logran si aman lo suficiente.
b) La lección
de la visión del Plan. El firme propósito y la fidelidad al
propósito.
c) Desarrollo
de un correcto sentido de la proporción. Todo verdadero dirigente –Profesor o
Educador– debe ser humilde porque comprende la magnitud de su tarea. Cuidando no
atarse emocionalmente pero sin prescindir de los
sentimientos.
d) El desarrollo del espíritu de
la síntesis, que le permitirá incluirlo todo y así establecer la cadena
jerárquica. En toda la Naturaleza existen niveles de Conciencia y
Vida.
e) Consiste en evitar el espíritu
de crítica que sólo conduce a erigir barreras y a perder tiempo. Se trata de
aprender a diferenciar el espíritu de crítica de la capacidad de analizar y de
aplicarlo prácticamente viendo la vida del Ashram-Academia o su plataforma de
acción desde el ángulo de trabajo y no sólo desde el maestro. Enseñar sin
dañar.
¿Puede imaginarse su reacción cuando -como
dirigente de un Ashram, grupo o asociación- deba cargar con la culpa de todo
fracaso, aunque personalmente no sea responsable? Aceptar sin represalias las
acometidas de aquellos a quienes está tratando de ayudar y que llegaron un día
sedientos y con un paquete emocional y mental totalmente enmarañado y
desencajado. Y ahora, que esperan demasiado de usted y lo obligan a vivir en el
resplandor de la opinión pública, ¿Qué hará cuando los colaboradores que ha
elegido sean incomprensivos, desleales, critiquen injustamente y enfrenten su
ambición a la suya, se nieguen a ver su punto de vista deliberadamente y hablen
de usted con otras personas para despertar resentimientos, probablemente sin
base alguna?
Estas son cosas que su personalidad no acepta
fácilmente y será mejor que su imaginación creadora empezara a ocuparse de esos
problemas a fin de que los emergentes principios del comportamiento aparezcan
con toda claridad. ¿Poseen ustedes en su corazón la virtud interna de aceptar
los errores y debilidades o, en el caso de los otros, admitir que se equivocó en
la técnica o método de acercamiento al juzgar o al hablar; y en el caso de que
fuera necesario evitar una ruptura o hacerlo en bien del trabajo?
He aquí con claridad el mensaje de los
Maestros Superiores de todos los tiempos. El Señor Buda nos enseñó que
utilicemos la técnica del desapego, del desapasionamiento y del discernimiento.
El Cristo nos enseñó la completa subordinación de la personalidad al interés y
al bien grupales entendido como amor a los demás. Y el Avatar de Síntesis de la
Nueva Era nos insta a comprender que lo único que tiene sentido es la técnica
acuariana de Amor y Trabajo grupales. Un estudiante nos decía: “Me estremece
pensar en abandonar al Instructor y su trabajo –que es lo “único real” ante
nuestros ojos– sería un náufrago en el océano de la sin-razón”. Y añade: “La
soledad sin el maestro no es perfume, sino que apesta”. Pero claro, hay que
aprender a volar en solitario. De todas formas, tengamos cuidado con esos “gurús
glamorosos” de ademanes y poses estudiadas y de su opuesto, los “listillos
intelectuales”, que mezclan sin ningún rubor términos de una Doctrina Secreta
cualquiera con astrología, visiones personales y cualquier otra cosa que esté de
moda en ese momento. Y como ya se ha dicho, cuídense sobre todo de esas personas
que vienen a tragarse todo lo que se les diga, dispuestos a trabajar y comerse
el mundo, poniendo ojos de lechuza y que a la postre resultan más pesados que
las piedras.
Una yogui entusiasta de las enseñanzas de
Paramahansa Yogananda nos recordaba lo que éste decía a su maestro Sri
Yuteswar... “Más suave que la flor, cuando se trata de amabilidad, fiero como un
león cuando enseñaba, más potente que el rayo, cuando los principios están en
juego”... Esperando haber contribuido a la reflexión que se hacen cientos y
cientos de estudiantes y discípulos de las técnicas de Yoga, Herméticas o
Artísticas.
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