COMPARTIENDO
COMPRENSIONES
Hermanos, que la
profunda conjunción humano-dévica nos dé la clave para avanzar. Somos seres en relación y todo lo que hacemos
en la vida es estar relacionándonos con nosotros mismos, con los demás, con el
ambiente y con Dios. ¿Todo? Si todo, nada más que relación es nuestra vida,
mostrándonos con ese hecho, si sabemos mirar más allá de lo evidente, que hemos
venido a enlazarnos, a crear vínculos con todo lo manifestado.
¿Cómo nos muestra la vida esta verdad? Con el dolor, cada vez que
rompemos una relación, sufrimos, cada vez que nos vemos, solos, separados,
sufrimos. El dolor, como siempre, nos indica que algo está funcionando
mal.
Con cada relación que profundicemos, vamos a comprender que en
verdad somos Uno con el que está a nuestro lado. Así nos vamos haciendo uno,
primero con los que tenemos más cerca de nuestros afectos y nos unimos hasta
sentir como somos la misma cosa, yo y tú, tú y yo. Cada vez que nos sentimos,
aunque sea por instantes uno con los demás, el gozo profundo invade nuestra
vida, mostrándonos que por este camino es por el que hay que
circular.
Cuando nuestra conciencia avanza, vamos integrando en nuestra
conciencia de “somos uno” a un número cada vez mayor de personas. Nos damos
cuenta de que cada relación rota, rompe la trama de la vida y trabajamos para
conservar las relaciones, para perdonar, para ser perdonados. Hasta un día,
glorioso para cada humano, en que la conciencia alcanza la inclusividad, que
llamamos fraternidad. Me doy cuenta de
que soy uno con todos los humanos, de verdad, que no hay nada que en lo profundo
me distinga de otro humano, no importa que forma externa pueda portar. Ese día,
la conciencia de mi alma Una con el Alma Una, se refleja en este plano de las
formas y ya no tengo nada más que perdonar.
Llegamos a ese estado en donde rompemos definitivamente el espejismo, que
ha sido llamado la máxima herejía, el espejismo de separatividad, habrá sido
disuelto dentro de nosotros y estaremos libres, para siempre, del dolor de
sentirnos separados. Como nos fue enseñado por el amado Jesús “la verdad nos
hace libres”.
Nuestra
conciencia seguirá creciendo y comprenderemos que también somos uno con los
seres de los otros reinos, animal, mineral y vegetal... y que somos uno con todo
lo manifestado en todos los planos, a los que tenemos acceso... hasta que
nuestra conciencia se integre a los mundos y más.
Dejemos
para siempre una de las grandes inversiones que sufrió nuestra conciencia al
individualizarse, creerse uno con la pequeña forma, cuando en verdad es Uno con
Dios.
Con amor
Marta Paillet
|