Existe una gran diferencia entre utilizar
nuestro tiempo (hacer algo con él) y hacer lo que queremos hacer. Si
consideraras todas tus actividades... ¿qué cantidad de ellas,
entraría en esta última categoría? Haciendo este simple
ejercicio, podrías medir la satisfacción que sientes con la vida que
llevas, mediante el porcentaje de tiempo que utilizas en hacer lo
que realmente quieres
hacer.
Cuando preguntamos a los empresarios que
trabajan 90 horas a la semana, si están haciendo lo que quieren, nos
dicen muy convencidos ¡Sí, por supuesto! Pero si les
preguntamos si están satisfechos, eso es otra
historia...
¿Y qué pasa con la mayoría de las
personas? ¿Están satisfechas? No estoy hablando de tener siempre
dispuesta una sonrisa para aparentar optimismo, o felicidad, sino de
esos momentos maravillosos, donde sientes que “el tiempo es tuyo”,
que estás haciendo lo que quieres. Esos momentos, cuando tu mente y
tu cuerpo lanzan un enorme suspiro... y después sonríes. ¿Tienes
tiempo para esos momentos? ¿Lo
tienes?
"El tiempo es lo único que realmente nos
pertenece;
aún quien no posee nada, tiene Tiempo"
-Baltasar
Gracian.
Matar al
Amor
Hubo una vez,
en la historia del mundo, un día terrible en el que el Odio, que es
el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes,
convocó a una reunión urgente a todos los peores sentimientos del
mundo y los deseos más perversos del corazón humano.
Todos
llegaron a la reunión con curiosidad de saber cuál era el
motivo de la convocatoria.
Cuando todos estuvieron habló el
Odio y dijo: "Os he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis
fuerzas matar a alguien". Los asistentes no se extrañaron mucho
porque era el Odio quien estaba hablando y él siempre quiere matar a
alguien, no obstante todos se preguntaban entre sí quién sería tan
difícil de matar, para que el Odio les necesitara a
todos.
"Quiero que matéis el Amor", dijo. Muchos
sonrieron maliciosamente porque más de uno quería
destruirlo.
El primer voluntario fue el Mal
Carácter, quien dijo: "Yo iré, y os aseguro que en un año
el Amor habrá muerto; provocaré tal discordia y rabia que no lo
soportará".
Al cabo de un año se reunieron otra vez y al
escuchar el comentario del Mal Carácter quedaron decepcionados. "Me
sabe mal, lo he intentado todo pero cada vez que yo sembraba una
discordia, el Amor la superaba y salía adelante".
Fue
entonces cuando, muy diligente, se ofreció la
Ambición que haciendo gala de su poder dijo: "En
vista que el Mal Carácter ha fracasado, iré yo. Desviaré la atención
del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder. Esto no lo
podrá ignorar". Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima
quien efectivamente cayó herida pero, tras luchar por liberarse,
renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó otra
vez.
Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a
los Celos, los cuales burlones y perversos,
inventaban toda clase de estratagemas y situaciones para despistar
el amor y dañarlo con dudas y sospechas sin fundamento.
Pero
el Amor confundido lloró y pensó que no quería morir, y con valentía
y fortaleza se impuso y los venció.
Año tras año, el Odio
siguió con su lucha enviando a sus más terribles compañeros: a
la Frialdad, al Egoísmo, a la
Indiferencia, a la Pobreza, a la
Enfermedad y a muchos más que fracasaron siempre,
porque cuándo el Amor se sentía desfallecer tomaba nueva fuerza y
todo lo superaba.
El Odio, convencido de que el Amor era
invencible, les dijo a los demás: "No hay nada que hacer". El
Amor lo ha soportado todo, ya hace demasiados años que lo intentamos
y no conseguimos nada.
De pronto, de un rincón del salón se
alzó alguien poco reconocido, que vestía todo de negro y con un
sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su
aspecto era fúnebre como el de la muerte.
"Yo mataré el Amor,
dijo con seguridad". Todos se preguntaron quién era este que
pretendía hacer sólo, lo que nadie había podido hacer. El
Odio dijo: "Ve y hazlo".
Tan solo había pasado algún tiempo
cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para
comunicarles que tras mucho esperar, al fin el Amor HABÍA MUERTO.
Todos estaban felices, pero sorprendidos.
Entonces el del
sombrero negro habló: "Aquí os entrego el Amor totalmente muerto y
destrozado", y sin decir más se fue. "Espera", dijo el Odio, "en tan
poco tiempo lo has eliminado del todo, lo has desesperado y no ha
hecho el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres
tú?".
Entonces mostró por primera vez su horrible rostro
y dijo: "Soy la Rutina" .