Dios
vive en ti
La felicidad tiene
que ser descubierta una vez más. El develar la felicidad es la tarea
del hombre y la mujer que labran el camino de la
liberación.
¿Cómo emprender este viaje si no existiera una
promesa? Una promesa desde lo más profundo del corazón del universo
que te asegura que tu liberación es posible...
Esta es la promesa que Dios te ha
hecho, la promesa que te dice que todo será concedido y es posible
solamente si buscas la respuesta.
El corazón del universo palpita
lleno de amor esperando a que confíes en su promesa. Esta promesa te
da la fuerza para que no te detengas en tu camino.
Confía en la gracia divina, confía
en tu corazón, confía en el corazón del hombre, a pesar de parecer
difícil, no lo es... Sólo necesitas amor y entre más amor
despiertes, tu caminar será más fácil.
Pero el amor tiene
que ser cultivado, el amor no nace de la nada, el amor sólo nace de
acciones conscientes, de pasos tomados con ojos
abiertos.
El amor nace del esfuerzo de días
enteros en su búsqueda y no solamente días, también semanas y años y
quizás vidas...
Este en realidad es un precio muy
bajo para tan gran riqueza....
La promesa del universo no contiene
la misma calidad de tus promesas, por eso es que no confías en esta
gran dádiva, simplemente porque tus promesas no las haz hecho con el
corazón solo han sido de tu boca...
Tu corazón tiene que pasar por una
alquimia, un proceso de transformación donde lo bajo se convierta en
lo alto, donde la oscuridad se convierta en luz, donde el odio se
convierta en amor y sobre todo donde lo que está dormido
despierte.
Siéntate
cómodamente y cierra tus ojos. Escucha esa voz que viene desde lo
más profundo de tu corazón.
Vive con
emoción tu vida, Vive con pasión creativa.
Vive
simplemente con la alegría de estar vivo y cuando estas pequeñas
cosas sean una realidad en tu vida, en ese momento esa promesa se
hará realidad.
La liberación
estará en frente de ti. Tu caminar te llevará a descubrir y ver con
tus propios ojos lo que sabías desde el momento de tu nacimiento
pero que nunca lo hacías real...
Que Dios vive en
ti..