Ahora también es el
momento de tener un recuerdo agradecido. Son muchos quienes a lo
largo de un año hayan dejado su huella en ti. Experiencias sobre las
que puedes recordar nombres. Quizá algunos te hayan lanzado a una
aventura para sacar algo de ti y despertar tu “yo dormido”,
conseguir aquello que te parecía imposible, cambiar, crecer y
madurar. Descubrir en ti las huellas de “otros amigos” encontrados a
lo largo del camino, todo esto es motivo de alegría y gratitud. Es
motivo de gratitud el que hayas podido experimentar, creer en la
vida y en tu capacidad de encuentro, creer que alguien haya podido
ayudarte a descubrir lo mejor que existe dentro de ti.
Agradece a:
-
Aquellos que desde su
manera de ser, te ayudaron a ser más humano, más sencillo, más
sensible a las cosas de la vida.
-
Aquel que inesperado y
oportuno supo escucharte comprensivo.
-
Aquellos con quienes
compartiste tus ratos de juego.
-
Aquel que te ayuda a
develar tu riqueza interior.
-
Aquel que con su gran
bondad te hizo ser sencillo.
-
Aquel que descubriste un
día y “se quedó en ti”.
-
Aquel que corrigiéndote con
cariño te hizo caminar.
-
Aquel que con su vida
incansable te animó a luchar.
-
Aquel que sin cansancio
siempre esperó lo mejor de ti.
-
Aquel que te exigía siempre
haciéndote crecer en la grandeza.
-
Aquel que te hace sentir
importante cuando necesita de ti.
-
Aquel que estando lejos lo
sentiste cerca.
-
Aquel que con su desacuerdo
te hace descubrir tu verdad.
-
Aquel que sabes que te
quiere y siempre te espera.
-
Aquel que siempre te anima
a ver lo positivo.
-
Aquel que te quiere como
eres animándote a crecer.
-
Aquel que con su necesidad
de ti hizo que te sintieras “único”.
-
Aquellos que con su
experiencia interior te ayudaron a creer en los demás y quizás a
conocer a Dios.
“El profeta le dijo al
joven:
Que lo mejor de ti sea para tu
amigo
Puesto que él conoce tu
bajamar
deja que también sepa tu
pleamar.
Y no lo busques para matar las
horas
sino para vivir las
horas.
Porque su papel es llenar tus
necesidades,
pero no tu vacío.
Y que en la dulzura de la
amistad
haya risas y placeres
compartidos.
Porque en el rocío de las
pequeñeces
el corazón encuentra su mañana y se
refresca”.
Poema de Kalil
Gibran.