Construye tu
destino
Manifiesta tu yo íntimo y realiza tus
aspiraciones
Por
Wayne W. Dyer
¿Cuántas
veces, en un momento de desesperanza o de desconsuelo, te has dicho:
«Necesitaría cambiar, pero soy así y no puedo hacerlo»? Todas esas veces te has
engañado respecto a tu capacidad de actuar sobre tu destino. Porque dentro de ti
tienes el poder para conseguir todo aquello que puedas desear. Para hacerlo, no
tienes más que volcarte en tu interior. Esta obra te enseñará qué tienes que
buscar en él: son sólo nueve principios, nueve pistas que no te convertirán en
alguien nuevo, pero sí que te permitirán aflorar lo mejor que, dormido, tienes
en tu interior. Principios tan sencillos como confiar en ti mismo, reconocerte
en lo que eres y mereces, ser generoso y agradecido, aceptarte como parte de un
todo, lo que hará que tú también seas ese todo. Construye
tu destino no te cambiará la vida. Pero será la indispensable herramienta para que
tú la cambies.
Octavo
principio
Desvincúlate
pacientemente
del resultado
• Considera todos y cada uno de los obstáculos
que encuentres como lecciones, no como indicaciones de fracaso. Ten en cuenta
que estás practicando la paciencia y la desvinculación del resultado. Cuando
algo parezca ser obstáculo, no utilices ese hecho material para negar la
existencia de la energía universal que es tu esencia.
Una vez más, eso es cosa de tu ego, que desea
hacerte creer que es él el que domina tu vida, no Dios. Si el ego consigue
convencerte de que todo esto no son más que tonterías, y de que esos obstáculos
constituyen una demostración positiva de que Dios te ignora, habrás vuelto a
caer bajo su influencia.
Todo aquello que aparece en tu vida tiene un
propósito. Eso incluye las caídas, que te proporcionan la energía para
impulsarte hacia un estado más elevado de conciencia.
Manifestar supone un estado de conciencia
superior al que experimentas cuando crees que vas de un lado a otro según la
voluntad caprichosa de tu entorno y de un jefe que está a cargo de todo. Cada
obstáculo, por difícil o imponente que parezca, es una prueba que se te plantea
para que demuestres tu fe y tengas la certeza absoluta de que has desterrado
toda duda.
Cuando parezca que las cosas no se
materializan tal como habías planeado, recuerda que eres infinitamente paciente
y que estás desvinculado de cualquier programa concreto. La mayoría de las
bendiciones que aparecieron anteriormente en tu vida, y también en la mía,
fueron precedidas de tropiezos que no estábamos seguros de poder superar. Pero
las superaste, igual que yo, y en el fondo de mi corazón sé que todos los
progresos se ven generalmente precedidas por una caída de algún tipo. Tiendo a
considerar esas caídas con gratitud, antes que con desánimo.
El conocimiento que poseo sobre mi capacidad
para manifestar la esencia de mis deseos es tan fuerte, que puedo mantener mi
paciencia y desvinculación acerca de cómo se mostrarán los detalles, incluso a
la vista de lo que pudiera parecer como algo insuperable. No hay fracaso cuando
uno se desvincula de la forma en que aparece algo. Funciona. Debes saberlo así y
permitir que el universo se ocupe de todos los detalles.
• Elimina todo juicio de tu práctica de la
manifestación. La ley universal no es una energía dual. No funciona según el
mismo dualismo que actúa aquí, sobre el plano terrenal. No discrimina o actúa
sobre la base bueno/malo, correcto/incorrecto. Sólo hay una energía que lo
impregna todo, y todo forma parte de ese poder. Por su misma naturaleza, la ley
universal está en equilibrio, de modo que todo aquello que desees debe estar
también en armonía con el reconocimiento de la divina fuente universal de la que
todos reciben su energía vital.
Esto exige que uno esté dispuesto a superar su
inclinación a juzgar aquello que aparezca en su vida como bueno o malo, correcto
o incorrecto, atractivo o poco atractivo, etcétera. Tus juicios detienen el
flujo de la energía universal hacia tu vida y te enajenan del poder divino. No
es que se te vaya a castigar por ello, sino más bien que tu reconocimiento
alterará el flujo natural de esa energía hacia tu vida.
Tu capacidad para manifestar depende en buena
medida de tu propia voluntad para dejar atrás el inconsciente colectivo, los
juicios colectivos que constituyen la totalidad de las creencias humanas. Los
numerosos juicios que albergas sobre el mundo, inhiben tu capacidad para
manifestar los deseos de tu corazón. Desvincularte de esas creencias es uno de
los mayores desafíos de tu vida.
Tienes que abandonar este inconsciente
colectivo dejando en suspenso los juicios y las creencias que abrigas, para
entrar resueltamente en el mundo de lo desconocido. Probablemente,
experimentarás una sensación de pérdida y quizá un sentimiento de soledad al
abandonar la costumbre de enjuiciar las cosas. La recompensa es que empezarás a
expandir tus propias percepciones y a aceptar que aquello que crean los demás
son percepciones que sólo a ellos les atañen, y no necesariamente hechos, como
tú crees. Lo que el inconsciente colectivo ve como límites a tus capacidades, tú
sabrás que es una falsa percepción.
No necesitarás entrar en conflicto con esta
conciencia, porque habrá entrado en una vibración superior en la que no hay
límites. El plano físico terrenal tiene tus límites. Tú, sin embargo, resides
ahora en la inteligencia universal responsable de la existencia de ese plano
físico terrenal. Da el gran salto, dejando atrás todo juicio, y acepta todo lo
que te llegue desde esa ilimitada fuente de energía.
Podría tratarse de una simple tarjeta de
visita que encuentras mientras caminas por la playa, o puede adoptar la forma de
un libro o una cinta grabada, o de un mensaje que iba destinado a otra persona
pero que acabó por error en tu buzón de correos. Todas estas pueden ser pistas
que te conduzcan a algo. Evita emitir juicios acerca de cómo ha llegado algo a
tu vida, y niégate a asumir los juicios colectivos que impregnan las creencias
de la mayoría de la gente con la que te encuentras. Aproveche esta inteligencia
universal mediante la observación regular de tus manifestaciones, que se
producen, esencialmente, en cada uno de los acontecimientos que ocurren en tu
vida.
Al observar lo que llega y lo que desaparece,
trata de hacerlo sin emitir juicios, dejándote llevar por un sentimiento de
aceptación completa y liberándote de la influencia de tus pensamientos. Tu mente
querrá participar en el juego de emitir juicios. Recuerda que estás sintiendo
como si lo que deseas manifestar ya estuviera en tu vida. Tu mente no estará de
acuerdo, por eso tienes que aprender a dejar en suspenso tus juicios. Quizá te
digas a ti mismo: «Soy rico y feliz», y tu mente te contradiga: «No lo eres». Te
encuentras así con un choque entre dos energías opuestas: tu deseo contra lo que
te dice tu mente, con todos sus juicios y su negatividad.
Este choque es una advertencia de que no vas a
entrar en el reino de la manifestación. No conseguirás ser un manifestador hasta
que hayas descartado meticulosamente toda negatividad que puedas haber heredado
del inconsciente colectivo. Tienes que entrar en una nueva dimensión, y eso es
algo que no se consigue abandonando el plano terrenal, sino realizando un viaje
interior.
En ese mundo interior, cualquier cosa que
puedas imaginar es en realidad una parte de ti mismo, ahora. Tu proclamación de
ser rico y feliz, tomada por ese mundo interior que no juzga, te conducirá a
sentirte rico y feliz. Esto te llevará a tu vez a empezar a actuar de un nuevo
modo. Empezarás a crear una nueva realidad concreta de riqueza y felicidad
dentro de ti mismo, a medida que generas una actitud positiva hacia todo lo que
encuentres. No hay juicios, sino simplemente la sensación de haber manifestado
ya aquello que es tu deseo.
Recuerda que la ley universal es neutral y
está en todas partes, y que no le preocupa si recibes o no el deseo de tu
corazón. En consecuencia, debes recorrer el camino de la manifestación con
entusiasmo y con una total ausencia de juicio. Vas a recoger algo que ya está
ahí y que te pertenece, sin el menor género de dudas, con la feroz determinación
de recibir aquello con lo que ahora estás alineado en tu mundo interior de
energía que no juzga. Esta ley no discrimina. Recibe tu energía y te aporta lo
que tú mismo pones. Tienes que confiar en ella y estar totalmente libre de
prejuicios acerca del método y el momento de la entrega.
Tu mente intentará utilizar la lógica, pero la
manifestación no es lógica. Tu mente tratará de emplear la negatividad,
insistiendo en que eres demasiado viejo, estúpido o no mereces nada, que nunca
consigues nada, que has deseado otras cosas en el pasado y te han decepcionado,
y que no hay razones para esperar que las cosas vayan a cambiar ahora. Esto se
debe al apego de la mente y del ego a los resultados y al pasado. A pensar
utilizando un conjunto lógico de creencias que ha adoptado a partir de la
conciencia colectiva tribal, y que te ha sido inculcado desde que llegaste a
este plano físico. Al recibir de tu mente esta clase de consejo, da las gracias
por la información pero debes decirte: «Me niego a aceptar ninguna energía que
contradiga el poder ilimitado que hay dentro de mí, y voy a continuar con mi
manifestación».
La ley universal es mucho más magnánima que la
mente. Recuerda que es ilimitada, que no conoce fronteras y es omnipresente.
Existe en una dimensión más vasta que la mente. Esta es la razón por la que la
mente ni siquiera puede comprender la fuente universal de la energía. Tu mente
cree que es el final de toda experiencia y conciencia, y la estás utilizando
para afirmar o negar lo que existe más allá de ella. Es realmente una gran
paradoja.
Pero puedes empezar a confiar en lo que desea
tu mente yendo más allá de ella. La meditación y los sentimientos intuitivos son
dos formas de superponerse a la mente. Se pone el énfasis en desvincularse de
las creencias del inconsciente colectivo, negándose a juzgar y permitiendo
pacientemente que la fuente universal te provea con aquello con lo que ahora
estás totalmente alineado dentro de tu mundo interior.
• Aprende a relajarte en paz y a conocer.
Desvincularse del resultado significa evitar el proceso de precipitarse y
presionar a lo largo de la vida. Piensa en aquella bellota que se plantó en el
suelo y que va camino de manifestarse como un roble. Imagina que te pones a
excavar la tierra después de tres semanas para comprobar cómo le van las cosas y
ver si puedes hacer algo para acelerar el proceso, de modo que este encaje en el
programa que te has puesto. Evidentemente, la bellota y el roble perecerían como
resultado de tus esfuerzos para acelerar el proceso.
La inteligencia universal funciona a su propio
ritmo perfecto. Proveerá tus deseos cuando estés alineado con los nueve
principios detallados en este libro. Esa entrega queda garantizada por la
ausencia de duda que tú mismo cultivas, por la total confianza en la presencia
de esta energía en todas las cosas, incluida aquella que vas a atraer a tu vida.
La mejor manera de desvincularse pacientemente es relajarse, confiar, no
presionar.
La inclinación a presionar y forzar las cosas
indica que tu mente sigue dudando y exigiendo un resultado. Tu capacidad para
confiar en tus sentimientos y permitir que estos, y no tu ego, sean los
conductores de tu vida. Esa es la clave para manifestar el deseo de tu
corazón.
• Utiliza afirmaciones para mantener el flujo
de energía y para desvincularte del resultado. La información más útil que puedo
proporcionarte en este sentido es bastante simple: «Soy infinito y universal, y
confío en el poder divino del universo, que también está dentro de mí». Conserva
esto siempre en tu conciencia y utilízalo para mantener el flujo de energía
universal en tu vida. Al hacer diariamente esta clase de afirmaciones te
desprendes de la impaciencia natural que hay en tu mente y te desvinculas de los
resultados, y permites que la fuente fluya en tu vida, sin impedimento
alguno.
Sé consciente de la buena marcha de las cosas
en tu fuente interior de energía y de que surgirán las personas adecuadas para
ayudarte en tu manifestación. Procura estar abierto a tu energía e imagínate a
ti mismo evolucionando feliz y fácilmente a través de cada experiencia del
día.
Esta afirmación, utilizada por la mañana, te
permite llegar al fondo de tu ser y reconocer tu belleza infinita y el lugar
perfecto que ocupas en todas las cosas que forman parte de este día. Esta
afirmación te protegerá contra la negatividad a la que te verás expuesto por el
lado del inconsciente colectivo y por el lado de las creencias que ya no forman
parte de tu mundo interior.
Con esto concluye el octavo principio de la
manifestación espiritual, que implica trascender la propia mente y la mente
colectiva que ha estado contigo desde tu concepción. Exige de ti que seas
paciente cuando tu mente exija resultados, y también que te desprendas de la
preocupación de esta con respecto a esos resultados y que confíes en algo que tu
mente no puede ver y que tu cuerpo no puede imaginar con sus limitados medios
perceptivos, conocidos como sentidos. Exige que dejes que tus sentimientos más
profundos se conviertan en una guía para tu vida, y que confíes en esa guía. Y,
lo más importante de todo, te pide que te permitas a ti mismo conocer y ver la
infinita luz blanca del espíritu vivo que te rodea y te protege, y que te
proporciona todo aquello que puede imaginar tu espíritu interior, como una pieza
del espíritu universal infinito.
Una vez que perfecciones esa paciencia
infinita, demostrarás tu confianza en algo distinto a tu propio cuerpo/mente
limitado, y permitirás pacíficamente que tus deseos se manifiesten a su modo y a
su debido tiempo.
El noveno y último principio de la manifestación espiritual
implica la necesidad de estar eternamente agradecido, de ser generoso y ponerse
al servicio de los demás.
Este es un Servicio del Centro Escuela Claridad (www.escuelaclaridad.com.ar)
a través de su Red Unión Global de Luz. Boletín editado y distribuido por Juan
Angel Moliterni (claridad@argentina.com).
Alentamos a todos a redistribuir, sin fines de lucro, por vía electrónica,
siempre y cuando se respeten los créditos del servicio, los autores y se
mencionen la fuente y enlace. Si deseas realizar una contribución amorosa
visita: http://www.escuelaclaridad.com.ar/Colabora.htm
|