A
los pies del Maestro - Krishnamurti
Uno no puede vivir sin
seguridad. La seguridad física es el primer instinto animal;
necesitamos tener casa, comida y ropa. Pero psicológicamente,
la manera en que interpretamos esa necesidad de
seguridad genera caos dentro y fuera. La psiquis, que es la
estructura misma del pensamiento, también quiere seguridad
interna, en todas las relaciones y ahí es donde surge el
problema. Todo el mundo necesita seguridad física, no sólo
unos cuantos, pero negamos esa seguridad física para todos
cuando pretendemos conseguir seguridad psicológica mediante
las naciones, las religiones, la familia.
Interlocutor: ¿Cómo
afrontar la violencia de los demás?
Krishnamurti: Si mi
vecino es violento, ¿cómo debo afrontarlo? ¿Poner la otra
mejilla? A él le gustaría. ¿Qué debo hacer? ¿Haría esa
pregunta si realmente no fuera violento, si no hubiera
violencia en usted? Escuche eso. Si en su corazón, en su
mente, no hay violencia, odio, amargura, ningún sentido de
realización, de querer ser libre, nada de violencia, ¿haría
esa pregunta de cómo lidiar con ese vecino violento? ¿O sabría
qué hacer ante el vecino? Otros pueden decirle lo que debe
hacer si es violento, pero puede que usted no sea violento, y
en ese momento en que su vecino reacciona violentamente sabrá
como afrontar esa situación. Sin embargo, una tercera persona
que lo observa puede decir: “Usted también es violento”, pero
usted sabe que no es violento. Por consiguiente, lo importante
es que usted no sea violento, no importa como le llame la otra
persona diga.
Cuando el cerebro
afronta la violencia sufre un cambio químico muy rápido,
reacciona más rápido que un rayo. Todo el cuerpo reacciona y
hay una respuesta inmediata; puede que uno no devuelva el
golpe, pero la misma presencia de la ira o del odio es la
causa de esa respuesta y la acción consecuente. En presencia
de una persona enojada, observe lo que sucede si uno está
atento y no responde. En el momento en que presta atención al
enojo de esa persona y no reacciona, hay una respuesta del
todo diferente. El instinto de uno es reaccionar al odio con
el odio, al enojo con el enojo, hay un brote químico que crea
una reacción en el sistema nervioso. Pero si uno permanece en
completa calma en presencia del enojo, se produce una acción
muy
diferente. |