La ilusión se
halla gobernada por dinámicas de energía impersonal.
Inicialmente ha recibido su forma de la ley del
karma. Es el karma de su alma el que configura
cada personalidad, así como las intenciones
inconscientes con las que ha nacido. Esas intenciones
dan forma a la ilusión de esa personalidad, a su
realidad en la escuela terrenal, hasta que se ven
sustituidas por otras intenciones, inconscientes o
conscientes.
Si las
reacciones de la personalidad le crean al alma un karma
adicional, y si ese karma no puede alcanzar el
equilibrio durante el tiempo de vida de esa
personalidad, ese karma contribuye a la formación de
otra personalidad, y las intenciones de esa personalidad
crean, a su vez, su ilusión, su realidad en la escuela
terrenal, y así
sucesivamente. |